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Sergio Larrain, el cazador de milagros

Su trabajo apasionante dejó huella en algunos grandes maestros de la fotografía. Presentamos a uno de los más grandes fotógrafos latinoamericanos de la historia. 

Por Óscar Colorado Nates*

(Informe especial dedicado a todos los seguidores, amigos y suscriptores de Chile).

Sergio Larraín tenía apenas 28 años cuando hizo realidad el sueño de algunos fotógrafos: dinero, fama y reconocimiento. Tenía reportajes publicados en Paris Match, Life y las revistas ilustradas más importantes del mundo. El mismísimo Henri Cartier-Bresson le había entregado las llaves del Olimpo fotográfico al invitarlo a Magnum Photos, la agencia fotográfica más importante del mundo.

Sergio Larraín. Argelia

Larraín le había escrito a Carmen Silva, amiga pintora:

“Estoy nervioso porque me han publicado un reportaje en Match, porque he estado en el Vía Veneto donde está todo el mundo brillante de Roma y los fotógrafos me han recibido bien, muy amistosamente (la aristocracia de la Mágnum) y he estado con las divas y vedettes… tirito y miro las fotos del Paris Match, (que son sanas y fuertes sin ser bellas, bastante primarias) y esas fotos que casi no me doy cuenta en el momento en que las he tomado, se me hacen importantes y las distingo de las de los otros… toda esa emoción… el Yo.1

Sergio Larrain, Londres, 1957-1958

Sin embargo, el Queco, como le llamaban afectuosamente sus amigos, estaba muy lejos de la felicidad.

Toda aquella gloria le resultaba insípida; el crecimiento del ego le pesaba como una piedra que había que arrastrar. Había aprendido a viajar ligero y ahora debía acarrear un fatigoso lastre de conflictos. Detestaba el ritmo vertiginoso de la fotografía informativa; los encargos le resultaban chocantes. Él, tan acostumbrado a la contemplación antes de accionar el obturador, tenía que resolver a toda prisa las encomiendas que le hacían desde la Magnum. El trabajo resultante eran fotos que, en el fondo, no las veía como suyas.

Sergio Larraín. Chile.  De Aysen a Chiloe. 1957.

Ahora, desde Francia, Italia, Inglaterra o Argelia, habían quedado muy lejos, allá en su natal Chile, aquellas estampas con los niños miserables a la orilla el río Mapocho, o de los entresijos y vericuetos de Valparaíso. ¡Cuánto extrañaba aquel vagabundeo sin prisa! Larraín añoraba:

“…sentarse cuando uno está cansado debajo de un árbol, comprar un plátano y unos panes… Y así, tomar un tren, ir a una parte que a uno le tinque y mirar, dibujar también, y mirar, salirse del mundo conocido, entrar en lo que nunca has visto, dejarse llevar por el gusto….”2

Sergio necesitaba, urgente y vitalmente, regresar al epicentro de su vida. En 1962 escribe a Cartier-Bresson:

Hacer buena fotografía es difícil, lleva mucho tiempo. Intenté adaptarme en cuanto me incorporé al grupo de ustedes [Magnum]. Para aprender y conseguir que me publicaran. Pero me gustaría volver a hacer algo más serio. […] …me gustaría encontrar una vía que me permitiese actuar a un nivel que para mí sea más vital. No puedo seguir adaptándome.3

Pero Sergio Larraín no estaba despidiéndose únicamente de su querido Henri, ni de Magnum: era el inicio de su adiós a la fotografía. 10 años de trabajo con la cámara lo habían convertido en el fotógrafo chileno más relevante y reputado de la historia.4 5 Sin embargo, aquello había sido apenas un paréntesis, una parada. En realidad el Queco Larraín era, en el sentido más hondo y literal del término, un místico que tuvo un pequeño desvío en la vida que se llamó «fotografía».

  1. Primeros años

Sergio Larraín Echeñique nació, entre sábanas de seda, en Santiago de Chile el año de 1931.

Su padre, Sergio Larraín García-Moreno era un destacado arquitecto, fundador de la Escuela de Bellas Artes en la Universidad Católica de Chile y fue Decano de la Facultad de Arquitectura y reconocido con el Premio Nacional de Arquitectura en 1972.

Sergio Larraín Moreno. Destacado arquitecto chileno.

La madre de la familia Larraín Echeñique, Mercedes (conocida como la tía Pin), era una mujer fuerte y extrovertida.6

Sergio tuvo tres hermana (Luisa, Luz y Bárbara) y un hermano (Santiago).

El arquitecto Larraín era amigo de pintores y un entusiasta de las vanguardias europeas. La casona ubicada en Pedro Valdivia Norte, hogar de los Larraín Echenique, era también un espacio ideal para reuniones y tertulias intelectuales. Ahí se fraguaba la modernidad chilena, en consonancia con las vanguardias europeas.

El Queco, desde la niñez, encontró en casa un ambiente cultural de excepción con una biblioteca excelente que educó su gusto por lo bello. 7 En sus primeros años tuvo contacto con revistas como Urbe o la biblia surrealista Minotauro así como libros ilustrados de grandes maestros como Cézanneo Matisse, por citar solamente un par. 8

Sergio Larraín, Paris 1959

El pequeño Sergio asistió al Colegio Saint George. Un compañero de escuela,  Armando Uribe (Premio Nacional de Literatura) recuerda que “El Queco Larraín era flaco, no muy alto, y caminaba a grandes  zancadas, sobre la punta de sus pies.9

La relación entre el futuro fotógrafo y su padre arquitecto no era buena; estaban constantemente en conflicto. Ambos eran de gran sensibilidad, pero conforme fue creciendo el chico la distancia entre ambos se acrecentó. 10 El Queco acabó siendo, para disgusto de su padre, la oveja negra de la familia Larraín Echeñique.11 A pesar de la sensibilidad hacia lo bello del padre, la vocación artística de Sergio era reprobada por el arquitecto. 12

Cuando el Queco terminó el colegio en 1949 necesitaba, urgentemente, huir. Detestaba las frivolidades de las que participaba su familia: fiestas, cenas… Su situación le ahogaba.13  Aquella posición social de privilegio le provocaba grandes fricciones familiares y también interiores; en su interior le parecía inadmisible el vivir en la mejor casa del barrio.14

Cuando terminó el colegio encontró una puerta de salida: cursar la universidad en Estados Unidos, lejos de aquella familia que ya le pesaba tanto.

Berkeley y la ingeniería forestal

Sergio Larraín decidió hacerse ingeniero forestal. Esta decisión suena un poco menos extraña cuando se comprende que el joven quería  vivir al sur de Chile, en aquellos magníficos bosques y ríos aún vírgenes de clima alpino. 15  Larraín se marchó a estudiar a Estados Unidos. Tenía 18 años y aquellos estudios de ingeniería apaciguaron un poco al padre, al tiempo que le ofrecían distancia y aire para alejarse del agobiante núcleo familiar. 16

Así fue como Sergio Larraín viajó al norte del continente americano para estudiar ingeniería forestal en la Universidad de California en Berkeley17.

Pero, como era de prever, en el fondo la ingeniería el tenía sin mayor cuidado y más bien se dedicaba a deambular por los barecitos de San Francisco y convivir con los músicos de jazz.18 Se dice que era más asiduo a los bares y la mariguana que a las clases. 19

También deseaba lograr una liberación también en lo económico, independizarse de la bonanza familiar que era -en el fondo- un grillete. Obtuvo empleo como lava-platos con un sueldo de 60 dólares por mes.20

Un día fue de tiendas y en un escaparate halló una cámara Leica IIIc, usada, que adquirió mediante pagos diferidos de cinco dólares por mes.21 También compró una flauta.22

Así fue como, poco a poco, se asomaba al mundo de la imagen y daba sus primeros pasos en el universo de la fotografía. 23 24

Ann Arbor (Míchigan)

Hacia 1950 decidió encontrar un mejor espacio para vivir y desarrollar su gusto por la fotografía, de modo que se mudó a la ciudad de Ann Arbor para estudiar en la Universidad de Míchigan. Ahí continuó su carrera fotográfica y tuvo acceso a un laboratorio en blanco y negro donde hizo sus primeros revelados.25 Eventualmente, en aquel cuarto oscuro prestado comprendería los secretos y técnicas del laboratorio fotográfico. 26

Universidad de Míchigan en Ann Arbor

El propio Larraín relataba:

“…en Ann Arbor (Míchigan), cuando tenía 19 años, estaba tan confundido que, por fin, decidí ir en busca de la verdad y adoptar una profesión que me permitiera vagabundear. Así fue como empecé a aprender a tocar la flauta, creyendo que podría ganarme la vida tocando en los cafés. Durante los fines de semana, me prestaban un laboratorio fotográfico y me gustaba mucho revelar y ampliar las fotos. Así aprendí las bases de la fotografía.27

Finalmente dejó la escuela, decidido a convertirse en fotógrafo y escritor. Entonces regresó a Chile en un navío carbonero.28 Empero,  el regreso a Chile estaría marcado por una desgracia que alteraría la vida de la familia Larrain Echeñique para siempre.

