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Fotografía de Calle: Dossier especial

Abordada por algunos de los más grandes maestros, la  calle es uno de los espacios fundamentales para la creación fotográfica.

 

Artículo actualizado el 2 de junio de 2021

Por Óscar Colorado Nates *

La fotografía de calle es un género que ha sido fundamental durante la mayor parte del siglo XX. Hoy se encuentra en  un momento de transición en el nuevo milenio.

Algunos de los nombres más importantes en la historia de la fotografía figuran en la nómina de quienes han practicado su arte en las calles: Eugène Atget, Henri Cartier-Bresson, Robert Frank, Garry Winogrand, William Klein, Daido Moriyama

© Bryn Campbell

La esencia de este género parece muy simple: hacer fotografías en la calle. Sin embargo, su definición es resbalosa y sus cánones no son impermeables sino porosos. El presente texto procura llevar al lector por algunos de los aspectos primordiales en la fotografía de calle, sus forma peculiares de valorarla y las perspectivas que le ofrece el siglo XXI.

1. ¿Qué es la fotografía de calle?

Definición

© Richard Kalvar

Definir a la fotografía de calle es elusivo, y la mayoría de las posibles acepciones resultan por un lado reduccionistas o, por el contrario, tan amplias que no aclaran gran cosa. Los intentos por una descripción precisa suelen encontrar más excepciones que reglas: por cada posibilidad canónica, hay una irregularidad importante.

Por ejemplo, se supone que una fotografía de calle debe ser cándida y de sujetos desconocidos,[1] es decir espontánea -no posada ni arreglada, donde el fotógrafo pasa desapercibido; sin embargo Diane Arbus intervenía la escena y muchos puristas no la consideran ni siquiera fotógrafa de calle. La foto de calle debería tener que ver con el flujo de paseos, ramblas y avenidas, pero  Garry Winogrand hizo fotos en el zoológico… “La fotografía de calle es difícil de definir porque puede abarcar cualquier tema.”[2]

También se considera fotografía de calle la que se realiza en espacios públicos, aunque no sean necesariamente en paseos, callejones o pasadizos.[3]

Alex Coghe explica que “La fotografía de calle es, ciertamente, una instantánea de la vida urbana observada en su faceta cotidiana y que incluye todos sus aspectos: la ironía, la tragedia, la imprevisibilidad, la crueldad y hasta la belleza.”[4]

© Walker Evans

Clive Scott dice sobre la fotografía de calle que realmente es una  “constelación de actitudes y características estilísticas.”[5] En cierto sentido cabría expresar que no existe una sola fotografía de calle, sino muchas: la humorística, la de ecos visuales, la de yuxtaposiciones, la del momento excepcional… Es complejo hacer una distinción ontológica entre sujetos, estilos, modos de aproximación, época, pues todas -de alguna manera- afectan la esencia de la fotografía de calle. Estas características no son meros accidentes, sino verdaderas sustancias de este género.

La intuición parece definir mejor qué es y que no es la fotografía de calle; como dice Bruce Gilden: “Si se puede oler la calle al mirar una foto, es fotografía callejera.” [6]

© William Klein

Según James Maher la fotografía callejera debería definirse más por sus “qués” y no tanto en sus “por qués”: El fotógrafo de calle la hace porque busca encontrar una sorpresa, dar con una expresión a su propia curiosidad sobre la humanidad y lo que la gente construye. Este fotógrafo explica que los mejores autores de calle son “como los cazadores Zen. Digo cazadores Zen porque no se pueden forzar los imprevistos.”[7] En este sentido es muy evocadora la idea del chileno Sergio Larrain cuando dice que, en realidad, el fotógrafo es un «cazador de milagros.»[7b]

Esto nos lleva a una de las características fundamentales de cómo se ha concebido la fotografía de calle durante todo el siglo XX: la captura de lo insólito, de lo que rompe el continuum del derrame diario de la vida en la calle. La excepción pícara o trágica, el eco entre los viandantes y el paisaje urbano.

“La esencia de la fotografía urbana está vinculada a la naturaleza imprevisible del ser humano, a su espontaneidad.”[8] Pero tampoco se trata de una simple colección de capturas realizadas por mera suerte,[9] la pericia del fotógrafo y la agudeza de su mirada son el contrapunto para aprovechar la casualidad, que también juega un papel en la fotografía urbana.

“Ser fotógrafo de calle significa estar en sintonía con la vida, percibir los estados de ánimo, los olores, los colores, vivirla con intensidad y luego tratar de representarla únicamente tras haberla absorbido.”[10]

© Josef Koudelka

La fotografía de calle es una entremezcla de índices, signos, símbolos e íconos que se transfunden en el encuadre: un auténtico festín semiótico.

© Óscar Colorado Nates

Tanya Nagar abunda que “…la fotografía urbana consiste en capturar la realidad que nos rodea: momentos espontáneos que podrían esfumarse en un visto y no visto.”[11] El instante es esa porción brevísima de tiempo, hace que la fotografía urbana se convierta en un conjunto de “rebanadas” espacio-temporales que, aunque parecen ser de la calle, realmente lo son de la vida. Es el testimonio de la humanidad en su faceta pública. La foto callejera es la de “…episodios cotidianos que marcan el ritmo de la existencia diaria y que reflejan fragmentos insólitos de la sociedad en la que vivimos.”[12]

En la calle, la fotografía se deslinda totalmente de la pintura, donde se parte de un lienzo en blanco. El fotógrafo trabaja con “…un entorno poblado por múltiples elementos inanimados, el atrezo urbano.” [13]

El autor callejero se ve apremiado a realizar esas muestras extraídas del torrente de la vida.

© Robert Doisneau

Richard Kalvar, fotógrafo miembro del colectivo In-Public, reconoce: “No me enloquece el término «fotografía de calle» para describir mi trabajo, porque no es precisamente eso lo que hago en la calle. Pueden ser fotografías hechas en una granja, el zoológico o la oficina y así. Quizá podría considerarlas en general con la categoría de «fotos no posadas de personas» (o a veces de animales e incluso objetos inanimados cuando resulta que poseen una conexión con el espíritu humano) y luego en la sub-categoría de «sin algo particularmente importante ocurriendo». Podríamos hablar del «juego»: Me gusta retozar con la realidad ordinaria, usando actores sin poses que son ajenos a los dramas en los que los he colocado.”[14]

Eric Kim, notorio por su atención a la fotografía de calle mediante su blog, invita a la acción más que al análisis o la contemplación: “No hay que preocuparse tanto por lo que la fotografía de calle es o no es, sino tratar de salir y tomar lo que uno cree que es fotografía callejera.”[15]

Para tratar de entender mejor a la fotografía de calle, vale la pena revisar algunos de sus características y peculiaridades.

De jazz, merodeos y cacerías

La comparación entre jazz y fotografía de calle es constante. Y no se trata exclusivamente por los propios escenarios urbanos de ciudades como Chicago o Nueva York, pues esta clase de fotografía se realiza lo mismo en Lisboa que en París, Caracas o la Ciudad de México, Beijing o Kuala Lumpur.

© Dennis Stock

Maher expone que “Si la fotografía de calle fuera una forma musical, sería jazz.”[16] Max Kozloff también equipara jazz y foto callejera pues explica que es “una improvisación musical del jazz o la plasta abstracta.”[17]

© Rebecca Lepkott

El fotógrafo de calle se transforma en una suerte de trompetista, atento al ritmo de la calle, los acentos del policía con su silbato, los patrones que reverberan desde el cruce peatonal y hacen eco al estampado del vestido en una dama. Es un tipo de fotografía en la que, como ocurre con el jazzista, no hay “posibilidad de repetir la toma para que quede perfecta.”[18]

El escritor relee, revisa, quita, agrega, afina. Pero el fotógrafo de calle no: logra la toma perfecta o se queda con las manos vacías. Es la tiranía de la fotografía de calle.

Pero el improvisador no puede ser un improvisado. El jazzista conoce los más intrincados sistemas armónicos y sabe entretejer esa melodía nueva que se inventa conforme la realiza. El fotógrafo ha de conocer la calle, anticiparse, y no solamente trabajar con acciones sino también con reacciones: la del niño que se asustó con el globo que explotó, la señora horrorizada por el hombre que cayó a su lado…

© Mary Ellen Mark

Para el fotógrafo la vida en la calle debería ser como un partido de fútbol: debe conocer las reglas, entender a los jugadores, saber anticiparse, estar atento, tenso al momento justo. En el terreno de juego se busca anotar un tanto; el fotógrafo se consagra con su afición cuando logra capturar un momento de singularidad perfecta. En buena medida, la fotografía de calle tiene como clave la anticipación.

