Martin Parr, el hermano incómodo

Comentarista social fundamental, Parr es como un hermano burlón que revela los secretos familiares que preferirían callarse.

Por Óscar Colorado Nates*

Martin Parr es un fotógrafo que ha sacudido las estructuras fotográficas y sociales para presentar su punto de vista sobre el consumismo, la clase media, los súper ricos o el turismo.

Hay quienes opinan que es mejor no adjetivar a un fotógrafo, sino dejar que sus obras y acciones hablen por él. Sin em­­bargo, al pensar en Martín Parr es imposible evitar que inunden la mente un mar de calificativos tales como ingenioso, incisivo, sardónico, cáustico, chispeante, burlón, satírico, irónico, punzante, virulento, sarcástico, ocurrente, mordaz, agudo, perspicaz… Todo eso y mucho más es Martin Parr.

Como bien dice Belén Ginart: “A medio camino entre el artista y el sociólogo, Parr indaga en el entorno cotidiano para analizar las constantes, las miserias y las contradicciones de la sociedad globalizada.”[1]  La fotografía de Martin Parr es, a un tiempo, sobre la incongruencia y la yuxtaposición. [2]

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Su influencia en el mundo de la fotografía ha sido mayúscula. Daniel Meadows, respetado fotógrafo y docente de la Cardiff School of Journalism, Media & Cultural Studies, dice que muy pocos británicos han cambiado nuestra manera de ver, pero Bill Brandt, Don MacCullin y Martin Parr lo han logrado.[3] Durante tres décadas ha retratado a sus compatriotas y su ojo se ha posado en otros fenómenos y realidades globales, como bien dice Fátima Uribarri, con una mirada siempre auténtica, aunque no necesariamente de adulación.[4]

A pesar de las críticas e incomprensiones, Martin Parr se ha convertido en uno de los fotógrafos británicos más importantes e influyentes del mundo.[5] Las fotografías de Martin Parr contienen capas de valor que parecen disfrazadas a través de imágenes aparentemente incompetentes o ameteur. Por ejemplo, la imagen de un hombre en la playa junto a su mujer y que observa una revista con una mujer en bikini, podría estar sacada de cualquier Instagram o Facebook de un principiante. Pero las fotografías de Parr son agudas observaciones de fenómenos sociales. La fotografía de la pareja alude al tedio, a la idealización en contraposición con la realidad, a la imposición social, los estereotipos o nuestra forma de vivir basada en el consumo. Así que estas fotografías no esperan ser valoradas según los cánones del modernismo que imponen la forma por encima del fondo. Todo lo contrario: Parr observapreserva. En algunos casos sus fotos son directas, inconfundibles. En otras realmente son parábolas visuales. Indudablemente son fotografías que implican una operación mental para el observador, cuyo primer instinto podría ser desecharlas sin más.

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La fotografía de Parr es engañosa porque cuando se mira por primera vez, su obra parece el pase de diapositivas de un fotógrafo amateur más que el trabajo de un documentalista de la Magnum Photos. Y no sólo es miembro de esa distinguida agencia: fue su presidente. Ese simple hecho debería llevarnos a hacer una pregunta sencilla: ¿Por qué?

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¿Cómo logró un muchachito de clase media común y corriente sacudir los cimientos de la agencia fotográfica más importante del mundo? ¿Cómo llegaron sus fotos de aspecto amateur a los muros de la National Portrait Gallery? ¿Por qué Martin Parr es tan alabado y, al mismo tiempo, tan criticado e incomprendido? ¿Por qué algunos lo adoran mientras otros lo detestan? ¿Qué mérito tienen sus fotografías para aparecer en más de 90 libros? ¿Por qué ha recibido tantos premios? ¿Cómo pueden estas fotografías aparentemente banales haber sido expuestas en más de 120 exhibiciones en museos de arte contemporáneo en todo el mundo? ¿Qué tiene que ver su coleccionismo pertinaz con su manera de juzgar al mundo desde una cámara? Este es Martin Parr, y esta una de las carreras más inusuales en la historia de la fotografía.

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De Surrey al mundo

Martín Parr nació en Epsom (Surrey), Reino Unido, en 1952.[6] Era un chico de clase media y un ávido coleccionista de historietas; de hecho recolectaba todo lo que caía en sus manos: monedas, estampillas, botellas…[7] Hijo de ornitólogos, su primer acercamiento a la fotografía ocurrió por la influencia de su abuelo, a quien visitaba en Yorkshire durante las fiestas.[8]  Parr añora aquellos días con su abuelo: “Recuerdo salir con él a fotografiar, hacer excursiones de un día juntos para luego regresar a revelar los rollos de película, hacer impresiones… Era algo que me emocionaba mucho”[9].

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Martin Parr creció en Epsom (Surrey), al sur de Londres.

El abuelo le prestaba una cámara a su nieto que tendría, por aquel entonces, unos 13 o 14 años. Revelaban la película y hacían ampliaciones. En aquella época Parr toma su decisión vocacional definitiva: Sería fotógrafo.

Par realizó sus primera fotos en un establecimiento de fish & chip en Guiseley.[10] Una escena le interesó: el aburrimiento familiar, las mesas sucias, el aroma fritanguero… Todo lo capturó con su cámara. “Sentí que ese momento era digno de inmortalizarse y me quedé enganchado de inmediato”.[11]  Era 1965.[12]

El Manchester Polytechnic

Cuando llegó el momento, Martin decidió estudiar fotografía en el Politécnico de Manchester (1970-1973).[13] La escuela no le agradó: Los primeros cursos estaban plagados de teoría que le disgustaba mucho. Luego de reprobar los exámenes del primer año surgieron dudas de su elección vocacional. Sin embargo, Alan Murgatroyd le persuadió de seguir estudiando.[14]

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El politécnico de Manchester

Parr confiesa:  “En la universidad aprendí todas las técnicas de estudio básicas, pero me cansé de todo esto y empecé a trabajar por mi cuenta en proyectos propios.”[15] Así, el joven fotógrafo comenzaba su propia, y poco ortodoxa, andadura.

Influencias tempranas

Parr se inició haciendo fotografías en blanco y negro porque, confiesa, en aquella época “…era lo que se hacía.”[16] Recién egresado de la escuela, retoma el hilo estilístico y temático del británico Tony Ray-Jones, fotógrafo que inició el comentario social británico desde la cámara.

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Tony Ray-Jones

Este fotógrafo de Wells (Somerset) se distinguió por su humor y por capturar a los británicos en su jugo y sin anestesia. Desgraciadamente Ray-Jones falleció, prematuramente, a los 31 años de leucemia. Dice Parr: “[Tony Ray-Jones] Fue capaz de retratar el espíritu del tiempo como nadie lo había conseguido antes.”[17]

Entre las influencias de Parr también se sumaron el suizo Robert Frank y el estadounidense Garry Winogrand quienes le impactaron e influyeron para aplicar “…una mirada socarrona a sus congéneres.”[18] Para consuelo de Parr, tanto Frank como Winogrand fueron igualmente atacados e incomprendidos.

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Para comprender la obra de Martin Parr es fundamental acercarse y revisar a fondo el trabajo, motivos, implicaciones y reacciones tanto de Frank como de Winogrand. Sin esto, la obra de Parr es mucho más difícil de ser evaluada.