  1. La tragedia de Santiago

Santiago, el hermano menor de Sergio, sufrió un accidente ecuestre y tuvo una hemorragia interna. Un diagnóstico médico erróneo provocó que la familia no le diera importancia a la caída: el hijo menor falleció. Fue una tragedia que estremeció a la familia Larraín, acostumbrada a la fiesta y la frivolidad. La madre se hizo monja laica, hizo voto de pobreza y jamás volvió a portar escote ni joyas. 29 Durante el trayecto a Chile, el Queco se afeitó cabeza y cejas: estaba irreconocible, aún para él mismo.30 31

El gran viaje

La catástrofe familiar hizo que los Larraín Echeñique buscaran un espacio para el encuentro y la reconciliación. Fue el origen de una travesía de ocho meses por Europa y Oriente Medio.

Sergio Larraín. Argel

El periplo fracasó en su intención inicial: aunque el padre quería la unión familiar, Sergio sentía aquel viaje como algo falso. Aún durante el viaje la distancia creció más. Decidió hacer su propio viaje durmiendo en pensiones modestas, lejos de los hoteles lujosos donde se hospedaba el resto de la familia. 32

A pesar de las circunstancia, para Sergio fue un momento de definición vocacional. Se impresionó en Italia por la obra pictórica de Tiziano y las fotos de Giuseppe Cavalli.33 Fueron obras que le abrieron horizontes sobre lo que significa ser artista.34

Retiro espiritual

Sergio tuvo su  primer contacto con textos místicos a través de un monje hindú que conoció en París. 35 De regreso en Santiago, el joven se mudó a la comuna La Reina, un sector de Santiago.36

El propio fotógrafo lo explica:

“De vuelta en Chile, me fui a vivir solo en una casa de adobe que había alquilado por un año. Quería estar solo, quería encontrarme a mí mismo… Pasé un año descalzo, haciendo yoga -que no conocía para nada- y leyendo lo que encontraba sobre el tema… Ese año de soledad me limpió la mente y al final experimenté el satori37 (sin saberlo). Por fin formaba uno con el universo, como un niño tranquilo y sereno.38

Alejandro Gouhaneh explica que: “Allí, bien lejos, a pies descalzos casi siempre, comenzó a vivir definitivamente como un ermitaño. Muchas lecturas, largas meditaciones, cero exposición a las dinámicas de la vida social, abierto compromiso con una espiritualidad dura y exigente. Fue, diría después, una «bonita época, en la que aprendí a conocerme a mí mismo.»39

Sergio medita largamente,  guarda silencio: se separa de lo que no consideraba suyo. 40

En una entrevista que le hizo José Donoso, Sergio explicó: “Tenía 21 años y era como una hoja al viento. Regalé todo, ropa, libros, fotos e hice voto de castidad.41

En aquellos tiempos ocurre otro hecho importante: comienza sesiones con el psiquiatra Claudio Naranjo, pionero en Chile en el uso de drogas para alterar estados de conciencia. Entonces, Larraín experimenta con el LSD, se sorprende con el ácido y lo recomienda a sus amigos. 42

Al mismo tiempo, Sergio sigue en una reflexión sobre lo visual y trabaja en un diminuto laboratorio donde hace el revelado de sus primeras fotos chilenas. 43

El propio Larrain narra que:

“Durante ese período, tenía un laboratorio y, de vez en cuando, iba a Valparaíso a tomar fotografías. Estaba tan «limpio» que se empezaron a producir milagros: mi fotografía se volvió mágica.44

Sergio estaba convencido de la importancia del cuestionamiento interior, espiritual, que se reflejaba en su obra:

“Mis fotografías sólo hubieran sido un trabajo estético, un trabajo bien hecho, algo puramente bonito, si no hubiera hecho un trabajo interno. La fotografía es más que sólo un trabajo estético. Es una forma de expresión, es el resultado de tu mundo interno en composición con la luz.”45

Años mas tarde este maestro de la lente recomendaría a su sobrino, interesado en la fotografía:

“Sal del mundo conocido, penetra en lo que no has visto y déjate llevar por las ganas de moverte, donde lo sientas y poco a poco encontrarás cosas y las imágenes vendrán a ti como apariciones. No te fuerces nunca a hacer fotos, porque la poesía se habrá perdido”.46

  1. Los niños en situación de calle

Después de su estancia en La Reina, Sergio  se ve obligado a realizar, en 1952, el servicio militar en la Infantería de Montaña.47

Entonces, el Queco comienza a poner atención a la realidad de los más pobres, del abandono y en particular de los niños huérfanos que vagaban por las calles de Santiago de Chile.48

Sergio Larraín, Santiago, Chile, 1955

Larraín encuentra en aquellos infantes en situación de calle en Santiago su primer gran tema fotográfico. Apenas era un aprendiz de la cámara, pero encontró en aquellos niños un eco a su propia rebeldía e inadaptación. La miseria que horrorizaba a la sociedad chilena sirve como punto en enlace sensible para el artista. El fotógrafo se sentía identificado. Se ponía, metafórica y literalmente, a su nivel, a ras de suelo y les hacía fotos.49

Sergio Larraín, Santiago, 1955

Resulta fundamental comprender las circunstancias sociales y el momento histórico de Sergio y aquellos niños a mitad del siglo XX. Era 1952 y por aquel entonces la capital chilena contaba unos 1.3 millones de habitantes (6 millones en todo Chile); 25% de ellos eran analfabetas. El déficit de vivienda superaba el medio millón en todo el país y tenían una inflación alarmante del 86% (1955) y de cada mil recién nacidos morían unos 150. Los niños eran quienes llevaban la peor parte de aquella crisis económica y social. 50

CHILE. Santiago. 1955.

Juan José Larraín, hijo del fotógrafo, explica: “Mi papá convivió con estos niños durante un tiempo: los vio asaltar gente, dormir debajo de los puentes, en las alcantarillas, todo. Quedó impactado con esta experiencia.”51

Sergio no afrontó a estos niños como una otredad, sino todo lo contrario, los vio como una extensión de sí mismo. 52

Era una contradicción: los niños pobres habían sido abandonados por sus padres en la miseria mientras que el Queco había sido desplazado por su familia pudiente. 53 El fotógrafo encuentra en aquellos chicos a sus verdaderos hermanos, se solidariza con ellos y se vuelve un renegado social. 54

Sergio Larraín. Niños debajo de puente en el río Mapocho, Santiago, 1955

Hay una foto particularmente simbólica, se trata de un chico que nada fuera de una alcantarilla:, un “…buen símbolo para nosotros que no vemos más que miserias, para que tomemos la vista y nos oigamos palpitar serenos por dentro”.55

Sergio Larraín, río Mapocho

Soledad Zárate dice que estos retratos hechos por Sergio Larrain “…no son conformistas, ni condenatorios, y dan cuenta con firmeza de que la pobreza tiene rostro y que es profundamente humana. Su mirada hacia la pobreza infantil es documental y dramática, y apunta a poner como protagonista de su foco el desgarrador mundo de los niños de la calle.56” Y abunda: “Su mirada es la de un observador sorprendido, involucrado, que retrató también su admiración por quienes lidiaban con la carencia y la soledad cotidianamente, y que invitan a despojarse de la mirada lastimera que predominaba en los discursos y aproximaciones a la pobreza de la época para reemplazarla por una mirada empática, y que se/nos interroga por las causas profundas de un estado injusto y recreado por la voluntad humana, no por la divina.57

Sergio Larraín, Santiago, 1955

En 1953 Sergio presenta su primera exposición. Las fotos fueron tan poderosas que dos instituciones altruistas,  Hogar de Cristo y Fundación Mi Casa, le apoyaron para seguir trabajando.59

Para Josep Vicent Monzó esta serie sobre los niños en situación de calle es su mejor trabajo. “Por un lado, representa un quiebre con su familia y el mundo de la elite. Por otro, rompe con la forma aceptada de hacer fotografía.60

En el acervo del MoMA

Tras la respuesta positiva a las fotografías de aquellos niños en Santiago, Sergio decide elegir algunas y enviarlas a Nueva York. Edward Steichen, director del departamento de fotografía del Museum of Modern Art (MoMA) decide comprar dos piezas para el acervo de la institución.61

Steichen le pide al joven que siga haciendo fotografías. Era un punto de inflexión en la vida del Queco quien a partir de ese momento se dedica de tiempo completo a la fotografía. 62

1958: Un año crucial para el Queco

A mediados de la década de 1950, Sergio traba amista con Jorge Opazo, importante fotógrafo de glamour chileno quien se convierte en su mentor. 63

Sergio Larraín, Entre la isla de Chiloe y el Puerto Montt, 1957

En 1956 Larraín se une a la revista O Cruzeiro Internacional,64 por aquel entonces uno de los espacios gráficos más importantes en  Latinoamérica.65

Durante 1957 el fotógrafo viaja por Chile y el resto del continente; colabora con el Teatro de Mimos. Ese mismo año expone en la Sala del Ministerio de Educación en Santiago. En 1958 exhibe en el Museo Nacional de Bellas Artes y luego en Galatea, galería de Buenos Aires.66 Por aquellos años viaja por Perú, Bolivia y Argentina.