El fotógrafo de calle merodea, fisgonea y deambula, pero mientras lo hace observa atento para encontrar conexiones, ecos visuales, transposiciones. Parece no contar con plan fijo. Ha de ser un trampero: “Un cazador no puede andarse con titubeos y vacilaciones; si le asaltan las dudas, debe controlarlas para que la presa no las perciba. Si ésta las nota, es posible que las aproveche para huir o tal vez para atacar.”[19]

El momento decisivo

Aunque hablaremos más delante de Henri Cartier-Bresson (Francia, 1908-2004) es a este creador, capital en la fotografía del siglo XX,  a quien se debe uno de los conceptos torales  de la fotografía de calle: el momento decisivo.

Esta noción es tan poderosa que, para el gran público, la noción de una buena fotografía se reduce a un momento oportunamente capturado.  “Un gran fotógrafo de calle puede mostrarnos solamente una centésima de segundo de la vida real […] pero en un solo cuadro es capaz de destilar una cantidad notable de verdad, mostrando el día a día con tal ingenio y honestidad que nos sorprende, deleita o conmueve.”[20]

© Óscar Colorado Nates

Clive Scott profundiza: “La fotografía del instante es vista, frecuentemente, como una fracción de tiempo, la evidencia de haber arrebatado a la continuidad de la vida un fragmento que adquiere nueva existencia en una imagen autónoma en la que el instante o la toma se convierte en un momento en el tiempo y más significativamente un instante del tiempo, donde la época misma –digamos 1929 o 1957- importa cada vez menos.”[21]

“La fotografía de calle obliga a una ponderación cuidadosa del significado del instante.”[22]

Cartier-Bresson comprendió la capacidad única de la fotografía para “capturar el tiempo, suspenderlo y mantenerlo vigente de forma indefinida.”[23] Afirmaba este autor que “La fotografía es […] el impulso espontáneo de una atención visual perpetua, que atrapa el instante y su eternidad.”[24]

Este legendario fotógrafo francés también explica que “De todos los medios de expresión, la fotografía es el único que fija el instante preciso. Jugamos con cosas que desaparecen y que, una vez desaparecidas, es imposible revivir… Para nosotros, lo que desaparece, desaparece para siempre jamás: de ahí nuestra angustia y también la originalidad esencial de nuestro oficio.”[25]

© Henri Cartier-Bresson

La anticipación es crucial para Cartier Bresson pues para él ese momento decisivo “…permite sorprender la vida «¡en flagrante delito! »”[26]

David Bate relaciona el momento decisivo con la función dramática dentro de la fotografía la cual ha de mostrar una historia entera en el marco, del mismo modo que ocurría en la pintura histórica.[27]

© Garry Winogrand

Pero en Cartier-Bresson el momento decisivo no era exclusivamente capturar el helado que se le cae al niño, a media calle, en el instante justo.  Henri mismo explica:

“La fotografía es para mí el reconocimiento en la realidad de un ritmo de superficies líneas o valores…  En fotografía hay una plástica nueva, función de líneas instantáneas; trabajamos en el movimiento, una especie de presentimiento de la vida, y la fotografía tiene que atrapar en el movimiento el equilibrio expresivo. Nuestro ojo debe medir constantemente, evaluar. Modificamos las perspectivas mediante una ligera flexión de las rodillas, provocamos coincidencias de líneas mediante un sencillo desplazamiento de la cabeza de una fracción de milímetro…”[28]

Para este fotógrafo, el momento decisivo es cuando de manera precisa se entrecruzan los elementos visuales organizados plásticamente con la acción de la vida, o como él mismo expone con más precisión “La fotografía es, en un mismo instante, el reconocimiento simultáneo de la significación de un hecho y de la organización rigurosa de las formas, percibidas visualmente, que expresan y significan en ese hecho.”[29]

Para Cartier-Bresson no se trata de una “coincidencia de temporalidades tanto como la momentánea armonización estructurales de los componentes [en la fotografía].”[30]

De modo que “el instante decisivo trasciende al tiempo para abarcar también el espacio (la composición).”[31]

Henri Cartier-Bresson defendió que “Fotografiar, es poner la cabeza, el ojo y el corazón en el mismo punto de mira.”[32] Tal vez  ahí esté su genuino momento decisivo.

Suerte te de Dios…

El fotógrafo de calle “se desarrolla con lo inesperado.”[33] Sin embargo esto no es sinónimo de pura suerte: “Los fotógrafos que producen imágenes interesantes y bien compuestas no lo hacen por mero azar. Por cada imagen excepcional donde los dioses fotográficos sonrieron y los elementos formales se incorporaron, hay miles de fallos, imágenes que erraron a ese instante decisivo por una fracción de segundo, que se malograron técnicamente o que simplemente parecen ofrecer poco para que la sorpresa logre una observación detenida.”[34]

© Henri Cartier-Bresson

El fotógrafo Stephen McLaren explica “Se trata, básicamente, de un modo de trabajo en el que se debe estar completamente abierto a lo que ocurre en la calle. No hay objetos, modelos ni una escena construida, y siempre ha de usarse la luz disponible. Luego entonces se trata de una mezcla de casualidad, suerte y habilidad.”[35]

La condición humana

Además de la suerte y los momentos decisivos, la inmensa mayoría de las grandes fotografías de calle comparten un mismo tema: la humanidad.

Sin embargo aquí habría que hacer una distinción con la llamada Fotografía humanista, corriente orientada al servicio de brindar testimonio a la dignidad humana y el rastro de la persona en las cosas y la naturaleza[36] tal como se concibió después de los horrores de la Segunda Guerra Mundial.

© Joel Meyerowitz

“La fotografía de calle es un estudio en imágenes de la condición humana que nos rodea a todos.”[37] Como atinadamente apunta Tanya Nagar: “Aunque no haya nadie en una calle, siempre hay rastros de nuestra presencia: el entorno urbano refleja la interacción que mantenemos con él.”[38]

El fotógrafo Bryn Campbell lo expresa con precisión: “La ecuación es sencilla: calle = gente. Y es el comportamiento de la gente lo que me interesa: acciones, reacciones e interacciones; emociones, lenguaje corporal, excentricidades, humor –y esos raros momentos de surrealismo visual que le hacen a uno el día.”[39]

© Bryn Campbell

La fotografía de calle es un reflejo social, “de la gente que lo compone, capturada durante la vida del día cotidiano donde las sutilezas de la comedia humana toman lugar en el espacio público.”[40]

El escritor Saul Bellow gustaba de recargar energía en el tren subterráneo de Nueva York en lo que él llamaba baños de humanidad: “Y eso es lo que hacemos cuando realizamos fotografía de calle”. Explica John Carvill: “Solamente que traemos un poco de esa agua a casa con nosotros.”[41]

Joel Meyerowitz, citado por Martin Patrick, equipara la fotografía de calle con el flujo de la vida humana “con las olas del mar que se rompen sobre ti. Uno puede sentir el poder del mar. En la calle, cada oleada sucesiva trae consigo a todo un nuevo reparto de personajes. Se captura oleada tras oleada, te bañas en ellas. Hay algo excitante al estar entre el público, en toda esa oportunidad de variaciones –es duro allá afuera- pero si puedes seguir prestando atención algo se te revelará –en solo una fracción de segundo- y ¡ahí surge una fotografía de locura!”[42]

2. Diferencias de la fotografía de calle con el documentalismo y el fotoperiodismo

© W. Eugene Smith

Al estudiar, y tratar de definir, a la fotografía de calle se pueden encontrar rápidamente entrecruces con otros géneros como la fotografía humanista, la urbana, de viaje, el reportaje o el fotoperiodismo. Vale la pena exponer qué distingue la fotografía de calle a estos otros géneros de naturaleza registral.

