Cristina Sousa entrevista a Óscar Colorado sobre su nuevo libro.

Óscar, el año pasado presentaste dos libros, Fotografía de Documentalismo Social y Fotografía Artística Contemporánea. Ahora inicias 2014 con Instagram, el ojo del mundo. Vayamos a las preguntas y respuestas:

 ¿Cómo fue que comenzaste a usar Instagram?

Siempre he sido un early adopter. Cuando surgió la lomografía de inmediato me conseguí una cámara Holga y con el auge de la fotografía digital busqué cómo emular los efectos de estas cámaras rusas y chinas, pero en digital. Lo hice con filtros físicos y el resultado fue bastante convincente.

Cuando aparecieron los smartphones de inmediato comencé a experimentar. Recuerdo muy bien que un amigo subió algunas fotos hechas con Hipstamatic y me subí al barco. Instagram fue, por supuesto, una evolución natural. Aunque debo confesar que no comencé de inmediato: hasta abril de 2012 hice mis primeras Instagrams, pero entre las clases, viajes y demás ocupaciones realmente no experimenté más.

Y el libro ¿Cómo surgió?

Revisando una convocatoria para un coloquio académico pensé que sería interesante presentar una ponencia sobre Instagram. Cuando comencé a investigar realmente no encontré mucho: La mayor parte de la información publicada eran exclusivamente tips e ideas para tener más followers y utilizar comercialmente esta app, pero no trabajos serios o con un enfoque académico. Curiosamente encontré más material en portugués que en otros idiomas como inglés o español.

Instagram es un lugar común, pero se ha analizado poco. Por ejemplo, no hay tanta información sobre sus antecedentes, la lomografía y la app Hipstamatic. Desde luego el tema de los filtros siempre ha sido un punto álgido en los debates. Pero ¿Qué agregan o quitan los filtros? ¿Realmente cualquiera se vuelve fotógrafo gracias a Instagram? ¿Y por qué lucen tan bien las imágenes y es tan fácil engancharse? Son preguntas a las que valía la pena responder, y que había que estudiar más a fondo. El libro procura responder a estas inquietudes.

¿Hay algo nuevo bajo el sol, o Instagram es una variación de elementos que ya existían?

Instagram como tal no es innovador per se: Redes sociales ya las había antes, ahí están Friendster, MySpace, Facebook o Twitter como antecedentes. Como app ya había un precedente, Hipstamatic para agregar filtros, y en lo estético ya teníamos la lomografía.

Creo que la clave no está en la parte sustantiva (el qué) sino en la adjetiva (el cómo). Es parecido a lo que ocurrió con el iPhone y el iPad de Steve Jobs. La tecnología para construir un smartphone o una tablet ya existía desde hacía un buen tiempo, pero la manera en la que la implementó el CEO de Apple era absolutamente nueva.

Instagram tiene la gran virtud de hacer muy bien lo que promete y brindar una facilidad suprema: haces una foto, le agregas un filtro y la compartes. Eso tan simple le ha dado grandes dolores de cabeza a otras apps.

Hay aplicaciones con mejores filtros, pero para el gran público es más que suficiente. Nadie tiene una red social del tamaño de Instagram y sigue creciendo. Por supuesto que hay miles de opciones en la iTunes Store, pero al final del día ninguna está tan bien implementada y, lo más importante, ninguna ha sido adoptada por tanta gente. Sin sus 150 millones de usuarios Instagram sería un programita para agregar filtros y ya. Y ni siquiera el mejor. Pueden haber mejores, pero si todos tus amigos están en Instagram, ¿con quién y dónde vas a compartir tus fotos?

Zuckerberg ofreció mil millones de dólares por Instagram. ¿Tratas este asunto en el libro?

Por supuesto, de hecho es el primer capítulo y es un auténtico cuento de hadas a lo Silicon Valley. Por supuesto que no solamente explico el proceso, sino también en mi investigación indagué sobre por qué el dueño de Facebook compró a un precio récord una empresa de un puñado de personas y, lo más sorprendente, que realmente nunca ha generado ni un centavo de ganancias. La historia completa está en el libro.

¿Qué ha cambiado desde que Instagram fue adquirida por Facebook?

