Un maestro fotógrafo le dijo a su alumno:
-Muchacho, dentro de cada uno de nosotros hay una batalla entre dos fotógrafos. Uno es malvado; quiere fama, dinero, reconocimiento; hace fotos bonitas, pero huecas. Él usa la fotografía para su ego, pero no la ama. El otro es bondadoso; busca crear fotografías con honduras, sinceridad, pericia, inteligencia. Hace fotos porque lo necesita y porque es el idioma que ama, no le importa la fama ni el dinero: quiere crecer como fotógrafo.
El discípulo pensó un poco y preguntó:
-Maestro, ¿Qué fotógrafo gana?
-El que alimentas.
(Adaptado de una leyenda cherokee por Óscar Colorado Nates)
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Gran sabiduría la del maestro, gran interés del alumno. Sin duda un gran coctel para el crecimiento.
Excelente fábula. Coincido plenamente en esta lucha interna a la que nos haces referencia. A todos un poco nos gustaría ser el próximo Gursky y saber que las cuentas del banco van a estar regordetas, aunque probablemente intentando hacer nuestra «99 Cents» sepamos que vivimos una tortura psicológica y creativa. Al menos en mi caso, me parece que seguiré con la cuentas flacas pero el espíritu satisfecho.
Un enorme saludo,
Luis
Yo creo Luis, igual que tú, que a la larga alimentar al «fotógrafo bueno» es en verdad lo que anima el trabajo de los grandes y lo otro es, aunque suene duro, puro utilitarismo hueco. ¡Un abrazo! Óscar