“La fotografía de la calle, sin duda, nos pone en un dilema taxonómico no sólo porque se encuentra en la encrucijada entre la toma del turista, la fotografía documental, el fotoperiodismo, sino también porque se exige que se le trate, a un tiempo como una fotografía vernácula extraída del álbum familiar y como una imagen artística presentada en una galería o museo.”[43]

© W. Eugene Smith

Sophie Howart esclarece que “La fotografía de calle es una forma documental, pero decididamente no se trata de un foto-reportaje y rara vez cuenta una historia [con varias fotos].”[44] Aunque el fotógrafo neoyorkino Jeff Mermelstein llama la atención acerca de la gran importancia de la fotografía callejera como una forma de documentación de nuestro tiempo. [45]

Respecto de los enlaces con los géneros meramente informativos, el fotógrafo Ying Tan expone que “La diferencia entre fotografía de calle y fotoperiodismo es que en la foto urbana no necesariamente comienzan con una agenda determinada.”[46] Como dice Gus Powell “Para mí el corazón de la diferencia con lo que se hace en fotoperiodismo y lo que yo hago tiene que ver con lo que hacemos con la información una vez que la recolectamos y comunicamos a nuestros respectivos públicos. Mientras que el fotoperiodista trabaja en responder a las preguntas qué, quién, cómo, dónde y por qué, yo estoy más interesado en crear nuevas preguntas.”[47]

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Al pensar en el género que nos ocupa, tal vez se podría afrontar el tema asumiendo la propia filtrabilidad de la fotografía. En lugar de ver una estampa de la calle opuesta a la foto documental, o la humanista, o el fotoperiodismo, valdría la pena cuestionar si no se podría tratar de una fotografía que es a la vez de calle y documental; callejera e informativa. En lugar de realizar tipologías restrictivas e impermeables, tal vez se podría asumir la fotografía de calle como una avenida con distintas salidas e intersecciones, donde no deja de ser lo que es, pero se nutre y comunica con otras posibilidades.

3. Sobre el quehacer y cómo-hacer de la fotografía de calle

© Vivian Maier

Se ha dicho que “una gran fotografía de calle es aquella que hace pensar al observador o que agita una emoción o sentimiento específicos.”[48] En realidad el fotógrafo de calle trabaja con el estómago para llegar al corazón.

Y es que una fotografía de calle relevante es aquella “con un significado superior detrás suyo.”[49]

El famoso grupo de Flickr Hardcore Street Photography [50] le reclama a cada participante: “Danos una razón para recordar tu fotografía.”[51]

La fricción cognitiva

Juan José Reyes, promotor del Miami Street Photography Festival, habla de fricción cognitiva y fotografía de calle. Argumenta que, respecto de las emociones del observador, cuanto mayor es la fricción cognitiva más difícil es de comprender y aceptar la fotografía de calle, pero a cambio se convierte en más perdurable y su huella emocional resulta más profunda:

“Si una imagen tiene una alta fricción cognitiva significa que no puede ser comprendida solamente al ser vista. La mente ha de trabajar para comprenderla y la emoción cambiará dependiendo de los diferentes factores internos, que siempre cambian. Estoy consciente de que aunque suene científico, no deja de ser un proceso subjetivo.”[52]

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En una conversación coloquial con el doctor Juan José García Noblejas, este académico refería a un grupo de universitarios que los niños suelen contar historias enlazándolas de la siguiente manera:

“Me levanté y no encontré mis zapatos y se me hizo tarde”

Esta frase implica narrativa plana. Ahora bien, si se cambia el “y” por un “pero” se altera de la siguiente manera:

“Me levanté PERO no encontré mis zapatos: se me hizo tarde.”

Este “pero” implica conflicto, y donde hay conflicto hay drama. Esta calamidad también puede relacionarse con la fricción dentro de la fotografía.

Una imagen puede ser interesante, pero si no hay fricción, si no problematiza, acaba quedándose en una capa visual (icónica) y es fácilmente dada por hecho y olvidada por el observador. En otras palabras, una imagen bonita capta la atención, pero no mantiene el interés. En cambio una fotografía con fricción cognitiva puede ser visualmente poco llamativa pero invitar a una observación más atenta y a una continua re-lectura. Muchas de las fotografías más perdurables en la historia del medio lo son por su alta carga de complejidad y fricción cognitiva.

Las siguientes fotografías tiene diversos grados de fricción cognitiva:

El fotógrafo británico Tony Ray-Jones dice: “Quiero realizar fotografías que muerdan, como las imágenes en las películas de Buñuel que molestan, al tiempo que obligan a pensar.”[53]

Un género duro

Una buena fotografía de calle es “dura de ver, dura de hacer, dura de entender”[54] dice Joel Meyerowitz quien agrega: “Debes pagarle su deuda a las calles.” Para James Maher hacer fotografías de calle “toma tiempo, práctica y paciencia.”[55]

Matt Stuart expone que el fotógrafo de calle debe ser “increíblemente paciente y dedicado, al punto de la obsesión.”[56] Este curtido fotógrafo reconoce que de 10 mil fotografías que ha realizado en los últimos dos años solamente ha obtenido unas 50 significativas.[57]

Martin Parr, una de las figuras más relevantes del posmodernismo fotográfico en el Reino Unido, dice que para la fotografía de calle hoy se requieren “obsesión, dedicación y testículos.”[58] Y el asunto se pone aún más rudo cuando Stephen McLaren ataca: “Una buena fotografía de calle debe molestar, romper cabezas, revelar, aturdir, provocar y emocionar a partes iguales.”[59]

Walker Evans pronunció esta suerte de credo para el fotógrafo de calle:

“Mira fijamente. Es la manera de educar los ojos, y más: Mira, curiosea, escucha a escondidas. Muere sabiendo algo. No estarás aquí durante mucho tiempo.” [60]

La cámara y el equipo

Como en pocos géneros , el tipo de cámara ha determinado en buena medida cómo se realiza la fotografía de calle.

Siempre existe la tentación de pensar que una mejor cámara es la única clave para hacer grandes fotografías. Esto no es totalmente cierto. Sin embargo, la fotografía de calle es muy demandante en términos de velocidad. En este género, la cámara si puede hacer la diferencia entre realizar la fotografía o perderla.

Las cámaras «rápidas»

Tecnológicamente la fotografía de calle estuvo ligada al desarrollo de cámaras con objetivos luminosos como la Ermanox de 1924. Gracias a sus amplias aperturas de diafragma ofrecían la posibilidad de realizar tomas con tiempos de obturación reducidos, lo que implicaba el poder congelar la imagen aún en condiciones de luz mucho menos que perfectas. Esto, aunado a la mejora en la sensibilidad de las películas, implicaban nuevo juego de herramientas apropiado para tomas que antes hubieran resultado imposibles.

Sin embargo, las telemétricas Leica se convirtieron rápidamente en el instrumento de facto, esencial, elegido por los fotógrafos de calle como Cartier-Bresson, Kertész, Klein, Winogrand, Friedlander o Meyerowitz.

Henri Cartier-Bresson con su telemétrica Leica.

El formato mismo de la telemétrica Leica tuvo mucho que ver con el desarrollo de la fotografía de calle: es un tipo de cámara durable, precisa, discreta, silenciosa, con óptica impecable pero sobre todo un visor luminoso. Este tipo de cámara se convierte en una auténtica extensión del ojo.

En la era de la fotografía digital los precios de una Leica y su óptica las han reducido a unos pocos autores afortunados. Empero, equipos como la serie de cámara FujiFilm x100 (en cualquiera de sus versiones: S, T, etc.) han logrado recuperar, en el mundo digital, la usabilidad y portabilidad de una telemétrica sin tener que hipotecar un brazo.

Por otro lado está una categoría ideal para la fotografía de calle, la de las cámaras con  óptica intercambiable sin espejo, también conocidas como mirrorless el fotógrafo callejero del nuevo milenio cuenta con una herramienta discreta y con enormes posibilidades.

Si a una mirrorless se le equipa con un objetivo angular y luminoso de longitud focal fija, se cuenta con un instrumento ideal para la fotografía callejera.  

Sony ha generado toda una nueva generación de cámaras sin espejo que cuentan con sensores de primera calidad y a las que se les puede adaptar objetivos de primera calidad como Leica o Carl Zeiss. Actualmente Canon y Nikon ofrecen equipos de excelente calidad, que van desde modelos muy compactos (como la Canon EOS M50) hasta cámaras de sensor completo.

Las «mirrorless» Sony, aparejadas de objetivos de alta calidad son una combinación ganadora.

También destacan en este segmento las cámaras Lumix de Panasonic, marca que se ha visto beneficiado en lo óptico por su alianza con Leica.

La serie GX de Panasonic  ofrece cámaras muy poderosas con opciones sólidas en la óptica para la fotografía de calle y cuyo precio es razonable, dadas las prestaciones que ofrecen. También las Lumix LX100 ofrecen un sensor Micro 4/3.

Otras cámaras que facilitan la fotografía en la calle son las súper compactas avanzadas, como las Canon PowerShot G7X, PowerShot G5x o la Sony RX-100 (en cualquiera de sus versiones I, II, III, IV y las que vengan.)