Garry Winogrand, una de las influencias de Parr:

El suizo Robert Frank también inspiró a Martin:

Los inconformistas

Recién había concluido la escuela cuando comenzó a realizar fotografías. De esta época son sus primeras series fotográficas: The Non-Conformists, Bad Weather, Beauty Spots o A Fair Day.[19] Son trabajos en los que hay una enorme afinidad con Tony Ray-Jones. Se trata de imágenes de una comunidad que buscaba sobrevivir la migración de los jóvenes quienes se mudaban a los centros urbanos.[20] Se trata de una reflexión visual acerca de las comunidades que son abandonadas paulatinamente y que buscan, desesperadamente, mantener sus costumbres y salir adelante.[21]

Resulta un gran reto, pues  The Inconformists no trata tanto sobre la lucha de una comunidad, como de convertir en interesante una realidad que se antojaba, la más de las veces, francamente insípida.

Y se hizo el color

Martin Parr se mudó a Irlanda tierra caracterizada por nubarrones y sempiterno cielo grisáceo: le resultó simplemente chocante. Por otro lado le interesaban muchos las postales de John Hinde[22], célebres por su cromatismo y que se vendieron por millones. El propio Parr reconoce: “Su brillante color saturado me impactó mucho.”[23] Hinde (Gran Bretaña, 1916-1997) se caracterizaba por un color vibrante en sus imágenes y su cuidadosa planificación.  Ante una atmósfera sombría, el color que encontró en aquellas postales[24] le pareció la mejor manera de contrarrestar el aspecto siniestro que le rodeaba.

Al mismo tiempo, en Estados Unidos comenzaba un nuevo movimiento fotográfico. Figuras como las de Joel Meyerowitz, Stephen Shore o William Eggleston desafiaban los convencionalismos y aquella idea de que la fotografía seria debía ser en blanco y negro. para consuelo de Parr, tanto Eggleston como Shore recibieron críticas ácidas e incluso crueles.

Este movimiento le vino a Parr como guante. Encontró que “…era más fácil encontrar una voz propia trabajando en color, era la excepción en la fotografía documental”, reconoce.[25]

William Eggleston infuyó poderosamente en Parr

Además del color, su elección de sujetos fotográficos y una posición de cámara poco usual comenzaron a formar parte de un auténtico estilo de fotografiar.[26]

La banalidad cotidiana de las fotos de Shore son un presagio de nuestro actual Instagram:

Así, a contracorriente, se olvidó de cuanto le habían enseñado en el Manchester Polythecnic y se decantó por película a color; además, utilizaba el flash en pleno día para buscar la máxima saturación cromática posible.[27] Curiosamente elegía películas que eran más favorecida por los turistas que por los profesionales, como la Fuji 400 Superior, la Agfa Ultra o la Fuji 100.[28] El resultado fueron fotografías con una estética peculiar, que el mismo reconoce como coloridas e intencionalmente vulgares, incluso desagradables; brillantes y baratas como gustaban al aficionado. [29]

Una vez que Parr usó el color jamás volvió al monocromo.[30] Para entonces ya había comenzado la década de 1980.

The Last Resort

Martin Parr se ha caracterizado por los títulos juguetones y de lectura poliédrica. Este es el caso de uno de sus trabajos recientes titulado Conventional Photographs donde hace fotos da las convenciones republicanas y demócratas en Estados Unidos, donde aún en español el juego de palabras es bastante entendible; otro caso es Life is a Beach que se traduce literalmente como La vida es una playa pero también alude a la expresión anglosajona «life is a bitch» o la vida es una perra. Sin embargo, uno de sus trabajos esencial y que lo hizo más visible fue The Last Resort que realizó en lo balnearios de Brighton en Inglaterra. Habría que recordar que el título The Last Resort se puede traducir como “El último lugar de veraniego” pero también como “El último recurso.” Y en esos juegos de palabras ya existe un sentido de dualidad que Parr busca incluir en su trabajo.

Álex Vicente dice que Parr es un “…cruce de sesudo antropólogo y sátiro con malas pulgas…”[31] y en plena Inglaterra de Margaret Tatcher el fotógrafo inglés dirigió su cámara hacia la clase trabajadora que se tomaba un descanso en el balneario ubicado al norte de Londres. Ahí llega el ojo irónico de Parr donde toma lo banalidad como tema y descubre a una impresentable clase media inglesa con platos de comida horrenda, con la piel achicharrada y las poses menos favorecedoras. [32]

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En las fotos de Parr, como dice David Lee: “La clase obrera aparecía gorda, simple, sin estilo, tediosamente conformista e incapaz de ninguna individualidad, una diversión para una audiencia más sofisticada”.[33]

Tal vez Robert Frank mostró a unos americanos poco favorecidos. Sin embargo, su crítica social era -a pesar de todo- respetuosa. Con Parr existe un comentario social, pero al mismo tiempo un chacoteo impúdico, propio del niño pequeño que se ríe del hombre gordo que asoma la media luna del trasero.

GB. England. New Brighton. From 'The Last Resort'. 1983-85.

Se trataba de un trabajo nunca visto: estética amateur, ojo burlón, pero al mismo tiempo profundo y sintetizaba toda una forma de pensamiento “…anti-Tatcher, anti-guerra de las Malvinas, anti-nucleares, pro-mineros y pro-Billy Bragg, su trabajo era difícilmente clasificable y ese desajuste se convirtió en algo significativo en su estética.”[34]

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The Last Resort provocó genuino escándalo.[35] Y realmente no era para menos: Brighton luce como un lugar atestado, lleno de basura, hacinado donde conviven futuras reinas de belleza locales con el olor a grasa del fish & chip. Parr es un cronista del pre-adolescente que mira embobado a la jovencita que vende helados, la mujer que toma el sol con la oruga de una maquinaria pesada por vecina, la pareja mayor que se ignora mutuamente… Si no estuvieran a color serían fotos despiadadas e incluso deprimentes.

Pero fue el big break de Martin Parr: Su salto a la opinión pública.

 

The Cost of Living

Tres años después, Martin Parr realizó su primera publicación: The Cost of Living. Realizada entre 1986 y 1989, esta serie parece ser la quinta-esencia del anti-momento decisivo. A veces parecería como si Parr se empeñara en buscar entre sus fotografías aquellas en las que sus sujetos aparecen con su peor cara.

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Si Brighton era la oda a la grasa playera, The Cost of Living vería como escenario al impecable Bristol donde conviven las camisas almidonadas con los compradores compulsivos. Si se le había criticado por apuntar los defectos de la clase trabajadora, Parr sería totalmente democrático al tratar con la misma burla y desparpajo a las clases medias y alta. El propio Parr se declara totalmente imparcial: “No he mostrado nunca a una clase más que a otra.”[36]

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Y es que, efectivamente, Parr trata mal a todos por igual.[37]

“Mi gran tema es el modo de vida de la clase media en el mundo occidental”, reconoce.[38]

GB. England.  Lacock. From 'The Cost of Living'. 1986-89.

Y ya que se le criticó por ser demasiado incisivo con la clase baja británica, dirigió su cámara hacia los ricos y poderosos: “Todo el mundo fotografía a los pobres, así que yo decidí que quería fotografiar a los ricos […] Está claro que fotografiar una guerra da más prestigio, no hay discusión, pero seguir el rastro de la clase media o, ahora, de los nuevos ricos no despierta demasiado interés”.[39]

GB. ENGLAND. London. Harrods store. 1988.

