La distancia fotográfica

La distancia desde la que hacemos una foto puede olvidarse como un elemento fundamental en la gramática de la imagen. 

Por Óscar Colorado Nates*

¿Por qué no hacerle caso a Robert Capa?

Quizá todos los profesores de fotografía hemos repetido ante nuestros alumnos aquellas sabias palabras de Robert Capa: “Si quieres hacer una gran foto, acércate. Y si ya te acercaste, acércate más.” [1]

Me parece un gran consejo y por eso lo transmito, pero únicamente a mis alumnos principiantes. Y explicaré por qué.

Los principiantes y el punto de interés

Lo más normal del mundo, cuando reviso las primeras fotografías de un estudiante que apenas se inicia, es encontrar imágenes sin punto de interés, es decir, sin un sujeto claro, sin un motivo fotográfico evidente. Ante la pregunta ¿De qué trata esta foto? Es muy difícil responder. Algunos ejemplos de esto:

Entonces, el consejo de Capa es crucial. Al fotografiar hay que ser específico, que el punto de interés sea evidente, que la foto obedezca a un principio de inmediatez. Esto es apremiante en la foto publicitaria. Imaginemos por un momento que vamos en el coche, vemos una publicidad en una parada de autobús: La respuesta debe ser instantánea, la fotografía con un tema contundente y clarísimo porque veremos aquella foto apenas unos segundos o fracciones de segundo.

El observador, en tales circunstancias, no debería cavilar y pensar “¿Qué habrá querido decir el fotógrafo? ¿Qué cuestiona esta imagen? ¿En qué niveles y capas de valor se encuentra el sentido de esta foto?” En estos casos, la fotografía debe ser evidente.

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El «principio de inmediatez» implica que la imagen pueda descifrarse en el menor tiempo posible, algo básico en espacios publicitarios públicos.

Para un principiante, lo primero es tener una fotografía con un punto de interés evidente. Entonces, el consejo de Robert Capa es muy útil, incluso indispensable. A continuación algunos ejemplos de fotografías de alumnos míos con un punto de interés que no deja lugar a dudas:

Esto me parece crucial cuando alguien se inicia en fotografía, ser evidente en el punto de interés, dejar asentado con una contundencia apabullante de qué trata la foto, porque de otro modo se corre el riesgo de acabar con una foto que no trata de nada.

El motivo fotográfico

Pero cuando ya no se es un principiante, entonces el consejo de Capa ha de ponerse un poco en examen. Porque lo primero que hará el consejo de fotógrafo de guerra más famoso del mundo será eliminar el contexto. Cualquier foto, la que sea, ya es en sí misma una “cita fuera de contexto”; acercarse demasiado concentra la atención en un punto, pero también elimina aquellas claves que nos pueden ofrecer información adicional sobre la escena, que nos permiten situarnos en el lugar, comprender qué implica lo que estamos viendo. El motivo fotográfico es el asunto de la foto, de qué trata. Una foto con demasiado contexto no dice nada, corre el riesgo de no tener tema, una foto demasiado cercana puede eliminar ese elemento de ubicarnos en la escena.

Una buena escenografía: hace falta la obra de teatro

Algo que también puede ocurrir a cualquiera con una cámara en la mano, es que se percate de una escena muy linda con una estupenda iluminación, pero sin un punto de interés. Es una buena escenografía, pero sin obra de teatro. El atrezo puede ser maravilloso, con un diseño increíble, pero sin un drama que se desarrolle entonces se convierte en algo muerto. Entonces, hay que asegurarse de que en aquella escena interesante ocurra algo.

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El fotógrafo detectó una escena interesante, pero no ocurre nada ahí. Hasta una figura de Lego o Playmobil hubiera sido suficiente para hacer una foto más interesante.

Unas palabritas sobre conflicto y drama

Y ya entrados en este tema, habría que considerar que no solamente se trata de colocar una obra de teatro en la escenografía, debe haber una buena historia, y sin importar el género, la narrativa avanza gracias al conflicto. Un relato sin conflicto simplemente no avanza, no se mueve y no nos mueve. De modo que una manera poderosa de generar una narrativa es encontrar el conflicto en una historia visual.

A continuación tenemos varias fotos con un poder enorme gracias a que en todas hay, de una manera u otra, conflicto. Y, regla de hora en la narrativa, donde hay conflicto hay drama. 