Sergio Larraín, Buenos Aires, 1957-1958

1958 resultó un año toral para el Queco, cuando coincide en Copacabana con el fotógrafo suizo René Burri. Sergio le mostró su trabajo de reportaje sobre Río para que hicieran el revelado en París y le entrega una carta para Henri Cartier-Bresson. Es el principio de la relación entre Larraín y Magnum Photos, la agencia fotográfica más importante del mundo. 67

Sergio Larraín, Perú, Cuzco

En el invierno de 1958,68 Sergio viaja a Londres, donde iniciaría una etapa crucial en su carrera fotográfica.

  1. Londres

Larraín logró obtener una beca del British Council69 para viajar y hacer fotografías en Londres.

Ese invierno de 1958-59 provoca en Sergio un entendimiento diferente sobre lo urbano, la gente y su modo de vida.70 En esta serie fotográfica puede encontrarse el poder del dinero aparejado de la soledad y la niebla. 71

Sergio Larraín, Londres, 1958-1959

Este trabajo se convierte en uno de los más importantes para el fotógrafo chileno. En él reverberan algunos ecos visuales con la obra  de Robert Frank.  El fotógrafo suizo también realizó imágenes en Londres, pero el trabajo del chileno resulta incluso más potente. Frank viajaría posteriormente a Estados Unidos y haría su obra cumbre: Los americanos. Pero las fotografías del chileno muy bien podrían haberse titulado Los londinenses. Se trata también de la mirada de un extranjero que se asoma, al tiempo que opina con su lente, a la vida y costumbres de un país ajeno.

Gracias a este cuerpo de obra el propio Cartier-Bresson invita al Queco a participar en Magnum Photos.72

  1. Magnum Photos

Ya decíamos que la relación Larraín-Magnum halla su primer antecedente en el encuentro con René Burri. Aunque seguramente importaron las fotografías londineses, son los niños de Santiago los que realmente sirven de llave para abrir a Sergio las puertas de la agencia fotográfica más importante del mundo.

Agnès Sire, editora de Magnum Photos explica que “Era el inicio de 1958 o 1959 y en esa época no había muchas formalidades para entrar en Magnum. Él presentó un conjunto de fotografías muy sobrecogedor de los niños de las calles de Santiago y ya podíamos sentir la empatía que tenía con esos niños, el talento fotográfico, su manera de encuadrar incomparable. Todo eso, en conjunto, hace que sea un fotógrafo con quien tuvimos ganas de decir « vamos, vas a ser parte de nuestro club»”.73

Entonces, Sergio se incorpora en 1959 como asociado de Magnum y a partir de 1961 en miembro de pleno derecho en la cooperativa. Fue el primer fotógrafo latinoamericano en Magnum. 74 Henri Cartier-Bresson sintió gran respeto por aquel joven y Sergio tuvo gran afecto por el maestro.75

En Magnum, Sergio cumple con pedidos específicos: un reportaje sobre nuevos museos italianos o en el Festival de Cine de Venecia. Hizo un foto-reportaje bélico en Argelia (el asedio a la Casbah de Argel) y cubrió, junto con Inge Morath, el rumboso matrimonio del Sha de Irán con Farah Diba.76

El capo italiano

Uno de los trabajos que dieron mayor notoriedad a Larraín, durante aquellos años en Magnum fue la cobertura fotográfica de Giuseppe Russo, el “Capo di tutti”, jefe de la mafia siciliana.

Sergio Larraín, retrato de Giuseppe Russo

En 1960 se publicarían en Life Magazine las fotografías de Sergio donde muestra al mafioso. Bajo el título “La obra maléfica de la mafia”77  se muestra un inesperado cuadro íntimo del criminal. En una de las fotografías Larraín fotografía al rufián mientras duerme, plácido, la siesta bajo un cuadro del Sagrado Corazón.

Todo el mundo se sorprende: ¿Cómo fue capaz de lograr tal acceso al hogar de uno de los mayores, y mejor resguardados, criminales de la mafia italiana?

Sergio Larraín, Italia, Sicilia. Calle Corleone, 1959

Sergio Larraín se hace pasar por un turista chileno interesado en las ruinas romanas y acaba cayéndole en gracia al capo di capi quien lo invita a su casa. Larraín hace fotos a pesar de los guardaespaldas que resguardan constantemente a Giuseppe Russo. Cuando los custodios se extrañan de que haga tanta fotografía increpan al fotógrafo y Sergio, cándidamente contesta que si no hace muchas fotografías ¿Cómo podrá después escoger las mejores? Los escoltas aceptan, sin más, la explicación.

Una vez realizado el reportaje, Magnum Photos tuvo la tarea de extraer tan pronto como fue posible a Larraín de aquel lugar.78

De regreso en París todos se asombran en Magnum. El Queco ha hecho lo imposible: ha regresado con 6 mil fotos de Sicilia, 72 son del capo. La serie es vendida a Paris Match, Life y otras revistas en miles de dólares. 79 Este trabajo le da la vuelta al mundo y dirigen los reflectores del mundo fotográfico hacia Sergio.80

Sergio Larraín, Italia, Sicilia, 1959

Entonces, Sergio inicia una etapa nueva: «…como en un cuento de hadas entré en el mundo del periodismo fotográfico, luego de una vida sin tener casi trabajo…81” Es un momento en el que lo tiene todo: un ojo fotográfico, talento, un primer libro publicado…82

Larrain, Cortázar y Antonioni

Sergio realiza una fotografía en la catedral de Notre Dame, en París. Descubre al revelar la imagen que una pareja, al fondo, mantiene un encuentro íntimo. El episodio inspira a Julio Cortázar a escribir Las babas del diablo (1959).83

Sergio Larraín, París, 1959

A su vez, el cineasta Michelangelo Antonioni obtendría del cuento de Cortázar la idea para su filme Blow Up. Entonces, Larraín podría decirse que es una suerte de «abuelo narrativo» que da origen a esa historia donde una fotografía accidentalmente revela la evidencia de un crimen. 84

Sergio Larraín, París, 1959

Para cuando se estrena Blow-up en 1966, el homenaje no le interesa a Sergio quien no le prestaba mayor importancia a la fama. Él mismo dijo que “…el dinero y el prestigio destruyen al hombre y sobre todo al artista”85

Sergio Larraín, París, 1959

1960 a 1965

En noviembre de 1960 Sergio se casa con Francisca Truel en Perú; con ella procrearía a Gregoria (1961). Para 1963 publica su primer libro El rectángulo en la mano y comienza un intenso proyecto de fotografía en Valparaíso del que daremos cuenta con mayor profundidad más adelante.

Sergio Larraín, Perú, 1960

Hacia 1964 Sergio Larraín funda en Santiago la agencia Tecni-Kalyas de comunicación artística y en 1965 expone en el Art Institute of Chicago.86

Sergio Larraín, Perú, 1960

Para aquel tiempo Pablo Neruda, gran amigo del arquitecto Larraín, encarga a Sergio unas fotografías. Se trata de hacer imágenes en la casa en Isla Negra del escritor. El trabajo se publica en la colección Imagen y Palabra (Editorial Lumen). Esta colaboración entre fotógrafo y escritor  se repetiría con la primera publicación de Valparaíso (revista Du, Suiza, 1965), obra emblemática de Sergio Larraín.87

Sergio Larraín, Pablo Neruda en la Isla Negra, 1957

6. Retorno a Chile

Sergio comienza a establecer distancia con Magnum. Desde el principio los trabajos de la agencia le provocaron una gran fricción interior, en particular el reportaje con la mafia. Sergio las detestaba e incluso llego a decir que no las reconocía como obras suyas. 88  89

Y es que los encargos eran para Sergio una imposición malsana. En la célebre carta a su sobrino escribió:

“[Nunca] …fuerces la salida a tomar fotos, porque se pierde la poesía, la vida que ello tiene, se enferma. Es como forzar el amor o la amistad, no se puede.90