La característica más importante de estos equipos es el uso de un sensor mucho más grande que el de la típica cámara compacta. Los sensores de una pulgada (1″) en estos equipos ofrecen la posibilidad de aumentar la sensibilidad ISO con niveles de ruido menores.

¿Fotografía de calle con el smartphone? ¡Desde luego!

La cámara en el teléfono móvil ha ido ganando terreno como una alternativa viable para la fotografía de calle. Cada vez son más rápidos y eficientes. A pesar de sus grandes ventajas, cuando se eleva la sensibilidad ISO también aumenta el ruido. Para hacer fotografías en modo manual siguen siendo dispositivos poco intuitivos y diseñados para el consumidor que desea la máxima automatización. Esto está muy bien para imágenes casuales, pero ante circunstancias particulares (si el fotógrafo quieres hacer un desenfoque por movimiento, alterar la exposición o lograr una profundidad de campo corta, por ejemplo) no es el instrumento más adecuado. Para estos casos una cámara dedicada sigue ofreciendo mejores prestaciones.

Hacer fotografía de calle con un teléfono móvil es una excelente opción para hacer fotografía urbana y que mejorar cada día. Además,  nadie les presta atención y eso es un «plus».

Los smartphones son herramientas que han mejorado notablemente. Todavía siguen teniendo sensores pequeños donde sufre el rango dinámico. La óptica ha mejorado sensiblemente y cada vez hay más teléfonos que incorporan diferentes objetivos, desde los súper grandes angulares hasta telefotos moderados. El software ha mejorado de una manera notable, lo que permite capturar la imagen aún en condiciones demandantes o donde la velocidad es crucial. Además, tienen la enorme ventaja de pasar desapercibidas pues la mayoría de la gente no presta atención ya a nadie con un teléfono en la mano.

Longitud Focal

 

Finalmente en lo relativo al equipo: en cuanto a longitud focal, Cartier-Bresson exigía siempre un objetivo 50mm sin embargo en la fotografía de calle el ángulo puede quedar un poco estrecho, sobre todo cuando se trata de una escena donde el fotógrafo no dispone de mucha distancia con el sujeto. Un objetivo de 35mm resulta un equilibrio muy cómodo entre tener un buen ángulo de cobertura  que ofrezca el contexto de la escena. Cada artista va encontrando a lo largo de su vida fotográfica la distancia física y focal que le va sentando mejor.

Clichés y tabúes de la fotografía de calle

Aunque existe una gran libertad respecto de la fotografía de calle, existen ciertos temas que se han considerado demasiado vistos o que levantan suspicacias.

Uno de los problemas éticos en la fotografía de calle ha sido, de manera constante, el realizar imágenes de mendigos, menesterosos y vagabundos. Fotógrafos como Eric Kim prefieren evitar estos sujetos.[61]

Otro tema que, sin estar prohibido, despierta enconados debates es el abuso en la post-producción. Matt Stuart, de una visión muy clásica, se decanta por evitar el abuso del PhotoShop.[62] Las llamadas “marcas de agua”, marcos creativos, fotografías de rango dinámico ampliado (HDR) son anatema para el fotógrafo de calle serio, según Urban Picnic.[63]

Haga click en el infográfico para agrandarlo.

“Una gran fotografía de calle debe provocar más de una mirada rápida por parte del espectador. Ha de lograr una sensación de misterio e intriga que debe permanecer.”[64]

En lo temático, existen tópicos que han sido realizados hasta el cansancio como los artistas callejeros (street performers), gente simplemente caminando por la calle, vendedores ambulantes, mendigos, vagabundos e indigentes, personas de espaldas o la yuxtaposición de carteles y transeúntes.

El retrato estrictamente hablando no cabe en la fotografía de calle donde se busca la imagen “cándida”, aquella que exploraba Walker Evans cuando hacía fotografías en el tren subterráneo escondiendo su cámara para que el espectador evitara toda forma de pose o afectación.

Si bien existe un subgénero de retrato urbano, este parece no agradar en el mundo de la apreciación de la fotografía callejera.

Cánones de la fotografía de calle

Al apreciar una fotografía de calle, existen algunas prácticas que podrían considerarse canónicas [65] como ser realizadas en espacios públicos, no ser posadas, buscar indagar en la condición humana, aproximarse con una fotografía directa y sin poetizaciones ni exaltaciones cromáticas o estilísticas.

Algunos temas clásicos son luces y sombras (Umberto Verdoliva, Anna Montuori), fotografías cándidas de desconocidos [66] (Danny Santos, Michael Schmidt), personas y geometrías (Fagu, Selnur Kudan), aproximaciones “duras” (Nils Jorgensen, Furrukh Khan), yuxtaposiciones (Alan Robb, Linda Wisdom), humor e ironía (Elliott Erwitt, Nick Turpin) o vida cotidiana (Konstantin Sergeyev).[67]

© André Kertész

No entrar en contacto, no tocar: la esencia de la fotografía cándida

Para muchos fotógrafos es un auténtico tabú entrar en contacto con sus sujetos.[68] El fotógrafo danés Nils Jorgensen declara que no gusta de “perturbar el flujo de la vida a mi alrededor.”[69]

Sin embargo este distanciamiento ha sido puesto en duda como algunos fotógrafos rompedores de tradiciones como Diane Arbuss o William Klein, o por clásicos como Cartier-Bresson quien en su Sesión de Peluquería. Alicante (1933) claramente realiza una fotografía de calle donde los sujetos fotografiados son conscientes del momento de la toma.[70]

Alicante España 1933 © Henri Cartier-Bresson

Por su parte Colin Westerbeck también admite que no toda fotografía de calle es cándida y cita a autores que favorecieron el contacto con la escena como John Thomson o Manuel Álvarez Bravo.[71]

¿Pagar por la fotografía?

En algunos países la gente solicita dinero a cambio de ser fotografiada. Es importante tomar en cuenta que al darle dinero a una persona la convierte automáticamente en modelo. Para comenzar rompe con la característica esencial de la fotografía cándida, y por el otro se altera la relación fotógrafo-fotografiado para convertirla en una empleador-empleado. Es un tema, a no dudarlo, polémico.

La habilidad de editar

Una de las características más difíciles de encontrar en un fotógrafo de calle es una buena habilidad para escoger sus fotografías más fuertes. “La mayor capacidad que pueda poseer un fotógrafo, además de la paciencia y la persistencia, es la habilidad de editar.”[72]

La hoja de contactos de la famosa fotografía «Niño con granada» demuestra que Diane Arbus escogió cuidadosamente la imagen más poderosa de todas las que realizó aquella mañana en Central Park. Foto © Diane Arbus.

Juan José Reyes explica : “Editar es la parte más difícil de la fotografía de calle. Es más duro aún que confrontar extraños o perderse en un barrio bajo…”[73a] Y es que la labor de escoger de entre un número de imágenes siempre pone en aprietos al fotógrafo, tan enamorado de sus propias imágenes. Sin embargo, esta es una habilidad fundamental que todo fotógrafo debe desarrollar.

Steve Simon esclarece que «El arte de la edición es una tarea fundamental y desafiante para cualquier fotógrafo, casi tan importante como el propio acto de fotografiar.» [73b]

El gran reto para el fotógrafo es la conexión entre el momento fotográfico, sus sentimientos pasados y presentes y la enorme carga de subjetividad que connota cada imagen. Steve Simon agrega: «Es difícil editar su propio trabajo de forma objetiva porque se encuentra muy apegado a él.» [73c]

Es una tarea ardua pero tan crucial para la fotografía de calle, que vale la pena confiar las propias imágenes a otros ojos.

4. Historia de la fotografía de calle

Grandes etapas, autores y escuelas

Etapas

Comprender la fotografía de calle implica un necesario recorrido histórico que buscaremos mantener dentro de los márgenes de lo esencial.

1800s

© John Thomson

Las propias limitaciones técnicas de la fotografía decimonónica poco favorecieron al desarrollo del autor urbano: Los equipos eran excesivamente pesados y estorbosos y los tiempos de exposición demasiado largos para lograr capturar las velocidad de la calle.