Planos de ubicación y planos de expresión

Pensemos, por un momento, que no estamos constreñidos a la tiranía de la foto única, es decir, el tener que contarlo todo con una sola foto. Con una serie de imágenes el tema se puede elaborar y  contar diferentes aspectos de la historia.

La siguiente fotografía de Sebastião Salgado la hizo en Serra Pelada en 1980. Es un relato visual contenido en una sola imagen. Vale la pena, al observar esta fotografía, el determinar en qué medida la distancia, el contexto y lo que ocurre en la foto afecta a la historia que está contando en un solo cuadro.

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Sebastião Salgado. Serra Pelada (1980)

Pero siempre hay que pensar que también podemos contar una historia con varias fotografías. En este caso el lenguaje cinematográfico nos será de enorme utilidad. Para contar una historia con diferentes imágenes siempre se puede iniciar de la manera más clásica: primero un gran plano general para ubicarnos. Luego irse acercando, siendo cada vez más específico. El plano de ubicación nos contextualiza, ofrece al observador elementos para descifrar lo que se está viendo. Y luego llegan los planos de expresión, cuando podemos ver los sentimientos de la gente. Incluso es el momento de ver detalles dentro de la escena. Después se puede jugar con el orden del relato, y si se quiere hacer algo propositivo podemos iniciar con planos de expresión y luego dar contexto.

Ya se revisó una fotografía de Serra Pelada por Salgado. Ahora veamos algunas fotografías de esta serie un orden que obedece a iniciar el relato con planos de ubicación y luego con planos de expresión.

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© Sebastião Salgado
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© Sebastião Salgado
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© Sebastião Salgado
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© Sebastião Salgado

Al contar una historia con varias fotos también puede iniciar con un plano de expresión, dese luego, pero pronto habrá que situar al observador. Hay que darle un vistazo a la escena inicial de la película Roma de Alfonso Cuarón. ¿Inicia con un plano de ubicación? No, todo lo contrario, es un plano detalle de un piso que está siendo lavado. Pero, Cuarón ha de ubicarnos, nos debe situar en la escena y hay un momento en el que entendemos que estamos en el patio de una casa. Este párrafo es un excelente pretexto (como si hiciera falta) para volver a mirar con atención esta escena de la película, o Roma entera ¿Por qué no?

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Fotograma de «Roma» (Alfonso Cuarón, 2018)
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Fotograma de «Roma» (Alfonso Cuarón, 2018)

Hay que encontrar la distancia

La vida fotográfica es una serie interminable de resoluciones, pero aún antes de encuadrar, la primera decisión es la distancia a la que se hará la foto, y otro elemento fundamental que alterará la manera de ver la foto: la óptica.

Ya recordamos que Henri Cartier-Bresson urgía a jamás usar un objetivo que no fuera de 50mm. Eso está bien cuando se hace fotos como las suyas, y cuando se es un pelitín tímido como él (o bueno, quizá porque simplemente no quería interferir en la escena, concedámoslo). Pero también genera una cierta lejanía.

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Henri Cartier-Bresson

Por otro lado, está quien se acerca demasiado y elimina el contexto.

Otro problema: hoy en día están muy en boga los grandes angulares de 24 o 28mm y aún peor, los súper grandes angulares de 16mm (cortesía de la ola de las Go-Pro). Y eso sí que nos da contexto; pero los detalles se eliminan, todo luce pequeñito en la escena y el punto de interés corre el riesgo de perderse.

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Un caso interesante es el del colectivo brasileño Midia Ninja: Fotográficamente exigen imágenes noticiosas, informativas, hechas con un 24 o 28mm. Y la razón es para obligar a sus fotógrafos a acercarse mucho, físicamente, para que la imagen tenga un punto de interés contundente y, mucho ojo, al mismo tiempo suficiente contexto. Un punto complicado para un principiante no cabe duda, pero una gran idea para un fotógrafo más experimentado.

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© Midia Ninja

De modo que una clave crucial en fotografía es encontrar la distancia que nos viene bien. Esa es una elección personalísima del fotógrafo, y no puede obedecer a una regla fija. El fotógrafo requiere de flexibilidad para actuar. Se pueden lograr fotos cercanísimas, íntimas y maravillosas como aquella imagen que hizo Alexander Rodchenko de su madre, y también fotos de gran sustancia como aquellos planos generales panorámicos de Salgado en Serra Pelada.