Sergio Larraín, Buenos Aires, 1957

Larraín sostenía que “los trabajos de encargo no dan fotos buenas”, razón por la cual la libertad artística no debe someterse a modas y cánones establecidos.91

Por otra parte, el ritmo trepidante de la agencia tampoco le venía nada bien. En una carta a Cartier-Bresson le expone:

“Hacer buena fotografía es difícil, lleva mucho tiempo. Intenté adaptarme en cuanto me incorporé al grupo de ustedes [Magnum]. Para aprender y conseguir que me publicaran. Pero me gustaría volver a hacer algo más serio. El problema son los mercados, lograr que te publiquen y ganar dinero.”92

Sergio Larraín, Bolivia, 1958

Y es que Sergio siempre tuvo la duda sobre el aceptar encargos y tener que hacer concesiones si quería vivir de sus fotos. Su solución fue radical: como buen artista le dio la espalda a ese mundo mercantil. Lo que necesitaba, por encima de todo, era expresar su sensibilidad mediante un compromiso profundo con aquello que veía.93

Sergio escribió una vez:

“Sólo se consiguen buenas fotos cuando uno hace lo que de verdad le interesa, o sea, escoger uno mismo sus temas. Dibujar con lápiz y un bloc es la mejor manera de entrar en un tema, trabajar sin tiempo, durante meses, años, hasta sentir que uno lo ha logrado. Es lo que da fotos que se sostienen. En general los trabajos de encargo no dan fotos buenas realmente; es como la poesía, uno debe hacer su gusto, nada más94 …”

Sergio Larraín, Peru, 1960

Sergio decidió, eventualmente, regresar a Chile. Aunque se estableció una distancia nunca rompió lanzas con Magnum que todavía hoy preserva las fotos del chileno dentro del catálogo de la agencia.

El Queco necesitaba trabajar a su aire. En 1965 le escribe nuevamente a Cartier-Bresson:

“…trato de trabajar sólo en temas que me importan. Para mí, es la única manera de seguir dedicándome a al fotografía. Y me tomo el tiempo que sea necesario y que quiero dedicarle, y trabajo a mi ritmo, despacio. Necesito tener mucho tiempo para mí, para hacer otras cosas, para ver cómo evoluciona mi fotografía, si es que evoluciona todavía…95

Y agrega:

“Creo que la presión del mundo periodístico -siempre dispuesto a cualquier tema- destruye mi amor por el trabajo y mi concentración.96

Con su regreso a Chile, Sergio encuentra el tiempo y la libertad para emprender una de las etapas más importantes e íntimas de su trabajo fotográfico en el puerto chileno de Valparaíso.

  1. Valparaíso

Cuando Sergio Larraín regresó a Chile lo hace bajo la figura de corresponsal para Magnum, lo cual le permitía alejarse de los entresijos de la agencia.97

Ya en Chile trabaja su gran ensayo sobre el puerto de Valparaíso. Lo había iniciado en los años cincuenta y lo concluyó en 1965.98

Sergio Larrain, Valparaíso, 1963

Verónica Torres explica que, con la serie de Valparíso, “El resultado es tan profundo que esas imágenes se transforman en la cara del puerto para el mundo. Escaleras tortuosas, niñas que bajan hacia abismos. Perros vagos. Marineros y putas. Barcos que emergen de la niebla.99

Marisol Palma dice que “En sus recorridos por los bares de Valparaíso, Sergio Larrain se adentra en espacios marginales y logra complicidad con aquellos que miran a la cámara. Con un fino tacto parece entrar, cohabitar los espacios que lo atrapan sin alterar las escenas que congela.100

Sergio Larrain, Valparaíso, 1963

Si con los niños en Santiago el Queco había trabajado “a ras de suelo”, en Valparaíso parece descender a las profundidades, o elevarse a las alturas, según quiera verse. Nuevamente Marisol Palma explica que  “Larraín está, ahí inmerso en la acción nocturna, captando situaciones, miradas, risas, momentos, complicidades entre desconocidos. Mira de adentro una situación pero no irrumpe pues, lo cito: «El ideal para mí es seguir una situación con la cámara, me gusta ir descubriendo». En este movimiento y aventura nos involucra como espectadores en la escena del bar.101

Sergio Larraín, Valparaíso, 1954

Larraín logra hacer el gran retrato de Valparaíso donde lo mismo huele el Pacífico que el pescado arruinado. Ahí están las gaviotas, el ruido de la maquinaria pesada…102

Valparaíso «de nuit»

Sergio merodea en los prostíbulos y bares del barrio chino en Valparaíso. Sus fotografías del puerto recuerdan al Paris de nuit de Brassaï. A pesar de los sórdidos sujetos, impera un ánimo poético en sus imágenes.

Sergio Larrain, Valparaíso, 1963

Sergio queda prendado de los bares y casas de mala nota como  La Tía Lucia, Las Lolis o El 69. Larraín asombra con la perspectiva mágica y alucinante de la Casa de los Siete Espejos. El fotógrafo llega al lugar cada noche, se sienta en la barra, lleva un sandwich y bebe algo. Mira y escucha, pero más importante: se vuelve transparente. Nadie le hace caso. Y ahí, dice Verónica Torres: «…una puta sonriente, papiche, de vestidito corto y tacones altos, le da la mano a un hombre engominado. En el primer espejo no aparece la cara del hombre, pero sí en el segundo. Es una obra maestra.103

En el cauce del río Mapocho, Sergio ya había logrado hacerse uno más con los niños en situación de calle. Por aquel entonces tendría menos de 20 años y no le costó trabajo desaparecer y comprender a los pequeños. Sin embargo, en Valparaíso, ya es un hombre hecho y derecho. En este nuevo entorno y tiempo, Sergio se funde, nuevamente, con el ambiente. Trabaja con paciencia porque, reconoce:

“Uno se demora mucho en ver.104

Sergio Larraín, Santiago, Los 7 espejos, 1963

Sergio queda fascinado con las muchachas de aquellos lugares. Tal vez entendía a esas mujeres: quizá conoció a niñas en situación de calle que encontrarían en la prostitución una salida al hambre y la enfermedad. Su amiga Carmen Silva recuerda que Sergio “…se enamoraba de las putas, pero no de una manera erótica. Le gustaban esas niñas pobretonas que después haciendo sus show se transformaban en princesas, con brillos y cosas…105

La fotografía mágica

Sin embargo, no todas las fotografías de Larraín en Valparaíso son de bares y prostíbulos. Sus imágenes capturan a un Valparaíso serpentenante, un sube-y-baja de escaleras poblado por niños, marineros, perros y gatos. Los ecos al trabajo de Brassaï se traducen en composiciones ondulantes de una acera o el graffitti en algún muro.

Sergio Larraín, Valparaíso, 1963

De todo aquel trabajo de Larraín, que en muchos sentidos podría constituir la quintaesencia de su estilo, destaca una fotografía fundamental,  emblemática:106 Aquella estampa, datada en 1957, donde dos niñas de Valparaíso  descienden una escalera. Dice Leiva Quijada: “El movimiento envuelto por la luz rasante es fundamental, pues la ambigüedad nace de la repetición de la acción: ¿Suben o bajan?, ¿es la misma niña duplicada?, ¿es una puesta en abismo de la cotidianidad?”107

La «foto mágica» de Sergio Larraín, Valparaíso, Pasaje Bavestrello, 1952

Dice Larraín que cuando hizo esta foto “estaba en un estado de paz y tranquilidad absoluta, haciendo lo que de verdad me interesaba, por lo tanto todo tenía que salir perfecto. Entonces, apareció la otra niñita de la nada… Más que perfecto, fue un momento mágico”.108

Es una imagen muy en la línea de Cartier-Bresson. No es de extrañar que el Maestro gustara tanto de las imágenes de Larraín. La geometría de la escena, los puntos áureos y hasta las sombras diagonales de los muros crean una imagen de armonía y contraste inusual.

Para Monzó, “sus trabajos sobre Valparaíso y Londres deberían ser obras de referencia de cómo retratar una ciudad y saber captar su esencia”.109

Larraín demuestra con su trabajo que quien tiene una cámara en la mano no es un fotógrafo, sino un agente de viajes que lleva al observador por inesperados itinerarios llenos de aventura y belleza. Si Brassaï fue el “agente viajero” que nos llevó al París de noche, Doisneau al París du jour, Robert Capa al Día D, Koudelka al día de la invasión de Praga en 1968, entonces Sergio Larraín nos entrega, con sus fotografías, un billete de viaje al puerto chileno a mediados de los cincuenta. Sin embargo, si lo pensamos bien, el Queco nos lleva a un viaje que va más allá de una ciudad. Como hace notar Roberto Bolaño, “los lugares en sus obras son menos de una ciudad y más de un universo íntimo.110” Sergio Larrain es un agente viajero que nos lleva no a Londres, ni con el capo, los niños en situación de calle ni a Valparaíso: el destino es el centro del alma misma de Sergio Larraín.