Sin embargo antes de lo fotográfico el trabajo del pintor Constantin Guys (1802-1892) [73d] ya es una prefiguración de la búsqueda de un artista hacia el sujeto urbano.[74a]

Sin embargo también podemos encontrar algunas manifestaciones tempranas de fotografía de calle en la obra documental de Thomas Annan y su trabajo Photographs of Old Closes, Streets, etc. Taken 1868-1877 o en John Thomson y sus fotos publicadas en el libro Street Life in London de 1877. A finales del siglo XIX Samuel Coulthurst [74b] también realizó fotografía de calle en Manchester y Salford.[75]

© Samuel Coulthurst (1899)

1920-1940

Un caso peculiar de fotografía de calle en el siglo XX es Eugène Atget, quien se veía a sí mismo como creador de documentos para artistas, llevó su pesada cámara de cajón a la calle y es uno de los primeros y esenciales eslabones en la cadena de la fotografía de calle.

El período de las entreguerras y las nuevas tecnologías fotográficas impulsaron la fotografía de calle que tuvo una época de extraordinario lucimiento a partir de 1920.

En Estados Unidos las contribuciones de Walker Evans fueron fundamentales en su rescate de la vida cotidiana y la cultura vernácula estadounidense.

En París surgió una época de oro de la fotografía de calle con el trabajo de fotógrafos como André Kertész, Brassaï y Henri Cartier-Bresson.

Henri Cartier-Bresson

© Henri Cartier-Bresson

Paréntesis y mención especial requiere la figura de Henri Cartier-Bresson. Ya mencionamos previamente sus aportaciones de la fotografía de calle. Este fotógrafo es considerado por muchos la mayor figura fotográfica del siglo XX y el fotógrafo de calle más importante de la historia.

Henri Cartier-Bresson era el heredero de la empresa productora de hilos más importante de Francia. Dio la espalda a la fortuna familiar cuando decidió estudiar pintura con André Lohte de 1927 a 1929. Ahí encontró los principios básicos del arte clásico, la composición y la geometría. Lohte le enseñó que no hay libertad sin disciplina.[76]

Cartier-Bresson abrevó del surrealismo y las vanguardias afincadas en el París de la primera mitad del siglo XX. Fue un maestro de la composición y un obcecado por las geometrías. Era rigorista en extremo: rara vez re encuadraba las fotografías en el laboratorio y exigía no usar un objetivo inferior a los 50mm en cuanto a longitud focal.

Hacia 1930 el joven Henri quedó vivamente impresionado por una fotografía de Martín Munkácsi[77] (Tres chicos en el lago Tanganica) y decidió dejar a un lado los pinceles, los cuales retomaría al final de su vida.

Recorrió los cinco continentes e impregnó con su obra una diversidad de géneros fotográficos como el retrato, la fotografía documental, el reportaje, el fotoperiodismo, el humanismo y, desde luego, la fotografía de calle.

Si es posible pensar en una piedra angular para la fotografía de calle, sin duda es Henri Cartier-Bresson.

1950

© Robert Doisneau

En la década de 1950 la primera manifestación importante de fotografía de calle se dio en torno al llamado humanismo fotográfico de la posguerra, género que exploraba la recobrada dignidad humana y que tenía temas recurrentes como los niños, las parejas de enamorados (símbolos de futuro y esperanza para una Europa destruida y desolada) y, claro está, la calle.

De esta época también se desprende una buena dosis de ligereza y humor en los tratamientos. Fotógrafos como Robert Doisneau o Willy Ronis crearían piezas fotográficas memorables.

Esta época también marco la transición del epicentro de la fotografía de calle para ser llevada de París a Nueva York.

La Ciudad Luz se transformó en una compleja urbe con una clase trabajadora dispersa, un creciente tráfico que hizo inhabitable la ciudad, demencial aumento en las rentas y especulación de bienes raíces y una creciente faz multi-étnica.[78]

La puntilla para mudar a la fotografía de calle de Europa a América fue el fotógrafo suizo Robert Frank, quien publicó en 1958 uno de los libros fundamentales en la historia de la fotografía: Les Américains.

Dotado de una beca Guggenheim, Frank recorrió Estados Unidos cámara en mano y de un plumazo alteró todas las concepciones sobre fotografía documental, fotografía urbana, paisaje sociológico y estilos gestuales. Si Cartier-Bresson fue el fotógrafo de calle que lo inventó todo, Robert Frank fue quien lo cambió todo.

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En la misma época William Klein y su agresividad recorría las calles de Nueva York.

1960

El Nuevo Paisaje Social

Así inició la generación del Nuevo Paisaje Social con figuras cruciales como  Diane Arbus exploró los rincones olvidados y sus habitantes rechazados y alienados, Lee Friedlander invadió el paisaje urbano con su sombra, Garry Winogrand tomó por asalto la calle y con sus maneras obsesivo-compulsivas creó uno de los cuerpos de obra de fotografía más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Joel Meyerowitz se convirtió en el puente entre la generación de 1960 y el blanco y negro para arribar a una nueva y posmodernista etapa en 1970.

 

Una capítulo importantísimo en la fotografía de calle apareció con la revista japonesa Provoke, con su exponente paradigmático, el fotógrafo callejero Daido Moriyama. Se trata de un estilo muy expresivo, con negros empastados, barridos y grano reventado. Podría pensarse que es una suerte de «William Klein con esteroides». No es extraño que Moriyama y Klein expongan juntos con tanta frecuencia.

1970

La década de 1970 se convirtió en la era del pop, el tiempo del reinado de Andy Warhol. En tal ambiente emergieron dos fotógrafos que pusieron en duda el uso del color en la fotografía artística y donde comenzó la transfusión y permeabilidad de géneros fotográficos: Stephen Shore y William Eggleston.

Muchas de sus fotografías se realizaron en la calle, pero la claridad con la que se entendía este género comenzó a nublarse. ¿Eran fotografías de calle las instantáneas de Shore? ¿En qué medida cabían esas imágenes de Eggleston en el marco de la fotografía urbana, tradicionalmente realizada en blanco y negro? Y si estaban expuestas en el Museum of Modern Art de Nueva Yor debían leerse como arte contemporáneo ¿O no?

1980-1990

Nuevos talentos aparecieron en estas décadas donde vale la pena mencionar a “Martin Parr, Tom Wood, Alex Webb y Boris Savelev.”[79]

1990-

El surgimiento del internet y su popularización, así como la revolución digital marcó un renacimiento de la fotografía de calle, sobre todo entre los aficionado y amateurs.

5. La fotografía de calle hoy

Depende de a quién se le pregunte, pero si es a un francés, responderá que la capital de la fotografía de calle es París; un estadounidense dirá que es Nueva York.

Sin embargo en el siglo XXI la realidad es que no hay una capital de la fotografía de calle como tal. Hoy en día, y debido en buena parte por la popularización del acceso a internet, la fotografía urbana es genuinamente global. “El alcance internacional de la fotografía de calle ha provocado que jóvenes fotógrafos encuentren inspiración en el mundo en desarrollo y el hemisferio sur.”[80]

Hoy los fotógrafos de calle provienen de los cinco continentes. “Es una tradición que se ha vuelvo aún más fértil debido a una conversación internacional que comenzó hace setenta años y que hoy, gracias al internet, es más vibrante que nunca.”[81]

La proliferación de las redes sociales en la llamada Web 2.0 y sobre todo gracias a sitios como Flickr o 500px los fotógrafos de calle de todo el mundo tienen la posibilidad de compartir su trabajo. La aparición de colectivos serios como In-Public, Seconds-2-Real, Burn My Eye, Strange.rs, That’s Life, Un-Posed, Street Photographers o Calle 35 también ha encontrado en la red un espacio adecuado para dar a conocer sus trabajos sin requerir a los antiguos medios de comunicación masivos ni la bendición de agencias como las legendarias Magnum o Gamma-Rapho.

Sin embargo, con la llegada del nuevo milenio también vino aparejada una nueva serie de circunstancias que convirtieron en un género aún más difícil la fotografía de calle. El terrorismo, la inseguridad pública y una paranoia generalizada ha provocado que el público que transita por la calle se vuelva cada vez más agresivo con los fotógrafos callejeros y aún las autoridades policiales en muchas grandes urbes limita seriamente el trabajo de los fotógrafos urbanos.

Seguridad/Inseguridad pública

Hacer fotografía de calle, lo hemos mencionado ya, implica un reto grande para los fotógrafos quienes suelen ser, curiosa y extrañamente, muy tímidos.[82] Por si la propia timidez no fuera obstáculo suficiente, la creciente oleada de desconfianza hacia cualquiera que porte una cámara en público se ha convertido en un obstáculo de dimensiones casi insalvables en muchas ciudades.