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Alexander Rodchenko. Retrato de su madre Olga Evdokimovna (1924)
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Sebastiao Salgado. Serra Pelada (1980)

Pero, tarde o temprano, el fotógrafo irá encontrando su distancia, la que le viene bien, la que suele usar y con la que logra las fotografías que quiere.

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Si lo que importa es acercarse, veamos qué ocurre con este retrato de Picasso por Arnold Newman si se elimina el contexto.

 

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Arnold Newman. Retrato de Pablo Picasso (1956). ¿Qué papel juega el contexto en este retrato?

Como siempre, la sabiduría popular tiene la respuesta: En la distancia fotográfica, ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre. Por eso, tampoco se debe seguir el consejo de Robert Capa a ciegas; con el tiempo cada uno va encontrando su distancia, aquella en la que siente que logra esa armonía entre expresión y ubicación y, al mismo tiempo, no teme acercarse o alejarse dependiendo de lo que la escena exija y lo que se busque comunicar.

De la distancia física a la emocional

Además de la distancia física, también es necesaria una conexión con el sujeto o motivo fotográfico que no puede establecerse con una cinta métrica, y se trata de la distancia emocional. Dice Alberto P. Puyal que “…hay que mancharse las manos con el tema que trates.”[2] Es una recomendación enormemente acertada: Si queremos crear grandes fotos, hay que mojarse, no solamente probar el agua con un dedo sino tirarse el chapuzón. Porque cuando hay distancia emocional, también se nota en la fotografía. Muchos grandes fotógrafos como Graciela Iturbide,  o Josef Koudelka generan una conexión cercanísima con sus sujetos mucho antes de sacar la cámara. La propia Iturbide confiesa que muchas veces se le ha ido la foto por estar conversando. Cuando el tema no interesa, las fotografías acaban siendo huecas, sin sustancia. En cambio, si el sujeto tiene una conexión cercana con el fotógrafo, la imagen cobra una densidad particular.

Además, esta conexión puede ser tanto positiva como negativa. Indudablemente que amar el sujeto que tratamos con la cámara tiene un nivel de conexión. Sin embargo, la indignación o incluso la repulsión a un tema también implica una cercanía emocional. Por ejemplo, cuando Lewis Hine o Jacob Riis hicieron sus fotografías de menores en fábricas, el primero, o de los muladares neoyorkinos del siglo XIX, el segundo, son fotografías de denuncia que enlazan emocionalmente al fotógrafo con el sujeto.

Creo, además, que cuando se hacen fotografías de un motivo que nos provoca conflicto hay dos grandes ventajas: Primero, la respuesta emocional es visceral, inmediata, inconfundible. La segunda es que las fotografías generan fricción. Una foto linda puede irse a un calendario y olvidarse rápidamente, pero una fotografía donde hay conflicto y fricción es perdurable. Pensemos en las imágenes de Diane Arbus, son fotos que «rechinan». No son imágenes facilonas, pero se nos quedan grabadas en el ADN. Dice la sabiduría popular que lo contrario del amor no es el odio, sino la indiferencia, y eso aplica perfectamente a la fotografía.

La fotografía es un lenguaje

La fotografía tiene una gramática, una sintaxis, unos ingredientes si se quiere pensar en un símil culinario. Pero, de esos ingredientes, a veces es fácil olvidar que todo inicia, incluso antes de llevarse la cámara al ojo, con la posición, la distancia, la longitud focal, y luego, a encuadrar. Pero eso, como dicen, es otra historia.


ocn2* Por Óscar Colorado Nates,
(Ciudad de México, 1969)

Académico, crítico, analista y promotor de la fotografía.

Doctor cum laude en Ciencias de la Documentación por la Universidad Complutense de Madrid y master en Narrativa y Producción Digital por la Universidad Panamericana (Cd. de México) donde es Investigador de Tiempo Completo y Profesor Titular de la Cátedra de Fotografía Avanzada así como Docente de Posgrado en Narrativa y Nuevas Tecnologías

Autor de libros como Fotografía 3.0; El Mejor Fotógrafo del Mundo; Instagram, el ojo del mundo; Fotografía de Documentalismo Social; Fotografía Artística Contemporánea; El Mejor Fotógrafo del Mundo Pensamientos Decisivos: 650 reflexiones fotográficas.