  1. El retiro

En 1968 la vida de Sergio Larrain dio un nuevo vuelco. En este caso conoció a Oscar Ichazo, místico boliviano cuyas enseñanzas provenían de las escuelas Sufíes y del Cuarto Camino, escuela esotérica de la que fue precursor Gurdjieff, seguido por Ounspensky y Maurice Nicoll.111 A Ichazo se le reconoce la difusión y enseñanza del Eneagrama.112

Para seguir a Oscar Ichazo, Sergio Larrain ingresa a la comunidad de Arica, al norte de Chile. Ahí, bajo la dirección del gurú, el Queco comienza a cortar sus nexos “…con el mundo de la fotografía para profundizar su estudio de la cultura y la mística oriental, adoptando un estilo de vida acorde con sus ideas.113

Sergio escribe en Arica sobre ecología, consume ácido lisérgico y practica yoga. 114 Según Teco Huneeus: “El Queco siempre fue un místico. Era de comunión diaria. Siempre quería encontrar a Dios. Según él, con el LSD tuvo una conexión divina. Él me contó que se había prometido «hacer el camino» de verdad, porque con droga era todo prestado.115

A pesar de cuánto se proclamaba en Arica el desprendimiento y la negación del ego, paradójicamente los celos terminan esta etapa mística para Larrain, quien ya había renunciado a la cámara.

Todo iba bien hasta que Sergio llegó a un nivel que le permitía hablar de tú a tú con su maestro y comenzó a haber tensión entre ambos. 116 Eventualmente echaron a Sergio de Arica de modo que regresó a Santiago con su hijo Juan, procreado con Paz Huneeus durante aquellos años.

Sergio tiene un nuevo desencuentro con Magnum, en esta ocasión más radical pues quema parte de sus fotografías y retira negativos de la agencia.117 Un importante admirador de la obra de Sergio Larrain es el encargado de preservarla: se trata, nada menos, que de Josef Koudelka. El fotógrafo checo tenía, afortunadamente, copias de muchas fotos de Larraín. 118 Eventualmente, gracias a la correspondencia y amistad que traba el Queco con Agnès Sire (editora de Magnum), se logra preservar, proteger y difundir la obra fotográfica del chileno.

La huida de la dictadura

La muerte de Salvador Allende y el golpe de estado sacudieron a Chile y provocaron que Sergio tuviera que huir119.

El Golpe de estado afectó a Sergio profundamente. Él, un espíritu sensible, tuvo que evadirse a Viña del Mar; posteriormente estuvo en Zapallar120 para fijar su residencia definitiva en Ovalle.121

Sergio se asienta en el poblado de Tulahuén, cerca de Ovalle. Es un espacio que le permite pintar al óleo y practicar yoga; edita libros de poesía de carácter artesanal donde incluye poemas y mensajes de auto-sanación. 122

Larraín se aleja del mundo con su retiro auto impuesto :

“…para estar tranquilo, y sobre todo para que ningún periodista me huevée. Por eso no doy entrevistas hace más de 30 años. Sencillamente, no quiero saber nada del mundo y, por lo demás, no me interesa en lo más mínimo figurar.123

Sergio adoptó una postura de no-apego, propia del budismo, incluso para la imagen:

“Hay que liberarse de las imágenes, de todo tipo de imágenes: las de tu infancia, las de tu familia, las de ti mismo. Las imágenes te mantienen atrapado en el deseo, en el ego. Suelta todo y llegarás a la felicidad.124

Y abunda:

“Abandona tu imagen, tus deseos. Tu ego. Son cosas que ponen una muralla de concreto entre tú y el universo. Entre tú y los demás, entre tú y tú mismo.125

A pesar de todo, Sergio nunca abandonó totalmente la fotografía, pero ya no formaba parte de sus prioridades. 126 En el sótano de su casa tiene un cuarto oscuro.127

Durante años fue legendario su rechazo a toda persona externa interesada en su pasado fotográfico. Rechaza lo mismo a periodistas nacionales que extranjero, sin importar si van de El País, el Mercurio o el New York Times. 128 129

El único medio de comunicación que tuvo con escasas amistades fue el intercambio epistolar; Sergio mantenía un delgado hilo de conexión con el mundo a través de su buzón postal. 130

  1. Satori: La fotografía de Larrain en Ovalle

A pesar de todo, Sergio siguió haciendo fotografías. En esta nueva etapa su trabajo era más cercano a Minor White que a Cartier-Bresson.

Larrain explica que:

“La fotografía pura, como la de [Edward] Weston o [Paul] Strand, son satori, sin intenciones ocultas, en suma, la realidad percibida tal cual es. Brassaï expresa mucha emoción, [Bill] Brandt tiene sueños, al igual que [Josef] Koudelka; [Walker] Evans es directo, es el más americano, tiene una nueva manera de ver.131

Sergio Larrain, Satori

Sergio Larrain cría en un cierto “estado de gracia” esencial para recibir una buena imagen, quizá como si el fotógrafo fuera apenas un médium. 132

Resulta interesante que esta idea devuelve al fotógrafo el carácter de chamán, una especie de semidiós que media el mundo de los espíritus y la realidad que conocemos. 133

Sergio Larraín, Satori

Sergio comienza a realizar fotografías a las que llama, cariñosamente “Satoris”, iluminaciones y reconoce que: “De a poco vas encontrando cosas. Y te van viniendo imágenes, como apariciones, las tomas.134

Más que un cazador de Luz, para Larrain el fotógrafo es un cazador de milagros.135 Pero, para poder atraparlos, pensaba que hacía falta una cierta disposición del espíritu sin el cual era imposible un estado de receptividad adecuado. Si para Cartier-Bresson había un instante decisivo, en Larrain había un estado de gracia decisivo.

Los satoris de Larrain evocan aquellas imágenes sencillas de Josef Sudek, con inusuales encuadres donde la geometría de los objetos cotidianos forman un mundo suspendido de sombra que se entrelaza con la luz.

Algunas de estas fotografías recuerdan esa fotografía de André Kertész titulada Los anteojos y la pipa de Mondrian. Son estampas que más que una composición finamente acabada, son más bien el reconocimiento -y el recuerdo- de momentos de excepcional claridad que se convierten más en una marca biográfica, espiritual, que un una obra fotográfica. Es como si estos satoris fueran la documentación, el registro, de aquellos momentos de claridad que solamente son posibles a través de la purificación y la rectitud de intención.

Para Sergio Larrain:

“Una buena fotografía, o cualquier otra manifestación humana, nace de un estado de gracia. Y la gracia nace cuando has logrado liberarte de las convenciones, las obligaciones, la comodidad, la rivalidad, y eres libre como un niño que descubre la realidad.136

Sergio Larrain, Satori

Sergio construye libros donde compagina sus fotografías, dibujos a lápiz en color y frases, algunas en inglés: “mistakes can be corrected, and the perfection we desire can immediately be created.” Sus trazos “convent” o la frase “monastic life is solitary life” son claras evidencias de cómo concebía y comprendía su existencia en Ovalle.

Sergio Larraín, Satori

El Queco vivió las últimas décadas de su vida dedicado a la espiritualidad; crió a su hijo y auto-editó numerosos volúmenes de carácter místico/espiritual donde pregonaba un mensaje ecológico que llamaba a la preservación del planeta. Daba la espalda, tajante, a periodistas y fotógrafos, pero abría generosamente los brazos a quien le buscara para comprender mejor el camino espiritual.

Sergio Larrain Echenique falleció el 7 de febrero de 2012 en Tulahuén. Tenía 81 años.

  1. Estilo

Larraín era un hombre de mirada pausada, que no se apresuraba a fotografiar sin ton ni son. Su obra no es el fruto de quien procede atropelladamente, “…tampoco es de los que disparan mil veces el obturador, hasta dar casi por probabilidad matemática con la imagen satisfactoria. Nada de eso. Larraín es un fotógrafo conceptual: one-shoot, one-picture. Por lo mismo, sus fotografías exhiben extremado rigor en términos de geometría, volumen, composición y luz.140” Es por eso que, en sus fotografías se puede “apreciar un especial cuidado de la luz, geometría, volumen y los detalles141.” Sobre su modus operandi “De lo poco que se sabe, se dice que se amarraba la cámara a la mano y que estaba convencido que su equipo era un extensión de su cuerpo.142

Sergio Larraín, Londres, 1958-1959

Sobre la composición, Sergio evitaba el centro geométrico. Cuenta el fotógrafo Patrick Zachmann que al visitar en Ovalle a Larrain, el místico-fotógrafo le explicó que “…las líneas más fuertes son aquellas que forman el borde de la fotografía, es decir, las que delimitan qué queda dentro y qué fuera del espacio construido por una imagen”143

Al igual que otros grandes fotógrafos latinoamericanos como Manuel Álvarez Bravo o Graciela Iturbide, la paciencia y la calma son fundamentales. Del mismo modo Sergio jugaba con los niños en el Mapocho, o conversaba con los marineros y prostitutas en Valparaíso, y es solamente entonces cuando desenfunda su Leica IIIc. Y es que para Larraín el fotógrafo necesita “ …volverse invisible como una silla…144

Sergio privilegiaba los encuadres verticales y las alturas de cámara inusuales, frecuentemente colocando su máquina fotográfica a nivel del suelo. Aunque realizó algún trabajo a color al cubrir un terremoto en Chile para Magnum, la gran mayoría de su obra es en blanco y negro.