Aunque la moda podría parecer una novedad en Parr, en realidad comenzó a hacer sus primeras fotos fashion para una revista llamada Amica hace ya más de tres décadas y también ha trabajado para revistas como Chaos 69 o Kid’s Wear Magazine.[40] Luego, en  un giro irónico para la carrera de Martin Parr, la firma de alta moda Gucci le encargó hacer fotografías publicitarias, pero con el estilo característico del fotógrafo inglés. Parr admite: “No soy un fotógrafo fashion, ni sé nada sobre la moda. Esa es quizá mi ventaja: No copio la última tendencia, sino que uso mi propio dialecto.”[41]

 

Documentar lo cotidiano

Parr hace comentarios sociales sobre sus sujetos, pero también es cierto es que es un documentador de la normalidad, de la vida cotidiana, de lo banal.[42] En este sentido no es muy diferente de William Eggleston.

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El propio Parr asume: “Muchos de mis colegas se ven atraídos por la guerra. Pero a mí lo que me interesa es el súper mercado local de la esquina, porque quiero mostrar esa realidad. No quiere que solamente se documente al Tercer Mundo, también al Primer Mundo.”[43] Y abunda: “Con la fotografía me gusta crear ficción de la realidad, y lo hago tomando los prejuicios naturales de la sociedad y dándoles un giro.”[44]  El fotógrafo dice: “Me encanta empezar con cosas conocidas por todo el mundo y, a partir de ahí, transformarlas.”[45]

Parr ha evolucionado de los fenómenos de una sociedad británica para indagar en temas como la comunicación, el consumo y el ocio en una escala global.[46]

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Su papel de examinador de la colectividad es fundamental y se le ha reconocido como un maestro de comentario social.[47] Sus imágenes nos recuerdan que la fotografía tiene muchas funciones que van desde lo estético e icónico hasta la reflexión sobre la sociedad. Ser incisivo al respecto es algo que ha marcado a Parr desde el inicio de su carrera y que ha mantenido a lo largo de más de cuatro décadas.[48]

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La mirada de Parr es irónica, muchas veces humorista, pero ciertamente hay quien llega a considerarla francamente incómoda.[49] Y no es que Parr distorsione o mienta, sino que -acaso- amplifica la realidad. En una era que nos tiene acostumbrados a la idealización y poetización de la realidad (basta con ver cualquier selfie) la mirada de Parr es mucho más que cruda: Realmente provoca con sus imágenes, desde los propios sujetos que forman parte de su imaginario hasta el espectador que, a veces, se ve reflejado en un espejo quizá demasiado fiel.

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Parr pone en primer plano a la cotidianidad, a la vida común y corriente en una crónica muy british de las idiosincrancias humanas. A pesar de todo, ha recibido la aclamación popular y sus observaciones a la sociedad también le han valido aplausos.[50] Como dice Thomas Weski: “…sus fotografías reflejan de manera penetrante cómo vivimos, cómo nos presentamos y qué valoramos”.[51]

Pero Martin Parr tiene una empatía con las personas particulares. Como apunta Gerry Badger, su critica no es hacia una persona, sino a la cultura.[52]

Para muchos, sus imágenes caen en la exageración y un feísmo grotesco: Escoge sujetos que, en su normalidad, son raros; los colores en sus fotos resultan estridentes, como carcajadas fuera de lugar. Pero entre sus críticas, bromas y humor disparatado, Parr genera fotografías que son también accesibles, muchas veces entretenidas y también con un mensaje directo y, frecuentemente, fácil de comprender.[53]

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Martin Parr pone en primer plano a la sociedad de consumo.[54] Y utiliza la seducción y el humor, con su punzante ironía, como una forma de atraer a la opinión pública. Él mismo explica: “Si le das al mundo historias tristes y deprimentes, nadie va a escucharte, o esa es la sensación que me da. Por eso, intento que mis fotos sean brillantes y coloridas …»[55]

Las fotografías de Parr increpan ese mundo perfecto de revista que idealizan todo a costa de vender productos, lo que puede asumirse como una gran mentira que nadie, excepto él, pareciera cuestionar.[56]

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Pero también se puede pensar en la fotografía de Martin Parr como algo que va más allá de la chunga y la estridencia, para convertirse en una indagación hacia lo humano, la interacción social, el ocio y no solo de la cotidianidad, sino del escape que todos buscamos del tedio diario.

Parr reflexiona con sus fotos sobre aquello que idealizamos. Cuando explora las playas con su cámara dice que “Los lugares que visitamos los imaginamos vacíos, pero cuando vamos están masificados y son una pesadilla”.[57] Es como un mundo atestado donde lo mismo encontramos incontables -y muchas veces insoportables- turistas lo mismo en la Acrópolis de Atenas, el parque Güell de Barcelona, Machu Picchu en Perú o en cualquier destino turístico.

Autorretratos

Martin Parr no se limita a poner el dedo en la llaga ajena: Él mismo es foco de su humor cuando se hace autorretratos a través de los pocos estudios fotográficos que persisten pese a la inundación de la fotografía en las redes sociales. Cuando Parr posa frente a un fotógrafo de pueblo se convierte en el sujeto del kitsch, y cuando dice cheese él mismo se vuelve cheesy.[58]

Viajero pertinaz, sus autorretratos son una colección de países y modos de ver al turista, desde la cultura local hasta las miradas globales.[59]

Su autorretrato también es una brillante reflexión a la tradición de la fotografía vernácula, ese tipo de imagen “silvestre” que -a pesar de todo- resulta tan ingenua y muchas veces francamente encantadora.[60]

Pero no todo es una burla: cuando Parr se sienta ante la silla se un fotógrafo de estudio, también rinde un homenaje al creador artesano quienes, como dice Ewing “…aun siendo parientes lejanos, todavía forman parte de su familia.”[61]

Magnum: La irrupción improbable

A mitad de la década de 1990 Parr tuvo un atrevimiento impensable: la osadía de pensar que su fotografía podía estar incluída en el Olimpo fotográfico junto con los demás dioses de la cámara en Magnum Photos, la agencia de fotografía más importante del mundo.

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Parr confiesa: “Quise unirme a Magnum porque, en el fondo, soy un populista y esa era una manera de llevar fuera mi trabajo. Pensé que si me iba a unir a una agencia, más valía hacerlo con la más prestigiada.”[62]

El asunto levantó polvo. El grupo más conservador en Magnum se opuso, incluyendo al mismísimo Cartier-Bresson[63] quien dijo que las fotografías de Parr simplemente formaban parte de “…un sistema solar diferente”.[64]

Entre las críticas que se el hacían era el pensar que fotografías de estilo amateur hicieran que no se tomara a Magnum en serio.[65] Tras las deliberaciones, acaloradas no cabe duda, el 66,6% de los votos le favorecieron y se unió a la cooperativa.[66]

Parr dice que “…los fotógrafos de Magnum se supone que deben ir de cruzada a lugares donde están las hambrunas y la guerra. Pero yo me fui a la vuelta de la esquina: ese es mi frente de batalla.”[67]

Su entrada en Magnum fue, a no dudarla, cuestionada, pero llevó a la agencia al cromatismo de nuevos autores y a una forma distinta de comprender el documentalismo. Parr no sería simplemente un entrometido: fue presidente de Magnum Photos de 2014 a 2017, tres años en los que, reflexiona “…creo que encabecé un enorme cambio en Magnum”. [68]

 

Técnica/Estilo: Cruel brutal pero no cruel

El estilo de Parr es directo, no necesariamente en la forma preconizada por Paul Strand y su famosa fotografía directa. Más bien es frontal, sin disculpas ni timideces. Se ha dicho que son imágenes “brutalmente realistas” y tal vez sea cierto, pero no son crueles.[69]

Daniel Meadows, importante fotógrafo y catedrático ha sido camarada de Parr desde el Politécnico de Manchester. El colega revela: “[Parr] No es cruel, pero hay una cierta ferocidad inherente en las herramientas fotográficas que usa: El flash penetra hasta el maquillaje; [Martin] no está ahí para adular, sino para captar el mundo tal como él lo mira.”[70]

En lo técnico ha empleado las mismas herramientas durante años: un lente macro y un flash anular.