Miembro del Seminario de Imagen y Cultura, la Asociación Mexicana de Estudios de Estética, el Seminario Permanente de Análisis y Crítica Cinematográfica (SEPANCINE) y de The Photographic Historical Society (Rochester, NY), entre otras agrupaciones académicas.


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Notas

[1] Magnum Photos. «Robert Capa. American, b. Budapest 1913 – d. Indochina 1954 (Estate)» Recuperado de https://pro.magnumphotos.com/C.aspx?VP3=CMS3&VF=MAGO31_9_VForm&ERID=24KL535353 el 16 de marzo de 2019

[2] Vide infra sección de comentarios de este artículo.

30 comentarios sobre “ La distancia fotográfica”

  1. Ah qué buen documento has creado mi estimado Tocayo! se nota tu buena evolución y graduación en doctorado de la
    materia. Aplaudo y comparto este documento a quienes lo necesitan y que no pude describirlo con mejores palabras cuando intenté expresarlo en su momento. Ojalá lo tuvieses traducido al inglés por que mi comunidad de comegas es mucho muy amplia en el resto del
    mundo. Un abrazo!

  2. Excelente reflexión!! A mí en lo personal me gusta estar cerca del sujeto para no dejar lugar a dudas e intento encontrar ese equilibrio que mencionas entre contexto y sujeto. No sé si lo logro. Si algún día tienes tiempo, por favor, pásate por mi Instagram @mirabal.ernesto, me gustaría leer tu opinión sobre mis fotos. Un abrazo!!

  3. Los más difícil en cualquier aspecto del conocimiento es llegar a saber explicar de forma sencilla, y por tanto útil como punto de partida para reflexionar, aquello que tiene complejidad si pretendemos explicarlo todo. Qué difícil es encontrar en esta época tan llena de datos reflexiones, reflexiones que de verdad ayuden a entender, que te den la mano para andar una parte del camino, que te permiten ir creciendo con criterio en esto de la fotografía, donde tan fácil es perderse en lo superfluo. Gracias Óscar.

  4. Antes que nada mil gracias por todas tus publicaciones que sigo de cerca con mucho interés.
    Gervasio Sánchez fotoperiodista de guerra difiere de la interpretación que se le ha dado a la frase de Robert Capa ya que considera que este acercamiento al que él se refería es más empático y humano, que físico.
    Saludos apreciable Oscar.

    1. Estimada Costanza, muy interesante tu comentario porque, efectivamente, las fotografías donde hay acercamiento empático y humano, como lo apuntas, tienen un poder sin igual. De modo que lo que comentas es una aportación muy valiosa. Mil gracias y muchos saludos.

  5. Me ha encantado este artículo. Unos conceptos bien explicados y con ejemplos muy claros. Enhorabuena y muchísimas gracias por esta labor pedagógica que realizas de forma tan brillante.

  6. Buen artículo. Es la clave de la fotografía: un punto de interés. Sea la imagen que sea tiene que tener bien claro cuál es el punto de interés. Pero esto es igual en la literatura, el teatro o el cine; el punto de interés es el tema. No hay nada peor que preguntarnos de qué iba la película y no encontrar repuesta en una sola palabra o una sola frase.
    De todas formas Capa tenía razón; no quería decir que tu fotografía no es buena si no estás cerca sino que «si tu fotografía no es lo bastante buena…», es decir, que tal vez sí lo sea y no haga falta acercarse más.
    Yo tiro de 35 y 50 mm (en paso universal). Tengo también una premisa: «hay que mancharse las manos con el tema que trates», no puedes tratar un tema a lo lejos. Acércate al tema y lo comprenderás mejor.

    1. Alberto, me ha gustado mucho esa frase que compartes «hay que mancharse las manos con el tema que trates», y es que si queremos abordar lo que sea asépticamente y desde fuera, el resultado será lejano. De modo que me quedo con una idea que me gusta mucho a partir de tus comentarios: La distancia es física, pero también emocional. Agregaré algo de esto al post porque me parece, en verdad, muy valioso. Gracias por el comentario. ¡Un abrazo fuerte!

    2. Alberto, ya he incluido -a partir de tu interesante comentario- un apartado reflexionando, brevemente, sobre la importancia de la distancia emocional. Nuevamente te agradezco mucho el aporte y creo que, incluso, da para un artículo por si mismo.

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