Mucho y nada. Mucho porque ahora el dueño es Mark Zuckerberg y eso ya es decir bastante. Nada porque prometió que los creadores originales, Kevin Systrom y Mike Krieger, siguieran al frente de la empresa. Han trabajado mucho en pulir la interfaz, simplificar procesos, mejorar la ingeniería. Es una app increíblemente rápida y eso se debe a un cuidado trabajo «tras bambalinas». Sin embargo el Señor Zuckerberg no extendió la chequera como la Madre Teresa de Calcuta. Espera el retorno de su inversión y no permitirá que nada la ponga en peligro. ¿Qué repercusiones tendrá eso? Realmente no lo sabemos hoy. Por el momento Instagram se sigue manejando como una entidad independiente en muchos sentidos, pero ahora tiene la infrastructura tecnológica de Facebook, que ya es decir mucho.

¿Para quién es esta obra? Es solo para quienes usan Instagram, para sociólogos, o cuál es el enfoque?

Por supuesto, para fotógrafos, quienes siempre queremos mejores cámaras, objetivos más caros. En el fondo siempre tenemos la creencia subyacente de que una mejor cámara nos hará crear mejores fotos. Y de pronto llega una app que parecería volver fotógrafo a todo el mundo. ¿Qué ocurre? ¿Cuál es la potencialidad de este programa? ¿Dónde están sus limitaciones? ¿Qué agrega? ¿No es una tomadura de pelo porque lo que se supone que realmente cuenta es la fotografía directa, sin efectos?

Me parece que los primeros interesados en conocer las respuestas a estas interrogantes somos los propios fotógrafos. Por supuesto que cualquier persona puede aprovechar el contenido del libro, pero seguramente los fotógrafos le sacarán más partido.

No dudo que el libro pudiera ser de interés a sociólogos, el capítulo dedicado a las redes sociales hurga en los orígenes de las conexiones humanas en comunidad y cómo los medios sociales son más naturales de lo que pudiera pensarse en un principio. No es un libro para especialistas, pero siento que los fotógrafos lo aprovecharán aún más.

¿Por qué un fotógrafo e investigador se interesa en profundizar en la fotografía vernácula hecha con dispositivos que ni siquiera son cámaras fotográficas en forma? ¿Qué no existe cierto recelo o desprecio de quienes se erigen en fotógrafos teléfono en mano y unos cuantos filtros para la postproducción?

Sobre la fotografía vernácula, me parece un tema absolutamente apasionante. Toda fotografía tiene un valor histórico, social, cultural, simbólico, sígnico… y la fotografía casual es un género que de alguna manera sintetiza el espíritu humano. El hecho de que la fotografía sea tan accesible y aparentemente sencilla ha provocado que existe hoy un recuento de nuestra civilización sin precedente, y todo se debe a la fotografía vernácula. Instagram es la Brownie o la Instamatic del nuevo milenio. El teléfono móvil se ha convertido en el acompañante perpetuo y en el medio más efectivo para capturar el devenir cotidiano. Por supuesto que puede haber un cierto recelo a quienes se erigen en fotógrafos por tener una cámara en el teléfono móvil.

Lo que también es cierto es que no toda fotografía hecha con Instagram es absolutamente maravillosa.

El smartphone tiene por esencia muchas limitaciones, comenzando por el tamaño del sensor y la óptica. Muchas fotografías con luz menos que óptima resultan terribles. Si se saca de la pantalla de 640×640 píxeles las fotos de Instagram de inmediato se pueden encontrar muchos errores inapreciables en el display del móvil, pero que al imprimir aparecen. Sin embargo esto también cuestiona: ¿Para qué hacía falta entonces una cámara tan cara?

Claro está que hay necesidades fotográficas específicas que demandan tipos distintos de cámaras y objetivos, no es casual que existan equipos demencialmente caros. Sin embargo la gran virtud del smartphone es su accesibilidad y ubicuidad, siempre lo llevamos a la mano. Pero también hay que reconocer que muchas fotos se nos van porque la app no se abrió lo suficientemente rápido, o porque el sujeto resultó tan movido que la fotografía nunca se compartió. La mayoría de la gente desecha estos fallos y solamente muestra lo que le gusta.

La cámara en el móvil tiene muchas limitaciones, y también Instagram con sus filtros, sin embargo es una herramienta con potencialidades. Hay muchos fotógrafos importantes con cuentas de Instagram como Alec Soth. Me gusta mucho ver las fotos de Mario Testino en Instagram: uno se da cuenta que la gran súper estrella de la fotografía de modas es tan común y corriente como cualquiera aunque claro, cuando Mario sube una foto de su última fiesta, aparecen sonriéndole Óscar de la Renta y la Reina Sofía.