Cuando usaba película análoga buscaba aquellas marcas empleadas por los fotógrafos aficionados porque el color resultaba mucho más saturado.[71]

Parr usa hoy formato digital, pero durante años su herramienta predilecta era una cámara analógica Plaubel 6×7.[72] Actualmente usa una Canon EOS 5DS R que ha escogido porque le gusta cómo se siente.[73] Como buen hereje fotográfico, le importa un rábano lo que se supone que hace o no un profesional y opta frecuentemente por usar el modo “P” (Program) en lugar de ajusta la exposición manualmente. “Los petulantes me fruncen la nariz y se la pasan eras enteras pensando en la abertura. Digo yo ¿Por qué no aprovechar la tecnología? Al final de cuentas el modo,«P» funciona bastante bien la mayoría de las veces.”[74] Por la noche le gusta usar el modo “Tv” donde elige un tiempo de obturación más largo y activa el flash.[75]

Le gusta acercarse y prefiere un objetivo angular de 35m que para él resulta una longitud focal más parecida a la del ojo humano.[76]

Quizá más importante que la cámara u objetivos que utilice, o si le restriega en las narices a los otros fotógrafos que se contenta usando el modo “P”, lo más importante es que pasa largas horas trabajando, buscando y merodeando. “La gente no valora cuánto esfuerzo se debe invertir para llegar con un puñado de imágenes decentes. En un nivel fotografiar es muy sencillo, pero en otro es muy duro.”[77]

Por encima de todo la clave está en conocer con claridad sus temas: No importa si viaja o camina al supermercado local: sus fotos siempre coinciden en los mismo tópicos: “Tengo muy claro cuál es mi tema y cuál es mi estilo y sigo trabajando en esa línea.”[78]

La importancia del fotolibro

Para Martin Parr el fotolibro es fundamental. Él mismo ha publicado más de 90 títulos y ha generado tres volúmenes, junto con Gerry Badger, que exploran el libro como vehículo de reflexión, como depósito pero también como sentido del contenido fotográfico. Para él, subestimar al fotolibro “…es criminal”.[79]

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En buena medida esta obsesión con el fotolibro está relacioanda con su predilección (¿manía?) coleccionista. Incluso podría decirse que es coleccionistas de sus propias observaciones: esa es la base de su fotografía según Heine y Finger.[80]

Parr acumula todo lo que encuentra a su paso: “Mi colección se centra en diversas áreas. Colecciono libros de fotografía, porque los considero la historia no escrita de la fotografía. También parafernalia política como objetos relacionados con el terrorismo, Saddam Hussein [de quien posee 85 relojes], Gadafi… Y fotografías… sobre todo de fotógrafos británicos. Además, colecciono tarjetas postales. De hecho, las tarjetas postales fueron de lo primero que empecé a coleccionar.”[81]

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Curiosamente inició su colección de objetos políticos por un plato con el rostro de Margaret Thatcher. Ahora sus colecciones incluyen fósiles, estampillas, monedas, libros de fotografía (desde luego, y tiene una biblioteca con no menos de 12.000 fotolibros).[82]

Parr, al igual que otros fotógrafos como Larry Sultan, Nan Goldin o Daido Moriyama encuentra en la edición una manera de moldear la narrativa. Parr convierte a sus fotografías en una extensión de sus propias colecciones de postales y la gente de sus imágenes puede convertirse en una suerte de colección del zoológico humano. Así, Martin Parr genera secuencia, agrupa compila y apila.[83]

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Martin Parr es un compulsivo creador de libros que ha editado por decenas. Presentamos solamente una lista mínima:

  • Bad Weather, A Zwemmer Ltd, Londres, 1982.
  • Calderdale Photographs, Calderdale Museums Service, Gran Bretaña, 1984.
  • Prescot now and then, Metropolitan Borough of Knowsley Leisure Services Department, Gran Bretaña, 1984.
  • The Last Resort, Promenade Press, Wallasey, 1986.
  • The Cost of Living: Cornerhouse Publications, Manchester, 1989.
  • British Food, Galerie du Jour, París, 1995/1998.
  • Common Sense, Dewi Lewis Publishing, Heaton Moor, 1999.
  • Benidorm, Sprengel Museum, Hannover, 1999.
  • Autoportrait, Dewi Lewis Publishing, Heaton Moor, 2000.
  • Flowers, Galerie du Jour, Paris, 2000.
  • Think of England, Phaidon Press Limited, 2000.
  • Road Trip: Martin Parr and Friends, Sony Ericsson, 2005.
  • Mexico: Chris Boot Ltd, Londres, 2006.
  • Small World 2007: Dewi Lewis Publishing, Heaton Moor, 2007.
  • Playas, Chris Boot Ltd, London & Editorial RM, México, 2009.
  • Luxury, Chris Boot Ltd, London, 2009.
  • Chinese Wedding Album, Self Published, 2010.
  • From Tintypes to Teatowels, Rose Gallery, 2011.[84]

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Críticas

Martin Parr ha sido, desde hace años, el foco de innumerables críticas e incomprensiones. Por ejemplo, se le ha acusado de explotar a sus sujetos. Él reconoce: “Creo que en toda fotografía donde hay personas existe un elemento de explotación, y en tal sentido yo no constituyo excepción alguna. Empero, el mundo sería muy triste si los fotógrafos tuvieran prohibido trabajar en espacios públicos.”[85]

Además, se le ha imputado de pasarse de la raya con el humor porque llega al punto de ridiculizar. “Hasta cierto punto, he sido mal entendido. Pero no me preocupa, porque hace que la gente mire mi trabajo. […] Parte de lo que he hecho es hacer que el aspecto cotidiano sea más interesante”.[86]

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Sin embargo, no le molesta que muchos observadoras suelten la carcajada al ver su trabajo. “Mis fotos son espectáculo. Tienen un mensaje profundo si quieres buscarlo, pero no se lo meto por el gaznate al espectador, como otros fotógrafos.”[87]

Genio para unos, en otros casos se le ha llegado a considera simplemente un “…hábil retratista del lado más grasiento y grotesco de la sociedad actual.”[88]

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Cuando fotografiaba a la clase trabajadora en pleno veraneo se le acusaba de esnobista y de mirar por encima del hombro; Roberto Morris calificó el mundo de Parr como “…claustrofóbico y pesadillesco en el que la gente yace con bolsas de patatas fritas en la rodilla, nada en piscinas contaminadas y mira a un horizonte de destrucción urbana”.[89]

A Parr no le extraña que le llamen cínico, voyerista o explotador: “Todas esas son palabras que oigo.”[90]

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Martin reafirma: “Hay una gran hipocresía en la fotografía humanitaria. Van a la guerra, a las zonas con hambruna, hacen sus fotos y sus retratados nunca las ven. Su elemento de explotación está clarísimo, igual o mayor que el mío. Pero camuflan su hipocresía bajo el argumento humanista del periodismo activista. Yo lo he visto mucho en Magnum: el subidón que sienten muchos compañeros al viajar a estos lugares desgraciados. […] Yo llevo la hipocresía en la sangre, pero ellos también. Es el esnobismo del periodista activista. Nadie cuestiona sus motivos. Pero cuando yo fotografío un turista o un supermercado sí que se me cuestiona.”[91] Reconoce: “Si hago fotos en una playa o en un supermercado resulta polémico. Si se hace lo mismo en una hambruna o en una guerra, no. Para mí, la moralidad y la ética que hay detrás de ese tipo de foto es igual de cuestionable, si no más”.[92]

ARGENTINA. Mar Del Plata. 2014.