La obra de Larrain constituye una cátedra sobre las posibilidades de utilizar diferentes recursos fotográficos para lograr una toma original. Sin embargo, su aportación va mucho más allá de una aplicación más o menos ingeniosa de la técnica fotográfica.

Sergio Larrain, Londres, 1958-1959

La obra de Sergio Larrain ofrece al observador una conexión patente entre fotógrafo y tema. Le molestan tanto los encargos porque necesita esa unión vital con el sujeto y el motivo fotográficos. El resultado es un cuerpo de obra que nunca deja indiferente y que tiende un lazo entre el observador y los niños en el Mapocho, los banqueros londineses o los marineros de Valparaíso.

Sergio Larrain, Iran, 1959

Las fotografías de Larraín parecen querer explorar más su propio interior que la escena que está frente a sus ojos.

Sergio es uno de esos grandes creadores cuyas imágenes constituyen una lingua franca, un idioma universal que llama a lo más trascendente del ser humano. Quizá por eso encargos como la boda del Shah de Irán y la propia frivolidad del ambiente familiar le resultaban tan repelentes.

Sergio Larrain, Roma, 1959

 

  1. Legado

Durante la vida de Sergio Larraín se publicaron sus libros El rectángulo en la mano (1963), La casa en la arena (con Pablo Neruda, 1966), Chile (1968)137, Valparaíso (1991),  London (1998) y Sergio Larraín (1999).

En 1999 el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) le dedicó una gran retrospectiva. La gran atención que recibió pareció molestarle mucho más que halagarle.138

Sergio Larrain, Londres, 1959

Luis Peña dice que Larraín “…era un intérprete de la realidad retratando sus necesidades, abandono, pobreza y lujuria…145

Ciertamente que Sergio “…no era un turista con la cámara colgada al cuello buscando fotografiar lo típico de cada ciudad, sino que se dedicaba a ser un flanéur, diría Benjamin Walter [sic], un intruso en la ciudad buscando la otra cara de la realidad, lo que la urbe trata de esconder e higienizar.146

Sergio Larraín, Sudamérica, 1957

Roberto Bolaño, quien escribió Los detectives salvajes, dijo una vez sobre el Queco: “Me gustaría decir que en alguna de sus fotos he vivido. Puede ser. De lo que sí estoy seguro es que por alguna de sus fotos yo he pasado: he caminado por esas calles fotografiadas por Larraín, he visto los suelos como espejos (espejos en donde solo se refleja lo más precario o nada), me miraron aquellos a quienes Larraín miró”. Y sigue, “Rápido, ágil, joven e inerme, Larraín observa la ciudad que es un laberinto y al hacerlo también nos observa a nosotros. La mirada de Larraín: un espejo arborescente”.147

El poeta Juan Manuel Bonet, al presentar la exposición retrospectiva del artista en Valencia, destacó “la modernidad de su lenguaje poético, su riqueza formal y su contenido humanístico que surge de su preocupación por el hombre y su entorno.148

Sergio Larrain, Londres, 1959

A Sergio Larrain se le ha llegado a llamar el Robert Frank latinoamericano.149 Ciertamente, ambos fotógrafos han buscado construir una vida interior; ambos dieron la espalda (aunque no totalmente) a la fotografía. Ambos encontraron, quizá, que el éxito era peligroso para el poeta genuino.150

Dice Marisol Palma que la fotografía de Larraín es “prueba de ese amor que no solo es egocéntrico sino profundamente audaz e involucrado con el mundo que contempla.151” La potencia visual de Sergio no viene, entonces, de una mera habilidad con la cámara, sino de una profunda visión interior que aplicó recursos fotográficos al servicio de una necesidad espiritual.

Sergio Larrain, Roma, 1959

Agnès Sire se ha encargado de preservar y difundir el legado de Larraín, de quien se conservan todavía unas 2.700 hojas de contacto de 36 exposiciones con sus respectivos negativos.152 Esta curadora de Magnum ha comparado a Larraín con una estrella fugaz: “su obra posee una potente y misteriosa energía y la estela que ella deja ha influido a numerosos fotógrafos de Chile y del resto del mundo.153

Sergio Larraín, de «La casa en la arena», 1957

Todo en Larraín pareciera partir de sus primero años: “Para reconocer el sentido de sus imágenes, debe buscarse en su génesis, comprendiendo que extraen su fuerza y se inspiran en los lugares secretos de su infancia. Los objetos de sus estudios muestran la solidaridad con los excluidos, sus gustos formales por la composición no figurativa y su deseo por desmenuzar la realidad. Una síntesis tan particular e inédita, en el contexto de la fotografía de su época, que resultaba inclasificable. Por supuesto, se deben considerar sus trabajos más personales, y no los solicitados por la prensa, que obedecen a escenarios precisos, definidos por directrices editoriales.154

Sergio Larrain, Valparaíso, 1963

El trabajo fotográfico de Sergio Larraín ha sido admirado por grandes leyendas: Desde Bruce Davidson, pasando por René Burri, el ya citado Josef Koudelka o los británicos David Hurn y Martin Parr155.

A manera de conclusión

Durante años hubo numerosas especulaciones sobre Sergio Larrain y su paradero. El Queco encontró la llave que tantos fotógrafos nos afanamos en encontrar:

“Ubicar lo que uno ama de verdad. Es la clave de todo.156

Sergio Larrain, Valparaíso, 1963

Podría pensarse que alejarse de la fotografía, cuando se tenía tanto talento para ella y una carrera tan exitosa fue un despropósito. Pero resulta muy provocadora aquella idea de que el Queco se retiró del mundo cuando “había pescado todo lo que tenía que pescar.157

Su enseñanza fotográfica está indisolublemente integrada a su visión de la vida: “Sé generoso, siempre hay que ser generoso. No cargues nada, entrega todo. Quédate con lo necesario para vivir sencillamente. Despréndete de todo lo que no necesites y dáselo a quien sí lo necesita.158

Sergio Larrain nos recuerda que hacer fotografía no es buscar dinero, éxito, reconocimiento ni fama, sino una manera de responder a esa profunda necesidad vital de explorar el mundo y a nosotros mismos con la cámara. El Queco nos enseña e invita, cada día, a transmitir aquello que solamente nosotros podemos decir, de aquellos lugares que solamente a nosotros nos interesan y de una manera que no pueda ser otra que la nuestra.


* Dr. Óscar Colorado Nates
(Ciudad de México, 1969)

Académico, crítico, analista y promotor de la fotografía.

Doctor «cum laude» en Ciencias de la Documentación por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Narrativa y Producción Digital por la Universidad Panamericana (Cd. de México) donde es Investigador de Tiempo Completo y Profesor Titular de la Cátedra de Fotografía Avanzada así como Docente de Posgrado en Nuevas Narrativas.  
Autor de libros como Fotografía 3.0; El Mejor Fotógrafo del Mundo; Fotografía de Documentalismo Social; Instagram, el ojo del mundo; Fotografía Artística Contemporánea y Pensamientos Decisivos: 650 reflexiones fotográficas.
Comunicador transmedia, es director y conductor del programa de radio Imagen Líquida y creador de productos audiovisuales de divulgación como FotoPop y reflexión como El Mundo de la Fotografía.
Fundador del Observatorio de Cultura Fotográfica. Miembro del Seminario de Imagen y Cultura, la Asociación Mexicana de Estudios en Estética (AMEST), el Seminario Permanente de Análisis y Crítica Cinematográfica (SEPANCINE) y de The Photographic Historical Society (Rochester, NY), entre otras agrupaciones académicas. Participa en el Programa de Apoyo a Proyectos para Innovar y Mejorar la Educación (PAPIME) de la Universidad Nacional Autónoma de México.


