Al momento de contemplar una fotografía, vale la pena hacer un primer ejercicio y dividir nuestra observación en dos segmentos: uno dedicado a la denotación y otro a la connotación.
Por Óscar Colorado Nates*
Écfracis (o «Platícame esta foto»)
La parte denotativa de la fotografía es lo que está ahí, exclusivamente. Se trata del sujeto, las formas, los colores o los tonos, el arreglo espacial (la composición, es decir, el diseño)… Esos elementos vale la pena discernirlos. Incluso puede hacerse un pequeño ejercicio de écfrasis, es decir, el describir la fotografía con palabras. Esta écfrasis hacerse por escrito, en voz alta o mentalmente: La idea es explicitar, describir, con palabras lo que vemos.
La denotación es parte de la lectura objetiva. Se le llama así porque es una lectura sin opinión y porque no hay lugar a subjetividades. Es como una suerte de análisis forense de orden técnico.
Por ejemplo, la imagen anterior de Werner Bischof tiene algunos elementos objetivos claramente identificables: fotografía, blanco y negro, formato 1:1, un hombre mayor que porta anteojos se maquilla con un pincel. Además de constituir elementos denotativos de la foto, el anterior es un ejercicio muy sencillo de écfrasis que nos sirve para identificar claramente los elementos generales de la imagen. En esta fase de la lectura aún no llegamos a una interpretación del significado de la foto ni su sentido.
Esta lectura, que puede parecer muy simple puede llegar a honduras verdaderamente complejas, como puede apreciarse en el análisis de esta fotografía del mexicano Nacho López; haga clic en la foto para abrir en ventana aparte la lectura de esta imagen:
Leer también es opinar
Ahora, viene el segundo segmento y es la connotación. Tiene que ver con nuestra opinión, con lo que nos hace sentir la imagen, qué símbolos encontramos, qué signos podemos diferenciar y, más importante todavía, que interpretación realizamos de la foto. Esta lectura también se conoce como subjetiva. En realidad es la más rica e interesante de las lecturas.
Decía Heráclito que nadie se baña dos veces en el mismo río: es decir, que los seres humanos estamos en permanente mutación y nunca somos los mismos, de modo que el río no cambia, pero nosotros sí. Eso mismo pasa con la lectura fotográfica.
Hay, por ejemplo, autores que pueden pueden leerse y releerse a través de los años: Henri Cartier-Bresson, Robert Frank, Garry Winogrand, Josef Koudelka, por mencionar solamente algunos.
Cada uno de estos maestros invitan a una re-lectura constante. No olvidemos que la lectura connotativa parte de una realidad y contexto cultural, tanto del lector como de su entorno, espacio e incluso tiempo.
Una fotografía de Graciela Iturbide, como Mujer Ángel (lectura de esta imagen disponible aquí) puede ser interpretada de manera muy distinta por un mexicano que por un español. Y en esa diversidad queda claro que la fotografía siempre tiene una posibilidad de ser re-creada con cada mirada.
Decía Gerry Badger que aunque se intentara crear una fotografía totalmente objetiva, eso es imposible porque aunque se lograse, el observador siempre y por necesidad es subjetivo, como subjetivos somos todos los seres humanos.
A manera de conclusión
Para tener una experiencia de lectura rica, vale la pena seguir cuatro pasos:
- Primer vistazo a las fotografías de un libro y marcarlas con una banderita, escogiendo aquellas que hayan llamado nuestra atención.
- Se puede entonces volver a cada una de las fotografías que nos ha interesado y dedicarle un minuto a cada una.
- Vale la pena hacer una primera lectura denotativa, es decir, objetiva para identificar los elementos formales de la foto. Más información sobre estos elementos aquí.
- Finalmente se puede dedicar tiempo a una lectura connotativa, o sea, subjetiva: Se trata de opinar sobra la foto al tiempo que se identifica qué nos hace sentir, qué signos o símbolos encontramos y cómo los interpretamos. Es una lectura donde no hay respuestas correctas o incorrectas, cada imagen tiene sentidos y lecturas connotativas totalmente personales. Al leer esa parte subjetiva de la imagen también se pueden contestar tres preguntas: ¿Qué trata de decir el autor de la fotografía? ¿Qué te dice a ti la foto? ¿Qué le digo yo, qué le respondo, a esta foto?
Este es un método básico, un primer punto de partida, para leer una imagen, pero que nos permite identificar que hay elementos que no cambian de lector a lector (por ejemplo, una imagen en blanco y negro no estará en color sin importar cuántas personas la vean), pero también componentes que cambiarán de lector en lector; se trata de la parte subjetiva que tiene que ver con el contexto, tiempo, referentes culturas e historia de cada persona.
El tratar de identificar qué elementos son denotativos (objetivos) y cuáles son componentes connotativos (subjetivos) es un paso esencial para comenzar a analizar los diferentes posibilidades de disfrute y comprensión de una fotografía.
Es autor de los libros:
- Ideas Decisivas: 800 reflexiones fotográficas (2a. Edición)
- Fotografía 3.0 Y después de la Postfotografía ¿Qué?
- Instagram, el ojo del mundo
- Fotografía de documentalismo social
- Fotografía Artística Contemporánea
- El Mejor Fotógrafo del Mundo.
Columnista en el periódico El Universal (Cd. de México).
Editor y Director General de la revista fotográfica MIRADAS.
Co-fundador de la Sociedad Mexicana de Daguerrotipia y miembro de The Photographic Historical Society (Rochester, NY).
Las opiniones vertidas en los artículos son personales y no reflejan necesariamente las posturas de la Universidad Panamericana.
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