Pero Parr piensa que el impacto del estilo de vida que tiene la clase media actual es aún peor que el hambre y la guerra, como bien dice Suárez[93] quien explica: “Parr no solo es un artista célebre: también es un revolucionario. Frente a la épica de los fotógrafos clásicos, él se centró en el absurdo de la vida cotidiana. Frente a la solemnidad del blanco y negro, él optó por el color más chicloso. Y frente a la belleza academicista, él apostó por el feísmo irónico. Ahora, ya convertido en uno de los fotógrafos más influyentes -e imitados- de su era, todo esto suena trivial. Pero, en su momento, supuso un desafío a lo establecido. Arreciaron las críticas hacia su frivolidad -llegaron a tacharle de fotógrafo «fascista».”[94]

GB. England. Weymouth. From 'Think of England.' 2000.

En sus propias palabras

Ni la satanización ni la canonización le viene bien a Parr. Sus propios motivos pueden ayudar a desentrañar el misterio de sus imágenes: “Yo diría que si hay una cierta malevolencia en mi obra. No la describiría como satírica, pero sí que estoy tratando de ilustrar la contradicción.”[95]

“En mis fotos me gusta crear ficciones de la realidad. Trato de hacerlo tomando los prejuicios naturales de la sociedad y dándoles la vuelta.”[96]

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Se toma la vida con una gran ligereza: “Algunos me ven como un fotógrafo humorístico, pero cómo no serlo, si el mundo es un lugar divertido y la gente graciosa.”[97]

Pero Parr tampoco se erige en gran inquisidor: “Yo no juzgo con mi cámara, no busco lo que está bien y lo que está mal, eso es algo que dejo al espectador.”[98]

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A Parr le gust ala gente, es un gran conversador. Sin embargo, está harto de las construcciones sociales que todos hacemos de nuestra imagen ante la cámara: la gente siempre posa y la sociedad entera es, en su opinión, una pose. “Es una patada en el trasero”[99], denuncia.

Parr encuentra en la cámara algo que “…me protege del mundo exterior.”[100]

Exposiciones, colecciones, premios

Desde la primera exposición en solitario de Parr (Home Sweet Home, Impressions Gallery York y Arnolfini Gallery en Bristol) de 1974 en casi cuarenta años a realizado más de 120 exposiciones personales y 50 colectivas en todos los rincones del planeata imaginables.[101]

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© Justin Slee. Cortesía de Martin Parr y The Hepworth Wakefield

Sus fotografías forman parte de las colecciones permanentes de instituciones tales como:

  • Arts Council of Great Britain (Inglaterra)
  • Museo Fotokunst (Dinamarca)
  • Victoria & Albert Museum (Londres)
  • George Eastman House (Rochester)
  • Biliotheque Nationale (París)
  • Museum of Modern Art, MoMA (Nueva York)
  • Museo de Arte de Filadelfia
  • Museo de Arte de Tokio
  • Getty Museum (Malibú)
  • Walker Art Gallery (Liverpool)
  • Museo de Arte Yokohama (Tokio)
  • San Francisco Museum of Art
  • Museo Stedelijk (Amsterdam),
  • Tate Modern (Londres)
  • Centro Nacional de Arte Contemporáneo (Moscú)
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© Justin Slee. Cortesía de Martin Parr y The Hepworth Wakefield

Los premios comenzaron a lloverle desde 1986 cuando obtuvo el tercer lugar en el European Photography Awards. Desde entonces se ha hecho acreedor a distinciones como el Wilkins Photography Prize (1995), el premio al libro PhotoEspaña 2003, el Premio al Foto-periodismo Eric Solomon (2006), el Centenary Award de la Royal Photographic Society entre muchos otros.[102]

El hermano incómodo y la verdad desnuda

Martin Parr tiene la virtud, y para algunos el defecto, de mostrar la realidad. Ya en la Grecia antigua se creía que la realidad y la verdad eran lo mismo. De hecho, se creía que la identidad y la realidad estaban íntimamente relacionada y que estaban por debajo de las apariencias. Así es como aparece un término: el Áρχή (arché o arjé), que se encuentra por debajo de la experiencia sensible y se puede desentrañar únicamente mediante la inteligencia, aquella facultad del alma que se entendía como el entendimiento. Entonces surge la aletheia, la verdad abierta, lo que no está oculto (a- sin, leth del verbo lanthano –ocultar-) es lo que ha sido despojado del velo, revelado. En latín hay otro término, da lateo que también tiene que ver con lo oculto, y de ahí nos llega la palabra “latente” que podría entenderse como antónimo de “evidente”.

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Entonces, Martin Parr es un fotógrafo de la aletheia porque descubre lo oculto, devela, quita un velo. Podría decirse que convierte lo latente en patente.[103]

La verdad se ha pensado desde muchas culturas a través de la idea del desnudo (lo descubierto, recordando la noción de aletheia). Según una fábula romana, la verdad nadaba en el río cuando la falsedad robó sus ropas obligándola a salir desnuda, y de ahí viene la idea de la nuda veritas o la verdad desnuda.[104]

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Algo similar también se puede encontrar en una parábola judía que cuenta la historia cuando se encontraron a verdad y la mentira. Como hacía calor la mentira invitó a la verdad a relajarse en un río; la verdad dejó sus vestidos y se relajó, pero la mentira corrió a ponerse los vestidos de la verdad. Al ver esto, la verdad salió desnuda pero no quiso vestirse de mentira y salió a las calles paseando desnuda pero nadie la escuchaba ni le hacía caso. La moraleja es que resulta más sencillo creer una mentira que está vestida como la verdad.[105]

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Una última historia cuenta que la verdad paseaba por la calle pero era despreciada porque llevaba ropas pobres, pues la verdad era simple, sencilla, sin lujos ni pretensión alguna y por tanto vestí harapos. Esto hacia que la gente le huyera y no le permitieran entrar en ningún lado por su vestidura pobre. Entonces la verdad se puso a llorar pero se sorprendió cuando vio que llegaba alguien hermosamente vestida y con un atuendo elegante; la gente sonreía a su lado y la celebraba. ¿Quién era ese personaje tan popular? Cuando se acercó, se dio cuenta de que era la Parábola. La verdad lloró: “¡Soy despreciada y todo mundo me humilla! Nadie me quiere en su casa.” Entonces la parábola le entregó sus vestidos a la Verdad, y a partir de ese momento todo el mundo dejó de rechazarla y la aceptó. Desde entonces la verdad es apreciada por todos, pero solamente cuando lleva los vestidos de la parábola, pues todo el mundo se siente ofendido ante la verdad desnuda.[106]

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Así como la parábola de la parábola, habría que hablar de la moraleja de la moraleja. Es decir, lo que tanto ofende en Martin Parr para muchos, especialmente sus coterráneos, es que dice la verdad en el sentido de aletheia pues revela lo que otros preferirían que estuviera oculto, aún cuando sea la verdad. Y cuando Parr muestra la verdad desnuda, sin vestirla de parábola, acaba ofendiendo. Lo que resulta tan intrigante en Parr es la ambivalencia: En ocasiones revela la verdad desnuda, en otras sus fotografías con parábolas que parecen acertijos visuales.