Las opiniones vertidas en los artículos y producciones audio-visuales son personales.
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Bibliografía
Sire Agnès (Ed.), Sergio Larrain, Edit. Éditions Xavier Barral, París, 2013

Fuentes de Internet


 

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 Notas

1 Torres Verónica, Sergio Larraín, fotógrafo. Disponible en http://www.theclinic.cl/2011/07/03/sergio-larrain-fotografo/ Consultada el 28 de diciembre de 2015

2 Sire Agnès (Ed.), Sergio Larrain, Edit. Éditions Xavier Barral, París, 2013, Pág. 379

3 Ibídem. Las negritas son nuestras.

4 Atitar Mokhtar, Sergio Larraín, el fotógrafo chileno que dio la espalda al mundo. Disponible en http://cultura.elpais.com/cultura/2012/02/08/actualidad/1328726652_070975.html Consultada el 28 de diciembre de 2015

5 Exposición Sergio Larrain. Material Pedagógico. Disponible en

http://www.exposicionsergiolarrain.cl/img/cuartilla-pedagogica-sergio-larrain.pdf  Consultada el 28 de diciembre de 2015

6 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 337

7 Hunneus Paz, Entrevista con Paz Hunneus, 6 de octubre de 2011. Citada en Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 339

8 Gouhaneh Alejandro, Sergio Larraín Echeñique. El cazador oculto. Disponible en http://www.capital.cl/poder/2007/09/21/050900-sergio-larrain-echenique-el-cazador-oculto Consultada el 28 de diciembre de 2015

9 Ibídem

10 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 339

11 Peña Luis, Adaros Lillo, Fotógrafos: Sergio Larraín, un intruso en la ciudad buscando la otra cara de la realidad. Disponible en http://galaxiaup.com/fotografos-sergio-larrain-un-intruso-en-la-ciudad-buscando-la-otra-cara-de-la-realidad/ Consultada el 28 de diciembre de 2015

12 Ibídem

13 Es interesante el paralelismo que ocurre entre Sergio Larrain y Diane Arbus, la fotógrafa estadounidense. Cfr. Colorado Nates Óscar, Diane Arbus: La princesa rota, Disponible en http://oscarenfotos.com/2014/09/28/diane-arbus-la-princesa-rota/ Consultada el 1 de enero de 2016

14 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 340

15 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 381

16 Torres Verónica, Op. Cit.

17 Mena Rosario, Sergio Larraín Echenique. Un mito viviente de la fotografía chilena. Disponible en http://www.nuestro.cl/notas/perfiles/sergio_larrain_fotografo1.htm Consultada el 28 de diciembre de 2015

18 Torres Verónica, Op. Cit.

19 Grove Ánxel, Sergio Larraín, el fotógrafo vagabundo que lo dejó todo para “rescatar el alma”. Disponible en http://blogs.20minutos.es/trasdos/2013/07/04/sergio-larrain/ Consultada el 28 d ediciembre de 2015

20 Torres Verónica, Op. Cit.

21 Grove Ánxel, Op. Cit.

22 Torres Verónica, Op. Cit.

23 Gouhaneh Alejandro, Op. Cit.

24 Nicolas-aravena, Sergio Larraín, el fotógrafo más grande de Chile no habla con nadie. Disponible en http://hipertextual.com/archivo/2010/09/sergio-larrain-el-fotografo-mas-grande-de-chile-no-habla-con-nadie/ Consultada el 28 de diciembre de 2015

25 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 340

26 Exposición Sergio Larraín, Biografía. Disponible en http://www.exposicionsergiolarrain.cl/exposicion.php Consultada el 28 de diciembre de 2015

27 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 381

28 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 340

29 Torres Verónica, Op. Cit.

30 Resulta interesante el paralelismo de raparase con el del fotógrafo soviético Alexander Ródchenko, quien también se afeitó la cabeza como un acto de contrición opuesta a los pecados capitalistas y para alejarse de la idea del burgués diletante de cabello largo. Cfr. Colorado Nates Óscar, Alexander Rochenko, fotógrafo revolucionario. Disponible en  http://oscarenfotos.com/2013/05/11/alexander-rodchenko-la-revolucion-fotografica/ Consultada el 1 de enero de 2016

31 Torres Verónica, Op. Cit.

32 Ibídem

33 Nicolas-aravena, Op. Cit.

34 Gouhaneh Alejandro, Op. Cit.

35 Torres Verónica, Op. Cit.

36 Nicolas-aravena, Op. Cit.

37 Satori. Iluminación que se obtiene en el budismo a través de diversas prácticas, particularmente la meditación.

38 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 381

39 Gouhaneh Alejandro, Op. Cit.

40 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 341

41 Torres Verónica, Op. Cit.

42 Ibídem

43 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 341

44 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 381

45 Cámara chilena del libro, La última entrevista de Sergio Larraín. Disponible en http://camaradellibro.cl/sala-de-prensa/la-ultima-entrevista-de-sergio-larrain/ Consultada el 28 de diciembre de 2015

46 Olavarría Erika, El mundo secreto de Sergio Larraín. Disponible en http://www.latercera.com/noticia/cultura/2013/11/1453-549806-9-el-mundo-secreto-de-sergio-larrain.shtml Consultada el 28 de diciembre de 2015

47 Exposición Sergio Larraín, Biografía. Op. Cit.

48 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 341

49 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 23

50 Cordero Rodrigo, Seis miradas sobre Sergio Larrain. Disponible en http://www.letrasenlinea.cl/?p=4677 Consultada el 28 de diciembre de 2015

51 Torres Verónica, Sergio Larraín, fotógrafo. Disponible en http://www.theclinic.cl/2011/07/03/sergio-larrain-fotografo/ Consultada el 28 de diciembre de 2015

52 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 35

53 Peña Luis, Adaros Lillo, Op. Cit.

54 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 341

55 Torres Verónica, Op. Cit.

56 Cordero Rodrigo, Op. Cit.

57 Cordero Rodrigo, Op. Cit.

58 Nicolas-aravena, Op. Cit.

59 Exposición Sergio Larraín, Biografía. Op. Cit.

60 Torres Verónica, Op. Cit.

61 Castro Franco, Sergio Larraín. Disponible en http://proyectoidis.org/sergio-larrain/Consultqada el 28 d ediciembre de 2015

62 Ibídem

63 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 341

64 Sparks Karen, Sergio Larraín. Chilean photographer. Disponible en http://www.britannica.com/biography/Sergio-Larrain Consultada el 28 de diciembre de 2015

65 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 345

66 Exposición Sergio Larraín, Biografía. Op. Cit.

67 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 353

68 Exposición Sergio Larraín, Biografía. Op. Cit.

69 Nicolas-aravena, Op. Cit.

70 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 349

71 Torres Verónica, Op. Cit.

72 Nicolas-aravena, Op. Cit.

73 Deygout Marianne, Sergio Larraín: El fotógrafo que no quería ser conocido. Disponible en http://radio.uchile.cl/2014/03/29/sergio-larra%C3%ADn-el-fot%C3%B3grafo-que-no-quer%C3%ADa-ser-conocido Consultada el 28 de diciembre de 2015

74 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 353

75 Little brown mushroom, Popsicle #46: The letters of Sergio Larrain. Disponible en http://www.littlebrownmushroom.com/blog/popsicle-46-the-letters-of-sergio-larrain/ Consultada el 28 de diciembre de 2015

76 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 353

77 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 353

78 Nicolas-aravena, Op. Cit.

79 Torres Verónica, Op. Cit.

80 Gouhaneh Alejandro, Op. Cit.

81 Torres Verónica, Op. Cit.

82 Atitar Mokhtar, Op. Cit.

83 Sparks Karen, Op. Cit.

84 Cordero Rodrigo, Op. Cit.

85 Gouhaneh Alejandro, Op. Cit.

86 Exposición Sergio Larraín, Biografía. Op. Cit.

87 Gouhaneh Alejandro, Op. Cit.

88 Ocurre otro paralelismo en este sentido, en este caso con André Kertéz quien despreció siempre los trabajos comerciales por encargo y los desconocía como obras suyas, tal como si se tratara de hijos ilegítimos. Cfr. Colorado Nates Óscar, La pipa y los anteojos de Mondrian: André Kertész. Disponible en http://oscarenfotos.com/2015/08/29/la-pipa-y-los-anteojos-de-mondrian-andre-kertesz/ Consultada el 1 de enero de 2016

89 Deygout Marianne, Op. Cit.

90 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 379

91 Universidad Alberto Hurtado, Guía del visitante. Retrospectiva Sergio Larrain. Museo Nacional de Bellas Artes. 28 marzo – 15 julio 2014. Disponible en http://www.exposicionsergiolarrain.cl/img/Guia-del-visitante-sergio-larrain.pdf  Consultada el 28 de diciembre de 2015

