CHINA. Beijing. De diciembre de 1948. Un distribuidor Itinerante que vende cigarrillos chinos con maní, imitando marcas extranjeras con cierto éxito. En el escaparate de los retratos (a la izquierda) de mariscal Chang Kai-Chek y de Sun Yat-sen (a la derecha) con uno de su frase final: «La revolución no ha terminado, mis camaradas deben continuarla.»