De modo que Martin Parr se convierte para la sociedad inglesa -y del mundo, si lo pensamos in genere– en ese hermano incómodo que en medio de una situación social comienza a revelar las intimidades familiares. Y, aunque diga la verdad, la familia se ofende. Peor aún, nadie le perdona a Parr que además de revelar la verdad se esté pitorreando de los demás. Ya no se trata de un hermano incómodo más, es el hermano menor, infantil, a quien todos en la familia preferirían hacer callar.

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Esta es una de las claves para comprender esta fotografía aparentemente banal, tan obvia y sencilla que parece extraída de cualquier sobre de procesado de película de la década de 1990. Pero detrás de su apariencia sencilla, Parr observa a la sociedad de manera aguda, inmisericorde. Esto que no le perdonaron a Robert Frank con Los Americanos resulta aún más ofensivo con Parr porque el inglés lo hace intencionalmente, chocarreramente, sin cortapisas y de manera abierta. Frank insinúa con sus fotos que para los estadounidenses el dinero es una ilusión, mientras que Parr muestra el vestido de gala manchado de una mujer con sobrepeso: el antónimo de la idealizada mujer de alta sociedad, impecable y aspiracional.

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Si William Eggleston y Stephen Shore comenzaron a tratar con sus fotografías lo banal, lo cotidiano y lo impregnaron de color, MartiParr toma el punto de vista mordaz y agudo de Garry Winogrand y lo dota de colores chillantes. Si Winogrand equiparaba en un zoológico a una mujer con un hipopótamo y a un joven galante con un lobo, Parr se deja de parábolas para mostrar la verdad desnuda. Y, como ya hemos visto, esto no suele gustar.

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Garry Winogrand
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Garry Winogrand

Así que la fotografía de Martin Parr cuenta con dos elementos definitorios y que le son comunes a todos los grandes cuerpos de obra fotográficos: Un tema y un tratamiento estético consistentes. O dicho aún mejor, un tema consistente y una estética consistente. La diferencia entre Parr y el fotógrafo amateur es que el inglés toma continuamente los mismos temas: los bañistas, las reuniones de alta sociedad, el consumismo, el turismo desenfrenado. El fotógrafo amateur picotea y lo mismo hace fotos de una lámpara de luz que de una persona, un perro o un atardecer. Por el otro lado, Parr emplea una estrategia estética que no cambia: Usa el flash de relleno, siempre trabaja a color y sus fotografías son sorprendentemente consistentes al grado de poder colocarse imágenes separadas por continentes o por décadas y poder combinarse exitosamente sin que existas saltos en lo estético. Y esto no es nada sencillo de lograr.

Decía Bill Jay [101] que el fotógrafo realmente lo es no cuando tiene una cámara ni cuando trabaja mucho, sino cuando encuentra sus temas. Por otro lado, desde la perspectiva estética, el estilo se encuentra cuando se repiten de manera consistente e intencionada las mismas decisiones visuales. Esto podemos verlo (tema y tratamiento estético consistentes) en colecciones fotográficas que van de In the American West de Richard Avedon, pasando por Subway de Bruce Davidson, The Ballad of Sexual Dependency de Nan Goldin, Les Americàins de Robert Frank, William Eggleston’s Guide de Eggleston, Country Doctor de W. Eugene Smith por mencionar unos cuantos ejemplos.

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SPAIN. Benidorm. 1997.

De modo que no ha de sorprender que este hermano incómodo y burlón sea tan reconocido en el mundo del arte contemporáneo con sus imágenes chillonas de gente descansando junto a la basura o que sea llamado por Gucci para crear la antítesis de la fotografía de moda. Peor aún: Parr no solamente es el niño que, indiscretamente, señala a la tía avejentada a quien ya no le sientan bien las plastas de maquillaje ni el vestido entallado; el mocoso tiene el atrevimiento de dar su opinión sobre el asunto. Y esta insolencia resulta, para propios y extraños, intolerable.

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Pero Martin Parr no es un mocoso inmaduro. Se trata de un hombre que ha visto al mundo y ha sabido encontrar esa aletheia que tanto nos quieren hacer olvidar los medios de comunicación, la publicidad, el consumismo y la frivolidad del mundo contemporáneo. Eso llevó a Martin Parr a formar parte de uno de los colectivos fotográficos documentalistas más importantes del mundo, y no solo a ser un miembro más, sino a presidir al grupo. Porque esta agudeza de Parr no solamente se encuentra en sus fotografías: También aprecia cuando otro fotógrafo, sin importar sus temas o sus decisiones estéticas, hurga en la aletheia y la saca a la luz.

Martin Parr tiene también la ventaja de llegar a la verdad a través de la risa. No se trata de un denso y deprimido acusador social (etiquetas que sí se podrían colocar en un Robert Frank, por ejemplo). Tenemos a un simpático, ligero y hasta burlón comentarista de la sociedad contemporánea quien es el primero en no tomarse a sí mismo demasiado en serio. Pero, como bien reza el proverbio, Parr nos recuerda que entre broma y broma la verdad se asoma.


oscar_colorado_nates_2018* Por Óscar Colorado Nates,
(Ciudad de México, 1969)

Académico, crítico, analista y promotor de la fotografía.

Realizó sus estudios doctorales en Ciencias de la Documentación por la Universidad Complutense de Madrid y de master en Narrativa y Producción Digital en la Universidad Panamericana (Cd. de México) donde es Investigador de Tiempo Completo y Profesor Titular de la Cátedra de Fotografía Avanzada así como Docente de Posgrado en Narrativa y Nuevas Tecnologías

Autor de libros como Fotografía 3.0; El Mejor Fotógrafo del Mundo; Instagram, el ojo del mundo; Fotografía de Documentalismo Social; Fotografía Artística Contemporánea; El Mejor Fotógrafo del Mundo Pensamientos Decisivos: 650 reflexiones fotográficas. Editor del blog de fotografía Mirada Universal en el diario El Universal (Cd. de México). Director y conductor del programa de radio Imagen Líquida.   Co-creador de Cam-Man, el primer cómic mexicano sobre historia de la fotografía. Conferenciante internacional en foros académicos y de divulgación sobre la fotografía. 

Miembro del Seminario de Imagen y Cultura, la Asociación Mexicana de Estudios de Estética, el Seminario Permanente de Análisis y Crítica Cinematográfica (SEPANCINE) o de The Photographic Historical Society (Rochester, NY), entre otras.


Las opiniones vertidas en los artículos y producciones audio-visuales son personales.
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Fuentes de investigación

Notas

[1] Belen Ginart, “La Ironía Es La Única Manera de Tratar Los Temas Serios,” El País, Diciembre 10, 2005, Accedido el 22 de septiembre de 2018, https://elpais.com/diario/2005/12/10/cultura/1134169203_850215.html.

[2] Tim Adams, “Martin Parr: ‘Brexit Infects Every Other Story in Britain,’” The Guardian, Diciembre 17, 2017, Accedido el 22 de septiembre de 2018, https://www.theguardian.com/artanddesign/2017/dec/17/martin-parr-interview-brexit-space-dogs.

[3] Tamsin Blanchard, “A Life Less Ordinary,” The Guardian, Enero 13, 2002, Accedido el 22 de septiembre de 2018, https://www.theguardian.com/theobserver/2002/jan/13/features.magazine37.

[4] Fátima Uribarri, “Martin Parr: ‘¡Si El “brexit” No Tuviera Su Lado Divertido, Los Ingleses Habríamos Enloquecido!,’” XL Semanal, Agosto 1, 2018, Accedido el 22 de septiembre de 2018, https://www.xlsemanal.com/personajes/20180801/martin-parr-fotos-de-reino-unido-y-brexit.html.