92 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 386

93 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 29

94 Nicolas-aravena, Op. Cit. (las negritas son nuestras)

95 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 387

96 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 387

97 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 25

98 Deygout Marianne, Op. Cit.

99 Torres Verónica, Op. Cit.

100 Cordero Rodrigo, Op. Cit.

101 Ibídem

102 Valdivieso Fernando, Sergio Larraín. Disponible en http://www.revistaojosrojos.com/sergio-larrain/ Consutada el 28 de diciembre de 2015

103 Torres Verónica, Op. Cit.

104 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 279

105 Torres Verónica, Op. Cit.

106 Sparks Karen, Op. Cit.

107 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 349

108 Gouhaneh Alejandro, Op. Cit.

109 Torres Verónica, Op. Cit.

110 Universidad Alberto Hurtado, Op. Cit.

111 Cuanticamania, El Eneagrama, Oscar Ichazo y el grupo de Arica. Disponible en http://www.cuanticamania.com/2011/03/el-eneagramaoscar-ichazo-y-el-grupo-de.html Consultada el 28 de diciembre de 2015

112 Yo soy la respuesta, Oscar Ichazo y el eneagrama de la personalidad. Precursor del yoga para el alma. Disponible en http://yo-soy-la-respuesta.blogspot.mx/2014/01/oscar-ichazo-y-el-eneagrama-de-la.html Consultada el 28 de diciembre de 2015

113 Gouhaneh Alejandro, Op. Cit.

114 Grove Ánxel, Op. Cit.

115 Torres Verónica, Op. Cit.

116 Ibídem

117 Grove Ánxel, Op. Cit.

118 Ibídem

119 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 25

120 Universidad Alberto Hurtado, Op. Cit.

121 Ibídem

122 Gouhaneh Alejandro, Op. Cit.

123 Ibídem

124 Cámara chilena del libro, Op. Cit.

125 Ibídem

126 Gouhaneh Alejandro, Op. Cit.

127 Atitar Mokhtar, Op. Cit.

128 Nicolas-aravena, Op. Cit.

129 Ibídem

130 Olavarría Erika, Op. Cit.

131 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 30

132 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 30

133 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 31

134 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 279

135 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 385

136 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 384

140 Gouhaneh Alejandro, Op. Cit.

141 Nicolas-aravena, Op. Cit.

142 Ibídem

143 Universidad Alberto Hurtado, Op. Cit.

144 Torres Verónica, Op. Cit.

137 Castro Franco, Op. Cit.

138 Exposición Sergio Larraín, Biografía. Op. Cit.

145 Peña Luis, Adaros Lillo, Op. Cit.

146 Ibídem

147 Gouhaneh Alejandro, Op. Cit.

148 Gouhaneh Alejandro, Op. Cit.

149 Little brown mushroom, Op. Cit.

150 Ibídem

151 Cordero Rodrigo, Op. Cit.

152 Exposición Sergio Larrain. Material Pedagógico. Op. Cit.

153 Universidad Alberto Hurtado, Op. Cit.

154 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 351

155 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 29

156 Sire Agnès (Ed.), Op. Cit.,  Pág. 380

157 Valdivieso Fernando, Op. Cit.

158 Cámara chilena del libro, Op. Cit.

 

Apéndice

Carta a Sebastián Donoso, sobrino de Sergio Larrain, 1982

“Tati: Lo primero que todo es tener una máquina que a uno le guste, la que más le guste a uno. Porque se trata de estar contento, con el cuerpo, con lo que uno tiene en las manos.

El instrumento es clave, para el que hace un oficio. Y que sea el mínimo lo indispensable y nada más. (Una máquina que es buena, es una Pentax, con un macro 1:1. Panchito tienen una, creo, vela).

Segundo, tener una ampliadora a su gusto, la más rica y simple posible, en 35mm, la más chica que fabrica Leitz es la mejor. Te dura para toda la vida. (Leitz tiene oficina en Santiago o se puede importar).

Luego, es partir a la aventura, como un velero, soltar velas, ir a Valparaíso o a Chiloé, o por las calles, todo el día, vagar y vagar, por partes desconocidas, y sentarse cuando uno está cansado debajo de un árbol, comprar un plátano o unos panes… Y así, tomar un tren, ir a una parte que a uno le tinque y mirar, dibujar también, y mirar, salirse del mundo conocido, entrar en lo que nunca has visto, dejarse llevar por el gusto, mucho ir a una puerta y a otra, por donde te vaya tincando… de a poco vas encontrando cosas. Y te van viniendo imágenes, como apariciones, las tomas…

Luego que hayas vuelto a casa, revelas (impecable en el laboratorio, como una ceremonia),  copias y empiezas a mirar lo que has pescado todos los peces… Y los pones con scotch al muro, los copias en hojitas de tamaño postal y los miras. Empiezas a jugar con las “Ls” (w2 cartones cortados en forma de L) y amplías lo que has encuadrado, y lo dejas en la pared así para irlo viendo. Vas mirando. Cuando se te hace seguro que una foto es mala, al canasto, al tiro, y la mejor, la subes un poco más alto en la pared, al final guardas las buenas, y nada más. Es lo tope que nada más lo que se guarda. Lo demás, se bota, porque uno carga en la psiquis todo lo que retiene.

Luego haces gimnasia, te entretienes con otras cosas, y no te preocupas más. Empiezas a mirar el trabajo de otros fotógrafos, y a buscar lo bueno, en todo lo que encuentres, libros, revistas, etc… Y sacas lo mejor, y si puedes recortar sacas lo bueno y lo vas pegando en la pared al lado de lo tuyo. Y si no puedes recortar, abres el libro o revista en la página de la cosas buena y lo dejas abierto, en exposición.

Lo dejas semanas, meses, mientras te dé… Uno se demora mucho en ver. Pero a poco a poco se te va entregando el secreto, y vas viendo lo que es bueno y la profundidad de cada cosa. Sigues viviendo tranquilo, dibujas un poco. Sales a pasear… Y nunca! fueres la salida a tomar fotos, porque se pierde la poesía, la vida que ello tiene, se enferma. es como forzar el amor o la amistad, no se puede.

Cuando te vuelva a nacer, puedes partir en otro viaje, otro vagabundeo, a Puerto Aguirre, puedes bajar el Backer a caballo, hasta los ventisqueros, desde Aisén. Valparaíso siempre es una maravilla, es perderse en la magia, pasearse algunos días dando vueltas por los calles, y durmiendo en saco de dormir en algún lado en la noche… Es muy metido en la realidad, es como nadando debajo del agua, en que nada te distrae, nada convencional, te dejas llevar por las alpargatas, lentito, como si estuvieras curado, por el gusto de mirar… Canturrenado.

Y lo que vaya apareciendo, lo vas fotografiando, ya con más cuidado. Algo has aprendido a componer y a cortar, ya lo haces con la máquina… Y así se sigue, se llena de peces la cartera y se vuelve a la casa… Revelas, etc. (Aprendes foco, diafragma, primer plano, saturación, velocidades, etc. Aprendes a jugar con la máquina y sus posibilidades.)

Y vas juntando poesía, lo tuyo y lo de otros, toma todo lo que encuentres bueno de los otros. En el Museo de Arte Moderno de Nueva York han publicado algunos libritos, mi papá tienes algunos cosas en su biblioteca (Hazte una colección de cosas óptimas. Un museíto en una carpeta.)

Sigue lo que es tu gusto y nada más, no le creas más que a tu gusto, tú eres la vida y la vida es la que escoge, lo que no te guste a ti, no lo veas no sirve. Tú eres el único criterio, pero ve lo de todos los demás.

Vas aprendiendo…

Cuando tengas una fotos realmente! buenas, las amplías y haces una pequeña exposición – o un librito. Lo mandas a empastar 8ve unos que le hice en ese período de aprendizaje a mi papá, los tiene en su biblioteca). Y con eso vas estableciendo un piso. Al mostrarlas te ubicas d elo (buenas o malas) que son, según las veas frente a los demás. Ahí lo sientes.

Hacer una exposición es car algo, como dar de comer, es bueno para los demás que se les muestre algo hecho con trabajo y gusto, no lucirse uno, hace bien, es sano para todos. Y a ti te hace bien porque te vas chequeando.

Bueno, con eso tienes para comenzar.

Es mucho vagabundeo, estar sentado debajo de un árbol, en cualquier parte… Es un andar solo por el universo, que uno de repente empieza a mirar. El mundo convencional te pone un biombo, hay que salir de él durante el eríodo de fotografiar.

AD

Chao q.

Después te escribo más.

Ubicar lo que uno ama de verdad.

Es la clave de todo.”**

**Fuente: Sire Agnès (Ed.), Sergio Larrain, Edit. Éditions Xavier Barral, París, 2013, Pág. 379

 


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