Otro ejemplo es el del artista chino Ai Weiwei, quien también le hace fotos a su hijo, al gatito y al plato de comida que engullirá igual que todo el mundo. Su cotidianidad es como la tuya o la mía, pero tiene algo realmente fascinante.

Estoy convencido de que Instagram es, en definitiva, un gran democratizador de la fotografía. Y hay a quien eso de las democracias no le hace gracia.

La portada es un collage de obras de arte y fotos de Instagram alrededor de temas recurrente. ¿Cuál es su origen? ¿Nos puedes hablar al respecto?

Forma parte de un proyecto que surgió con el libro. Mientras lo escribía decidí hacer una broma en Instagram y subir mis «selfies» favoritas, pero hice un políptico con autorretratos de Durero, Rembrandt, Frida Kahlo y Van Gogh. De ahí creció el proyecto y exploré otros temas como gatitos, perritos, globos, bicicletas, tazas de café, comida… La idea era encontrar estos temas en pinturas de artistas renombrados y la sorpresa es que ellos trataban los mismos temas de Instagram. Terminé con un mosaico de 115 x 230 cms, y una reflexión sobre el arte, Instagram, los clichés, la cotidianidad y los arquetipos. En la portada del libro aparecen algunas de las fotografías del políptico.

 

Todo el mundo parece estar en la ola: empresas, políticos…

Sí. Desde Nike hasta Barack Obama pasando por Justin Bieber y las Kardashian. Las empresas fueron las primeras en ver el auténtico potencial de la app. Hoy más del 85% de las marcas ya tienen presencia en esta nueva red social.

¿Y el fotoperiodismo? ¿Lo ha alterado Instagram de alguna manera?

¡Todo un tema! Le dedico un capítulo entero porque ya han habido medios como la revista Time y el periódico The New York Times que han publicado fotografías hechas con Instagram en sus portadas y esto ha provocado toda una revolución en el mundo de la fotografía informativa.

¿Qué opinas de Instagram como red social?

Creo que ahí está la auténtica fortaleza de Instagram. En el libro le dedico bastante espacio a comprender mejor las redes sociales, que son tan viejas como la humanidad misma. Lo que se ha desarrollado más en el nuevo milenio son los medios sociales. En el recuento histórico reviso desde las tablets romanas, auténticas predecesoras del iPad o los coffee houses londinenses del siglo XVII. Mientras investigaba me pareció absolutamente fascinante. El libro es una  manera de compartir todo lo que encontré sobre estos medios que hoy damos por hecho.

¿Instagram llegó para quedarse?

Nada está escrito en tinta. MySpace tuvo su momento de gloria y hoy es historia. Como dicen los muchachos: «ya fué». Lo mismo Friendster. Incluso Flickr está luchando por sobrevivir. En los medios sociales me queda muy claro que «camarón que se duerme, se lo lleva la corriente.» Si Kevin Systrom y Mike Krieger, fundadores de Instagram no se avispan, les puede ocurrir lo que a los creadores de Hipstamatic.

¿Por qué comenzaste con el formato electrónico? ¿No habrá edición impresas?

Por supuesto que habrá edición impresa, pero he querido publicar cuanto antes la edición electrónica porque es mucho más rápido y eficiente para difundir. Muchos de los lectores de ÓscarEnFotos.com están en España, Argentina o México y el formato electrónico les permite contar con el material sin tener que moverlo físicamente.

Decidí publicarlo en formato Kindle de Amazon porque hay tiendas locales en España y México e incluso desde cualquier lugar del mundo se puede adquirir en la tienda de Estados Unidos. También me gusta el formato de Kindle porque se puede leer en un browser, con la aplicación de la computadora, en una tablet o incluso el teléfono. Me parece un formato fantástico y lo uso mucho cuando investigo, así que pensé ponerlo a disposición del público primero en electrónico.

La editorial está en este momento en el proceso de maquetación y espero que en un mes, más o menos, esté disponible la edición en papel.

¿Qué sigue de Instagram? , ¿algo que no imaginamos hoy?,  ¿la convergencia de varios elementos existentes?

Desgraciadamente hoy no traje mi bola de cristal. Siempre se busca the next big thing. Nadie lo sabe. El único que parecía tener esa clase de respuestas era Steve Jobs y ya no está aquí. Y, pensándolo bien, no es que pudiera ver el futuro, sino que sabía cómo crearlo, cómo moldearlo. Quizá deberíamos hacer lo mismo con nuestra fotografía: convertirnos en the next big thing.

Instagram, el ojo del mundo está disponible ya  para Kindle de Amazon.