[5] “Martin Parr. Irónico, Observador, Directo,” Photo Forum Barcelona, n.d., Accedido el 22 de septiembre de 2018, https://photoforumbarcelona.com/martin-parr-en-photo-forum/.

[6] “Martin Parr CV,” Martin Parr, Accedido el 22 de septiembre de 2018, https://www.martinparr.com/cv/.

[7] Tamsin Blanchard, Op. Cit.

[8] Tim Adams, Op. Cit.

[9] Victoria Pérez, “Martin Parr y Cómo Lo Común También Puede Ser Divertido,” Abril 24, 2017, Accedido el 22 de septiembre de 2018, https://hipertextual.com/2017/04/martin-parr-sony-awards.

[10] “Life’s a Beach: Inside Martin’s Parr World,” Canon Europe, Agosto 2015, Accedido el 22 de septiembre de 2018, https://www.altairmagazine.com/voces/martin-parr.

[11] Gonzalo Suárez, “Martin Parr: ‘Los Fotógrafos de Guerra Son Unos Hipócritas,’” El Mundo, MARZO 26, 2018, Accedido el 22 de septiembre de 2018, http://www.elmundo.es/papel/cultura/2018/03/26/5ab3dcb0e5fdea7f5e8b4598.html

[12] Rosalind Williams, “La Doble Vida de Martin Parr,” Tendencias Del Mercado Del Arte, Accedido el 22 de septiembre de 2018, http://www.tendenciasdelarte.com/la-doble-vida-de-martin-parr/.

[13] “Martin Parr (British, Born 1952),” Artnet, Accedido el 22 de septiembre de 2018, http://www.artnet.com/artists/martin-parr/.

[14] “Life’s a Beach: Inside Martin’s Parr World,” Op. Cit.

[15] Rosalind Williams, Op. Cit.

[16] Gonzalo Suárez, Op. Cit.

[17] Álex Vicente, “No Entiendo Por Qué La Gente Se Enfada Al Ver Mis Fotos,” El País, Diciembre 17, 2013, Accedido el 22 de septiembre de 2018, https://elpais.com/elpais/2013/12/18/icon/1387322976_554924.html.

[18] Ídem

[19] “Martin Parr: Early Work 1971-1986 15th Mayo 2018 – 9th Jun 2018,” Huxley-Parlour, Accedido el 22 de septiembre de 2018, https://huxleyparlour.com/exhibitions/martin-parr-early-work-1971-1986/

[20] Ídem

[21] Ricardo Rojas Behm, “Martin Parr | Un Inconformista Genial,” Arte Al Límite, Noviembre 29, 2017, Accedido el 22 de septiembre de 2018, https://www.arteallimite.com/2017/11/29/martin-parr-inconformista-genial/.

[22] “Postcard Archive,” John Hinde Collection, n.d., Accedido el 25 de septiembre de 2018, http://www.johnhindecollection.com/johnhindepostcard_archive.html.

[23] Rosalind Williams, Rosalind Williams, Op. Cit.

[24] Ídem

[25] Álex Vicente, Op. Cit.

[26] “Martin Parr,” Espacio Mínimo, Accedido el 22 de septiembre de 2018, http://www.espaciominimo.es/parr-martin/.

[27] Ramón Peco, “Lo Que Las Fotos de Martin Parr Nos Dicen de Los Sony World Photography,” La Vanguardia, Abril 24, 2017, Accedido el 22 de septiembre de 2018, https://www.lavanguardia.com/tecnologia/20170424/422019513560/sony-world-photography-awards-frederik-buyckx-martin-parr-concurso-fotografia.html.

[28] “How to Shoot Like Martin Parr,” Photocrowd, Abril 1, 2018, Accedido el 22 de septiembre de 2018, https://www.photocrowd.com/blog/171-how-shoot-martin-parr/.

[29] Ídem

[30] Rosalind Williams, Op. Cit.

[31] Álex Vicente, Op. Cit.

[32] Denisse Espinoza A., “Martin Parr: ‘Me Gusta Que Lo Ordinario Se Vea Extraordinario,’” La Tercera, n.d., Accedido el 22 de septiembre de 2018, http://diario.latercera.com/edicionimpresa/martin-parr-me-gusta-que-lo-ordinario-se-vea-extraordinario/.

[33] Ricardo Rojas Behm, Op. Cit.

[34] “Martin Parr,” Espacio Mínimo, Op. Cit..

[35] Tamsin Blanchard, Op. Cit..

[36] Ídem.

[37] Fátima Uribarri, Op. Cit.

[38] Belen Ginart, Op. cit..

[39] Elsa Fernández-Santos, “Martin Parr Abre Su Escaparate de Lujo Obsceno,” El País, Noviembre 10, 2009, Accedido el 22 de septiembre de 2018, https://elpais.com/diario/2009/11/10/cultura/1257807605_850215.html.

[40] Hannah Marriott, “Photographer Martin Parr: ‘I Know Nothing about Fashion,’” The Guardian, Septiembre 15, 2018, Accedido el 22 de septiembre de 2018, https://www.theguardian.com/fashion/2018/sep/15/photographer-martin-parr-i-know-nothing-about-fashion.

[41] Ídem

[42] Florian Heine y Brad Finger, 50 Contemporary Photographers You Should Know (Londres: Prestel Publishing, 2016). p. 66

[43] Ídem

[44]  “Martin Parr. British, b. 1952 (Member),” Magnum Photos, Accedido el 22 de septiembre de 2018, https://pro.magnumphotos.com/C.aspx?VP3=CMS3&VF=MAGO31_9_VForm&ERID=24KL5357TF.

[45] Gonzalo Suárez, Op. Cit.

[46] Rosalind Williams, Op. Cit.

[47] “MARTIN PARR. Artist Lecture Wednesday, MARZO 13, 2013 7PM,” Pier 24 Photography, n.d., Accedido el 22 de septiembre de 2018, http://pier24.org/lecture/martin-parr/.

[48] “Martin Parr: Captar Hull,” British Council, n.d., Accedido el 22 de septiembre de 2018, https://www.britishcouncil.es/programas/arte/hull/martin-parr-capturing-hull.

[49] Victoria Pérez, Op. Cit.

[50]  “Martin Parr 2nd Edition,” Phaidon, Accedido el 22 de septiembre de 2018, http://www.phaidon.com/store/photography/martin-parr-9780714865669/.

[51] Rosalind Williams, Op. Cit.

[52] Gerry Badger, La Genialidad de La Fotografía. Cómo La Fotografía Ha Cambiado Nuestras Vidas. (Barcelona: Blume, 2009). P. 161

[53] “Martin Parr. British, b. 1952 (Member),” Magnum Photos, Op. Cit.

[54] “Martin Parr | Souvenir,” Fotografiska, Accedido el 22 de septiembre de 2018, https://www.fotografiska.com/sto/en/news/martin-parr-souvenir/.

[55] Victoria Pérez, Op. Cit.

[56] Gonzalo Suárez, Op. Cit.

[57] José Ángel Montañés, “Todos Somos Turistas,” El País, Junio 2, 2012, Accedido el 22 de septiembre de 2018, https://elpais.com/ccaa/2012/06/02/catalunya/1338665158_673031.html.

[58] Jim Casper, “Martin Parr’s Hilarious (Self) Portraits,” Lens Culture, n.d., Accedido el 22 de septiembre de 2018, https://www.lensculture.com/articles/martin-parr-martin-parr-s-hilarious-self-portraits.