“El fotógrafo siempre es un huésped no deseado” explica James Maher.[83] También, y por otro lado, “En Occidente hay una sensibilidad muy especial respecto de tomar fotos de niños: la paranoia que vive la sociedad ha hecho que esto sea un acto inaceptable.” [84]

Las leyes sobre espacios públicos y el miedo al terrorismo han vuelto sospechosa a quien mira, curiosea y luce demasiado atento a lo que le rodea.[85] El fotógrafo callejero se ha convertido en el primer blanco de suspicacia en ciudades como Londres o Washington.

Por ejemplo, en Beirut hay una nueva zona del centro llamada New Waterfront que ha sido totalmente reconstruida que es controlada por una sola empresa privada: Solidere. Al respecto el fotógrafo alemán Frederic Lezmi dice: “[En este lugar] la única manera de lograr las fotografías que quería era ser rápido y pretender ser un turista.”[86]

Sarah Wilkerson advierte que “Es necesario tomar en cuenta que algunos lugares que consideramos públicos como centros comerciales, parques de recreo o cines  están sujetos a restricciones impuestas por sus dueños y usted está legalmente obligado a cumplir con requerimientos como cesar de hacer fotografías o incluso abandonar el lugar. Bases militares, escenas del crimen, aeropuertos, museos, instalaciones de energía, juzgados, hospitales públicos y algunas instalaciones gubernamentales –aunque son técnicamente propiedad de los contribuyentes- también pueden imponer restricciones a los fotógrafos…”[87]

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Y es que hoy se da una gran contradicción: “la fotografía de calle en particular, es una arena complicada en la que convergen nuestras ansiedades colectivas: terrorismo, pedofilia, intrusión, vigilancia. Insistimos en nuestro derecho a la privacidad al tiempo que fotografiamos todo y a todos. Todo lo que hacemos –en público o privado- es capturado mediante las cámaras digitales de nuestros teléfonos móviles.”[88]

El acoso policial a fotógrafos en Londres es legendario. La revista británica Amateur Photographer ha publicado solamente en los últimos tres años casi 300 artículos relacionados con el fotógrafo amateur y el terrorismo.[89a] En su sitio web hay casi 600 artículos que incluyen el término de búsqueda police . [89b] Las protestas de los fotógrafos no se han hecho esperar:

“En enero, un estimado de 2,000 fotógrafos se reunieron en Trafalgar Square para protestar contra el acoso policial.” [90] La organización I’m a Photographer, Not a Terrorist busca activamente defender los derechos de los ciudadanos que portan una cámara fotográfica en espacios públicos.

Protesta de la organización «I’m a Photographer, Not a Terrorist».

Sin embargo las leyes no son las únicas que reprimen a los fotógrafos callejeros. En países como México es común que los policías amenacen a los fotógrafos con arrestarlos por no contar con un permiso que no está contemplado en ley alguna. La estratagema está diseñada para extorsionar al fotógrafo, más que para proteger al público.[91]

“Es cada vez más común que los fotógrafos de calle sean reprimidos informalmente, y que su película o tarjetas de memoria se confisquen e incluso sean detenidos y cateados.”[92]

Sin embargo también es cierto que esta percepción del fotógrafo como peligro a la seguridad es también cultural.  Tanya Nagar explica que  “En Bombay, todo es distinto. A los niños les encantan las cámaras y casi se pelean por ser fotografiados.”[93]

Ying Tan declara que “En China, los padres no solamente dejan que se hagan fotos de sus hijos, incluso los padres procuran ayudar para de armar la escena porque lo ven como un honor, no como un signo de un secuestro planeado.”[94]

Desafiando las reglas

A pesar del acoso, existe un renovado interés por la fotografía de calle y el género está mutando. Los nuevos autores están listos para romper las reglas y reinventar el género.[95]

Hoy se ponen en duda muchas nociones tradicionales de la fotografía de calle. El ejemplo más claro es el de Michael Wolf [96a], quien se ha servido de las vistas capturadas en el Google Street View. La reacción a su trabajo fue muy agresiva pues se argumentaba que «ni siquiera es un fotógrafo» [96b]. Wolf ha buscado y reunido numerosas escenas cándidas no muy distintas a las que realizan los fotógrafos de calle con sus cámaras.

Se trata de una nueva forma de cuestionar los alcances de la fotografía en la era de la conectividad e inserta a la fotografía de calle en el debate del arte reciente donde también se cuestionan los medios de creación y distribución de la obra.

El rechazo de las galerías y el mundo del arte hacia la fotografía de calle

A pesar del renacimiento de la fotografía de calle, hay un sector específico que no ve este género con buenos ojos: el artístico.

Los marchantes y curadores de los museos y grandes galerías dan la espalda a la fotografía de calle pues favorecen las exploraciones conceptuales.

Paul Graham y Philip-Lorca DiCorcia son dos de los pocos fotógrafos privilegiados que han logrado colocar en los museos y galerías del mundo trabajos relacionados con la fotografía de calle.

Graham fue el ganador del prestigioso premio Deutsche Börse [96c]. Este fotógrafo se queja de que la fotografía de calle es subvalorada y estigmatizada con etiquetas “documentales.”[97]

Exposición con fotos de Paul Graham.

Philip-Lorca DiCorcia es un fotógrafo que ha logrado insertar su trabajo fotográfico realizado en la calle en las galerías y los muros de los grandes coleccionistas.

DiCorcia experimentó con la fotografía de transeúntes capturados en forma cándida pero con un cuidado montaje de luces. “El resultado final es al mismo tiempo íntimo e irreal pues la gente mostrada –y brillantemente iluminada- parece perdida en sus pensamientos y soñar despiertos. He aquí que el proceso es tan importante como el resultado final el cual, se podría pensar, es tan cercano a la fotografía de calle como al retrato en estudio.”[98]

“Se trataba de una nueva versión de la serie Subway («Metro») de Walker Evans. Otro intento de reducir al máximo la presencia del fotógrafo. Pero, fiel a sus raíces posmodernas, diCorcia no pretendió disimular la artificialidad del proceso.”[99]

© Philip-Lorca DiCorcia

Uno de sus sujetos, “un judío ortodoxo, se sintió «estereotipado» por diCorcia, y lo llevó a juicio. El caso fue sobreseído a favor del derecho de diCorcia a la expresión artística. Fue un fallo determinante para la fotografía callejera…”[100a]

Algunos fotógrafos de calle recientes

A pesar de las paranoias colectivas, la fotografía de calle no solamente es terreno de aficionados. En el siglo XXI sobresale el trabajo de fotógrafos como Christophe Agou [100b] quien sigue con sus fotos de pasajeros en subterráneos las tradiciones marcadas por Walker Evans con una nueva mirada.

Maciej Dakowicz, polaco, captura la vida nocturna a color. [100c]

Markus Hartel trata de mostrar momentos hermosos de la jungla urbana, aunque reconozca que sus fotos no sean necesariamente bonitas.[101a] [101b]

Mimi Mollica ha viajado desde su natal Italia para encontrarse en Dakar (Senegal) con temas que entreveran la calle con los derechos humanos y la pobreza. [101c]

Lars Tunbjörk (Suecia, 1956) no tiene interés en aparecer en galerías o en los anuncios de una revista. “Son simplemente fotografías acerca de la vida.[102a]” [102b]

6. ¿Por qué la calle?

Dice Matt Stuart que “la calle es, al mismo tiempo, el tipo más accesible y más difícil de fotografía.”[103] Y es que, efectivamente, cuando se compra una cámara por primera vez, lo que parece estar más a la mano es la calle. Basta con abrir la puerta y cruzar el umbral.

© Henri Cartier-Bresson

Pero la calle, con su aparente accesibilidad, es la más arcana de todas las posibilidades para el fotógrafo y por ello constituye una gran trampa. La calle es seductora. Parece la madre proveedora. Nutre al indigente, resguarda al adicto. Es la escuela del niño sin hogar, la oficina de la mujer fácil. La calle se entiende con las prostitutas porque, al fin y al cabo ambas son mujeres. Sí, el camino es masculino, la calle femenina.

© Weegee

El fotógrafo es atraído a la calle como con el hechizo de una voz de sirena que le llama, inevitable.

En la calle se transita, se vive y también se muere. Es fácil encontrar la metáfora de la vida en la calle: la calle está viva, la vida está en la calle, la calle es vida.

En el embrujo de la calle coexisten belleza y fealdad. Hay poesía, pero también drama. Comedia y tragedia se urden, se trenzan, se traman.

La calle simboliza lo fugaz. En ella las casas que la conforman son como personas, pero la calle misma es la familia. La ciudad es demasiado grande e impersonal. La calle es la familia extendida: la tía, la abuela, la prima.