[59] Susan Bright, Autofocus. The Self-Portrait in Contemporary Photography (London: Thames & Hudson, 2010). p. 174

[60] Ídem

[61] William A. Ewing, El Rostro Humano. El Nuevo Retrato Fotográfico (Barcelona: Blume, 2008). p. 201

[62] “Snap Judgmentes. Martin Parr,” BBC, Accedido el 22 de septiembre de 2018, http://www.bbc.co.uk/photography/genius/gallery/parr.shtml.

[63] Denisse Espinoza A., Op. Cit.

[64] Fátima Uribarri, Op. Cit.

[65] Florian Heine y Brad Finger, Op. Cit., p. 66

[66] “Martin Parr | Souvenir,” Op. Cit.

[67] “Snap Judgmentes. Martin Parr,” Op. Cit.

[68] Ídem

[69] “Martin Parr: Think of England.,” The Polygon, Accedido el 22 de septiembre de 2018, https://thepolygon.ca/exhibition/martin-parr-think-of-england/.

[70] Tamsin Blanchard, Op. Cit.

[71] Florian Heine y Brad Finger, Op. Cit., p. 66

[72] Gonzalo Suárez, Op. Cit.

[73] “How to Shoot Like Martin Parr,” Photocrowd, Op. Cit.

[74] Ídem

[75] “Life’s a Beach: Inside Martin’s Parr World,” Op. Cit.

[76] “How to Shoot Like Martin Parr,” Op. Cit.

[77] Ídem

[78] Álex Vicente, Op. Cit..

[79] “Martin Parr | Souvenir,” Op. Cit.

[80] Florian Heine y Brad Finger, Op. Cit.,  p. 66

[81] Rosalind Williams, Op. Cit.

[82] Ídem

[83] Charlotte Cotton, The Photograph as Contemporay Art, 2nd ed. (Londres: Thames & Hudson, 2009).

[84] “About Martin Parr,” Lens Culture, Accedido el 22 de septiembre de 2018, https://www.lensculture.com/martin-parr.

[85] “Martin Parr | Souvenir,” Op. Cit.

[86] Victoria Pérez, Op. Cit.

[87] Gonzalo Suárez, Op. Cit.

[88] Elsa Fernández-Santos, Op. Cit.

[89] Álex Vicente, Op. Cit.

[90] “Snap Judgmentes. Martin Parr,” Op. Cit.

[91] Gonzalo Suárez, Op. Cit.

[92] “Martin Parr. Irónico, Observador, Directo,” Op. Cit.

[93] Gonzalo Suárez, Op. Cit.

[94] Gonzalo Suárez, Op. Cit.

[95] Hannah Marriott, Op. Cit.

[96] Rosalind Williams, Rosalind Williams, Op. Cit.

[97] Ricardo Rojas Behm, Op. Cit.

[98] Elsa Fernández-Santos, Elsa Fernández-Santos, Op. Cit.

[99] Emily Watkins, “Interview with Martin Parr,” Plinth, Mayo 17, 2017, Accedido el 22 de septiembre de 2018, https://plinth.uk.com/blogs/in-the-studio-with/interview-with-martin-parr.

[100] Elsa Fernández-Santos, Op. Cit.

[101] “About Martin Parr,” Op. Cit.

[102] Ídem

[103] Iván Gody Contreras, “La Verdad Como Eletheia, Un Trágico Asunto En Edipo Rey de Sófocles,” Alpha, Julio 2016.

[104] ESC, “Truth,” The Phrase Finder, Febrero 24, 2000, https://www.phrases.org.uk/bulletin_board/3/messages/419.html.

[105] Nicolás Rosenberg, “La Mentira y La Verdad Se Encuentran,” Fundación Kabbalah, last modified Enero 29, 2018, Accedido el 24 de septiembre de 2018, http://www.contrastobooks.com/product_info.php?products_id=382.

[106] Mar y Cielo García, “La Parábola de La Parábola,” Las Perlas Del Mar, Accedido el 24 de septiembre de 2018, http://www.lasperlasdemar.com/Cuentos/C115.html.

[107] David Hurn. «On Being a Photographer.» Lens Work Publishing, Washington 1997. (Kindle Ed.)  loc. 1150

27 comentarios sobre “Martin Parr, el hermano incómodo”

  1. Llevo un largo rato mirando las fotos de Martin Parr con las que has ilustrado tu artículo y creo que tengo que trabajar mucho en mi apreciación fotográfica, cosa que me provoca una gran frustración pues, a pesar de haber leído con detenimiento lo que has escrito, no logro ver nada interesante en el trabajo de este fotógrafo, no alcanzo a apreciar el aspecto revolucionario de su obra que mencionas… en fin, tengo que seguir educándome visualmente. GRACIAS por este gran trabajo!!!

  2. No entiendo a los críticos que le ven a este muchacho
    Sus fotos son como sacadas del Facebook.
    Y vi en el fb, algunas mucho mejores.
    En fin…. Un disparate más de los criticos.

  3. Muchas gracias por este fantástico estudio de un fotógrafo tan importante como Martin Parr, al que conocía pero muy por encima. Tu estudio hace que lo aprecie ahora de un modo diferente. También es de agradecer la exhaustiva bibliografía. Sí pediría por favor una revisión sintáctica y ortográfica del texto antes de publicar, a veces la lectura es desconcertante por ese motivo. Gracias.

    1. Después de leer tu comentario revisé el documento y encontré el problema: en lugar de publicar mi última versión publiqué -por error- un borrador que incluía, como bien apuntaste, errores de sintaxis y ortografía. Mil perdones; la versión correcta ya es la que se encuentra publicada. De verdad mil gracias por el comentario pues, de otro modo, tal vez no me habría dado cuenta del error.

      1. Nada que disculpar Óscar, al contrario… trabajo en el mundo editorial, y por experiencia sé que ocurre continuamente. Y me alivia que hayas tomado mi comentario constructivamente, dice mucho de ti. Estás haciendo un trabajo fantástico.

  4. Querido amigo,
    Hace varios años un amigo británico me decia; «Nosotros en Gran Bretaña tenemos toda la moda, sin embargo no tenemos ni gusto ni gracia para usarla». Martin Parr con su cinismo ilustra a perfección esta sentencia.
    ¡Un placer tenerte de vuelta!

  5. Me encanta la obra de Martín Parr y tu artículo es excelente. Se lo mostrare a mis alumnos del Centro Cultural Rojas de la Universidad de Buenos Aires y del Centro Cultural General San Martín.

  6. Había visto varias de estas fotos con anterioridad pero no me decían nada, no entendía por que tan famoso Martin Parr. Ahora viéndolas en el contexto de tu artículo comprendí que lo que en en el. Muchas gracias por esta mirada que me sirvió para aprender.

  7. Muy Bueno el trabajo de investigación sobre Parr, no lo conocía a él; sí el estilo y la búsqueda personal sobre el tema que elige fotografiar. Me encantó. Como fotógrafo me identifiqué en partes de tus textos y en las miradas de Parr. Gracias.
    Pablo.

    1. Muchas gracias, Parr es un fotógrafo que no ha todo el mundo gusta, pero que me parece un trabajo muy importante y que hay que saber leer desde la condición posmoderna. Muchas gracias por el comentario y te mando muchos saludos.

  8. Excelente análisis sobre la obra de Parr. Es tal cual todo lo que decís. Parr fue muy copiado, algo tendrá. Es esa verdad incómoda que dice un niño en medio de una fiesta familiar en donde todo el mundo hace silencio porque no hay nada que agregar y no se puede arreglar. Me alegra ver, como Licenciada en letras, que ha estudiado latín, griego y la cultura clásica, tus conocimientos en estos temas
    Felicitaciones
    Mariana

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