La calle es de todos y de nadie. El fotógrafo quiere hacerla suya, pero ella se resiste: es veleidosa. Algunos días se encapricha y no ofrece nada al encuadre en la cámara. Otros es excesivamente generosa y derrama geometrías, escenas, momentos. La calle se ensaña con la frustración del fotógrafo, parecería como si así se alimentara. Pero si el fotógrafo es paciente y logra convencerla, podría ser que un día se compadezca de él.

© Garry Winogrand

La calle parece abierta pero está cerrada: también significa peligro, es traicionera, es el lugar en donde le asaltan a uno. En ella siempre debe estarse alerta. Los padres no sueltan la mano de sus hijos pequeños cuando la transitan. Este es el gran desafío del fotógrafo quien pretende capturar desprevenido a un transeúnte quien, precisamente, está siempre a la defensiva cuidando que no le sigan o no le quiten la billetera.

Fotografiar en la calle implica estar avizor, vigilante, dispuesto: pero esto parecen saberlo mejor los transeúntes, los sujetos fotográficos, que aún los propios fotógrafos.

Robert Frank con su Leica

La calle es dura para todos, pero en especial para el fotógrafo, intruso nunca bienvenido: o se le desprecia por ser un turista bobo con la cámara al cuello, o se le sospecha por ser una peligroso cazador de la intimidad, un violador del pudor ajeno: un fisgón.

La calle parece proteger al pobre y castigar al rico. Premia al ingenioso y fustiga al desprevenido. A veces generosa, a veces cruel. Nunca sencilla. A la calle jamás se la puede dar por hecho.

La calle es, para el fotógrafo ingenuo que ha salido tan campante con su cámara, dragón de siete cabezas.

Pero si el fotógrafo logra sobreponerse a sus miedos, a sus propias debilidades y temores y logra y domarla con paciencia, con obsesión, tal vez hasta podría hacer de la calle su amante, y ella no tendrá más remedio que ceder y abrirse ante sus deseos. Se unirán y tendrán hijas: las fotografías que tanto anhelaba el fotógrafo. La calle parirá y, nuevamente, se convertirá a contrapelo, en madre, en vida. Y ahí estará el fotógrafo como testigo, como creador, como amante y como cómplice.


* Dr. Óscar Colorado Nates
(Ciudad de México, 1969)

Académico, crítico, analista y promotor de la fotografía.

Doctor «cum laude» en Ciencias de la Documentación por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Narrativa y Producción Digital por la Universidad Panamericana (Cd. de México) donde es Investigador de Tiempo Completo y Profesor Titular de la Cátedra de Fotografía Avanzada así como Docente de Posgrado en Nuevas Narrativas.

Autor de libros como Grandes de la Fotografía; Fotografía 3.0; El Mejor Fotógrafo del Mundo; Fotografía de Documentalismo Social; Instagram, el ojo del mundo; Fotografía Artística Contemporánea o Pensamientos Decisivos: 650 reflexiones fotográficas.

Comunicador transmedia comparte su pasión por la fotografía a través de su Canal de Youtube. Ha realizado más de 100 episodios del podcast sobre fotografía Imagen Líquida. 

Fundador del Observatorio de Cultura Fotográfica. Miembro del Seminario de Imagen y Cultura, la Asociación Mexicana de Estudios en Estética (AMEST), el Seminario Permanente de Análisis y Crítica Cinematográfica (SEPANCINE) y de The Photographic Historical Society (Rochester, NY), entre otras agrupaciones académicas. Participa en el Programa de Apoyo a Proyectos para Innovar y Mejorar la Educación (PAPIME) de la Universidad Nacional Autónoma de México.

www.droscarcolorado.com


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Bibliografía

Fuentes de internet

Notas


[1] Maher James, The Essentials of Street Photography. A 21st Century Guide to Photographically Captguring the Streets, (Kindle Edition) Edit. James Maher Photography, USA, 2012, Pos. 49

[2] Maher James, Op. Cit., Pos. 47

[3] Kim Eric, The History of Street Photography: Timeless Insight You Can Learn, Disponible en http://erickimphotography.com/blog/2013/03/04/timeless-insights-you-can-learn-from-the-history-of-street-photography/ Consultada el 26 de noviembre de 2013

[4] Coghe Alex, Street Photography, Disponible en http://www.alexcoghe.com/wp-admin/download/street_photography_alex_coghe.pdf Consultada el 26 de noviembre de 2013

[5] Scott Clive, Street Photography from Atget to Cartier-Bresson, Edit. I. B. Tauris, London, 2007, Pág.1

[6] Gilden Bruce. Disponible en http://www.photoquotes.com/showquotes.aspx?id=1190&name=Gilden,Bruce Consultada el 5 de noviembre de 2014

[7] Maher James, Op. Cit., Pos. 61

[7b] Colorado Nates Óscar, Sergio Larrain, el cazador de milagros. Disponible en https://oscarenfotos.com/2016/01/25/sergio-larrain-el-cazador-de-milagros/ Consultada el 30 de abril de 2016

[8] Nagar Tanya, Callejeando. Manifiesto de fotografía urbana. Edit. Océano, Barcelona, 2013, Pág. 22

[9] Maher James, Op. Cit.,, Pos. 1973

[10] Coghe Alex,  Op. Cit.

[11] Nagar Tanya, Op. Cit., Pág. 10. Las cursivas son nuestras.

[12] Ibídem

[13] Nagar Tanya, Op. Cit.,Pág. 30

[14] In-Public, Richard Kalvar, Disponible en http://www.in-public.com/RichardKalvar Consultada el 26 de noviembre de 2013

[15] Kim Eric, The History of Street Photography: Timeless Insight You Can Learn, Op. Cit

[16] Maher James, Op. Cit., Pos. 56

[17] Patrick Martin, MAX KOZLOFF: “Vaguely Stelathy Creatures: Max Kozloff on the Poetics of Street Photography” (2002) Disponible en http://www.americansuburbx.com/2009/07/theory-vaguely-stealthy-creatures-max.html Consultada el 26 de noviembre de 2013

[18] Nagar Tanya, Op. Cit., Pág 10

[19] Nagar Tanya, Op. Cit., Pág. 16

[20] Howart Sophie, McLaren Stephen, Street Photography Now, Edit. Thames & Hudson, London, 2010, Pág. Pág. 10

[21] Scott Clive, Op. Cit., Pág.45

[22] Scott Clive, Op. Cit., Pág.43

[23] Colorado Nates Óscar, El significado del instante decisivo de Henri Cartier-Bresson, Disponible en http://oscarenfotos.com/2011/11/19/el-significado-del-instante-decisivo-de-henri-cartier-bresson/ Consultada el 30 de noviembre de 2013

[24]  Cartier-Bresson Henri, Fotografiar del natural, Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 2003, p. 35

[25] Cartier-Bresson Henri, Op. Cit., p. 18

[26] Jeanneney Jean-Noël, “Ver es un todo” en Fundación Henri Cartier-Bresson, Henri Cartier-Bresson ¿De quién se trata?, Lunwerg Editores,  España 2003, p. 14

[27] Bate David, Photography: the Key Concepts, Edit. Berg, New York 2009, p. 56

[28] Cartier-Bresson Henri,  Op. Cit., p. 24

[29]  Castellanos Paloma, Diccionario histórico de la fotografía, Ediciones Istmo, Madrid 1999, p. 53

[30] Scott Clive, Op. Cit, Pág.48

[31] Colorado Nates Óscar, El significado del instante decisivo de Henri Cartier-Bresson, Op. Cit.

[32] Cartier-Bresson Henri,  Op. Cit.,  p. 11

[33] Howart Sophie, McLaren Stephen, Op. Cit., Pág. 9

[34] Howart Sophie, McLaren Stephen, Op. Cit., Pág.  11

[35] O’Hagan Sean, Why street Photography si facing a moment of truth, Disponible en http://www.theguardian.com/artanddesign/2010/apr/18/street-photography-privacy-surveillance Consultada el 26 de noviembre de 2013

[36]  Sougez, Marie-Loup (coord.), Historia general de la fotografía, Edit. Cátedra, Madrid, 2007, pág. 495

[37] Maher James, Op. Cit., Pos. 171

[38] Nagar Tanya, Op. Cit.,Pág. 34

[39] In-Public, Bryn Campbell, Disponible http://www.in-public.com/BrynCampbell Consultada el 26 de noviembre de 2013. Las negritas son nuestras.

[40] Coghe Alex, 

[41] Carvill John. Amateur street Photography: a beginner’s guide Disponible en http://www.theguardian.com/artanddesign/camera-club-blog/2011/nov/15/amateur-street-photography-camera-club Consultada el 26 de noviembre de 2013

[42] Patrick Martin, MAX KOZLOFF: “Vaguely Stelathy Creatures: Max Kozloff on the Poetics of Street Photography” (2002) Disponible en http://www.americansuburbx.com/2009/07/theory-vaguely-stealthy-creatures-max.html Consultada el 26 de noviembre de 2013

[43] Scott Clive, Op. Cit, Pág. 15

[44] Howart Sophie, McLaren Stephen, Op. Cit., Pág. 10

[45] Howart Sophie, McLaren Stephen, Op. Cit., Pág. 11

[46]  Howart Sophie, McLaren Stephen, Op. Cit. Pág. 234

[47] Howart Sophie, McLaren Stephen, Op. Cit.,Pág. 235

[48] Maher James, Op. Cit.,, Pos. 208

[49] Maher James, Op. Cit., Pos. 233

[50] HCSP (Hardocre Street Photography), Disponible en http://www.flickr.com/groups/onthestreet/ Consultada el 30 de noviembre de 2013

[51] Howart Sophie, McLaren Stephen, Op. Cit.,, Pág. 10

[52] Reyes Juan José, The Five Levels Of Street Photography,  Disponible en http://juanjosereyes.wordpress.com/2013/01/20/the-five-levels-of-street-photography/ Consultada el 26 de noviembre de 2013

[53] Ellis Ainslie, TONY RAY- JONES: “A DAY OFF: AN ENGLISH JORUNAL” (1974), Disponible en http://www.americansuburbx.com/2013/07/tony-ray-jones-a-day-off-an-english-journal-1974.html Consultada el 26 de noviembre de 2013

[54] Howart Sophie, McLaren Stephen, Op. Cit.,Pág. 234

[55] Maher James, Op. Cit., Pos. 139

[56] O’Hagan Sean, Why street Photography si facing a moment of truth, Disponible en http://www.theguardian.com/artanddesign/2010/apr/18/street-photography-privacy-surveillance Consultada el 26 de noviembre de 2013

[57] Ibídem

[58] Ibídem

[59] Howart Sophie, McLaren Stephen, Op. Cit.,Pág. 234

[60] Howart Sophie, McLaren Stephen, Op. Cit., Pág. 9

[61] Kim Eric, The History of Street Photography: Timeless Insight You Can Learn, Op. Cit

[62] O’Hagan Sean, Op. Cit.

[63] Urban Picnic, Four Simple Guidelines to Avoid Street Photography Traps and Clichés, Disponible en http://www.urbanpicnic-streetphotography.com/inspiration/four-simple-guidelines-avoid-street-photography-traps-cliches/ Consultada el 26 de noviembre de 2013

[64] Howart Sophie, McLaren Stephen, Op. Cit.,Pág. 10

[65] Coghe Alex, Op. Cit. 

[66] Los cuales en strictu sensu no son retratos pues este género implica que exista el consentimiento del sujeto y que la fotografía sea de un individuo claramente identificado. Véase Colorado Nates Óscar, Retrato y fotografía, Disponible en http://oscarenfotos.com/2013/07/27/retrato-y-fotografia/ Consultada el 30 de noviembre de 2013

[67] Coghe Alex, Op. Cit.

[68] Howart Sophie, McLaren Stephen, Op. Cit., Pág. 13

[69] Howart Sophie, McLaren Stephen, Op. Cit.,, Pág. 14

[70] Kim Eric, The History of Street Photography: Timeless Insight You Can Learn, Op. Cit

[71] Ibídem

[72] Howart Sophie, McLaren Stephen, Op. Cit.,Pág. 11

[73a] Reyes Juan José, Op. Cit. 

[73b] Simon Steve, Fotografiar con Pasión, Edit. Anaya Multimedia, Madrid, 2012, Pág. 193

[73c] Simon Steve, Op. Cit. Pág. 194

[73d] Guys Constantin, Constantin Guys Ernest-ADolphe-Hyacinthe-Constanin GuysDisponible en http://www.wikipaintings.org/en/constantin-guys/mode/all-paintings Consultada el 1 de diciembre de 2013

[74a] Scott Clive, Op. Cit, Pág.1

[74b] Exhibitions of the Royal Phtographic Society 1870-1915Records for Samuel L. Coulthurst, Disponible en http://erps.dmu.ac.uk/exhibitor_details.php?year=1897&efn=Samuel+L.+Coulthurst Consultada el 1 de diciembre de 2013

[75] Kim Eric, The History of Street Photography: Timeless Insight You Can Learn, Op. Cit

[76] Colorado Nates Óscar, Infográfico: Las enseñanzas de Lohte a Cartier-Bresson, Disponible en http://oscarenfotos.com/2013/02/16/infografico-las-ensenanzas-de-lohte-a-cartier-bresson/ Consultada el 30 de noviembre de 2013

[77] Colorado Nates Óscar, La foto que inspiró a Cartier-Bresson, Disponible en http://wp.me/p1TILW-3xD Consultada el 30 de noviembre de 2013

[78] Scott Clive, Op. Cit, Pág. 195

[79] Howart Sophie, McLaren Stephen, Op. Cit.,Pág. 15

[80] Ibídem

[81] Howart Sophie, McLaren Stephen, Op. Cit.,,7

[82] Howart Sophie, McLaren Stephen, Op. Cit., Pág. 13

[83] Maher James, Op. Cit., pos. 75

[84] Nagar Tanya, Op. Cit.,Pág. 68

[85] Ibídem

[86] Howart Sophie, McLaren Stephen, Op. Cit.,Pág. 235

[87] Wilkerson Sarah, Street Photography and the Law: 7 Things You Need to Know, Disponible en https://www.clickinmoms.com/blog/street-photography-and-the-law-7-things-you-need-to-know/ Consultada el 26 de noviembre de 2013

[88] O’Hagan Sean, Op. Cit.

[89a] Amateur Photographer, Resultados de la búsqueda “terrorism”, Disponible en  http://www.amateurphotographer.co.uk/search?q=terrorism&commit=# Consultada el 30 de noviembre de 2013

[89b] Amateur Photographer, Resultados de la búsqueda “police”Disponible en http://www.amateurphotographer.co.uk/search?q=police&commit= Consultada el 30 de noviembre de 2013

[90] O’Hagan Sean, Op. Cit.

[91] A finales de 2011 el autor de este artículo sufrió el acoso de dos policías quienes le exigieron dinero a cambio de no “llevarlo a la delegación” aduciendo que no contaba con el permiso necesario.

[92] Howart Sophie, McLaren Stephen, Op. Cit., Pág. 11

[93] Nagar Tanya, Op. Cit., Pág. 68

[94] Howart Sophie, McLaren Stephen, Op. Cit., Pág. 237

[95] Howart Sophie, McLaren Stephen, Op. Cit.,Pág. 12

[96a] Howart Sophie, McLaren Stephen, Op. Cit.,, Pág. 10

[96b] Dyer Geoff, How Google Street View is inspiring new photography, Disponible en http://www.theguardian.com/artanddesign/2012/jul/14/google-street-view-new-photography Consultada el 1 de diciembre de 2013

The Telegraph, Deutsche Börse Photography Prize: Paul Graham, Disponible en http://www.telegraph.co.uk/culture/photography/4313828/Deutsche-Borse-Photography-Prize-Paul-Graham.html Consultada el 1 de diciembre de 2013

[97] O’Hagan Sean, Op. Cit.

[98] Ibídem

[99] Badger Gerry, La genialidad de la fotografía, Edit. Blume, Barcelona 2009, Pág. 195

[100a] Badger Gerry, Op. Cit., Pág. 194

[100b] Agou Christophe, Christophe Agou,  Disponible en http://christopheagou.com/ Consultada el 1 de diciembre de 2013

[100c] Dakowicz Maciej, Maciej Dakowicz,  Disponible en http://www.maciejdakowicz.com/   Consultadad el 1 de diciembre de 2013

[101a] Mollica Mimi, Mimi Mollica, Disponible en http://www.mimimollica.com/ Consultada el 1 de diciembre de 2013

[101b] Howart Sophie, McLaren Stephen, Op. Cit., Pág. 83

[101c] Hartel Markus, Markus Hartel Disponible en http://www.markushartel.com/ Consultada el 1 de diciembre de 2013

[102a] Howart Sophie, McLaren Stephen, Op. Cit., Pág. 237

[102b] VU l’Agence, Lars Tunbjörk,

[103] O’Hagan Sean, Op. Cit.


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